Platón: Conocimiento Innato y la Teoría de las Ideas en el Fedón

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Introducción a la Teoría de las Ideas

Nos encontramos ante un fragmento del Fedón, escrito por Platón, donde se desarrolla una conversación entre Sócrates y Simmias. El problema principal que presenta el texto es la existencia del conocimiento de la teoría de las Ideas, en particular, la idea de lo igual en sí mismo. Simmias sostiene que lo igual en sí mismo es una idea perfecta, inmutable e inmaterial que no se encuentra en los objetos materiales.

Diferenciación entre lo Sensible y lo Inteligible

En el texto, se diferencia claramente entre lo sensible y lo inteligible. Lo sensible se refiere a los objetos materiales, cambiantes e imperfectos, que son copias de los modelos de las Ideas. Por otro lado, el mundo inteligible comprende objetos inmateriales, inmutables y perfectos, que son las Ideas, entre ellas la Idea del Bien, la Justicia y la Belleza. En este contexto, lo igual en sí mismo se refiere a los objetos del mundo inteligible, la idea de lo inmutable y perfecto.

La Intuición como Medio de Conocimiento

Se menciona la intuición como un medio por el cual se puede extraer conocimiento a través del mundo sensible. La intuición juega un papel crucial, ya que lo igual en sí no proviene de los objetos sensibles, sino de la intuición de una realidad más elevada.

La Reminiscencia y el Conocimiento Previo

El conocimiento de lo igual en sí ya existía en nosotros antes de observar los objetos del mundo físico. Según la teoría de la reminiscencia, conocemos las Ideas, solo que las tenemos que recordar.

Cuestiones Fundamentales sobre el Conocimiento de las Ideas

El texto pretende responder a cómo conocemos las Ideas universales, como lo igual en sí, y cuál es su relación con los objetos sensibles del mundo material. Platón sugiere que lo igual en sí no deriva de los sentidos. Por lo tanto, el conocimiento de las Ideas se debe a un conocimiento de nivel superior, accesible a través de la razón. Además, está vinculado con la teoría de la reminiscencia, según la cual el alma recuerda las Ideas porque ya las conoció en una existencia anterior.

Profundización en la Teoría de la Reminiscencia

El Conocimiento de lo Igual en Sí

La idea principal del segundo fragmento es que el conocimiento de lo igual en sí, y de otras Ideas universales, no proviene de la experiencia sensorial de los objetos materiales, sino de un conocimiento previo que el alma ya poseía antes de entrar en el mundo físico. Platón sugiere que al ver objetos materiales “iguales”, reconocemos que no alcanzan la perfección de la igualdad absoluta, lo que indica que ya tenemos una noción previa de lo que es la “igualdad perfecta”, accesible solo a través de la razón y no de los sentidos.

La Imperfección de los Objetos Materiales

Platón argumenta que, al observar objetos materiales que parecen “iguales” (como maderos o piedras), reconocemos que estos no alcanzan la igualdad perfecta, que es una Idea eterna e inmutable. Este reconocimiento, según Platón, ocurre porque el alma ya tiene un conocimiento previo de lo igual en sí, no adquirido por los sentidos, sino recordado.

La Reminiscencia como Proceso de Recuerdo

Este argumento está intrínsecamente vinculado a la teoría de la reminiscencia, que establece que el alma, antes de encarnarse en el cuerpo, tuvo acceso directo al mundo de las Ideas o Formas. Al entrar en el mundo sensible, el alma olvida este conocimiento, pero, al entrar en contacto con los objetos materiales, lo recuerda o lo intuye, ya que estos objetos son solo reflejos imperfectos de las Formas perfectas. Así, el reconocimiento de la “igualdad perfecta” no es un proceso de aprendizaje a partir de la experiencia, sino un acto de recordar las Ideas universales que el alma ya conocía.

El Verdadero Conocimiento a través de la Razón

En este sentido, Platón afirma que el verdadero conocimiento no proviene de los sentidos, que solo nos ofrecen copias imperfectas del mundo real, sino del razonamiento y la reflexión, que nos permiten acceder al mundo de las Ideas. Al reconocer lo igual en los objetos materiales, estamos recordando una realidad trascendental que trasciende la experiencia sensorial, lo que refuerza la idea de que el conocimiento verdadero es, en última instancia, un acto de recordar las Formas eternas y perfectas.

El Conocimiento Innato y la Experiencia Sensorial

La Naturaleza Innata del Conocimiento

La idea principal del tercer fragmento es que el conocimiento de conceptos universales como lo igual, lo bello, lo bueno, lo justo, y otras Ideas, no se adquiere a través de la experiencia sensorial, sino que el alma ya poseía este conocimiento antes de nacer. Platón argumenta que, al entrar en el mundo físico, el alma olvida este saber, pero al interactuar con los objetos materiales, lo recuerda o intuye. Así, el conocimiento de las Ideas es innato y no derivado de la experiencia.

El Recuerdo de las Ideas Universales

En el fragmento, Platón refuerza la idea de que el conocimiento de las Ideas universales (como lo igual, lo bello, lo justo y lo bueno) es algo innato que el alma ya posee antes de nacer. Según Platón, no aprendemos estos conceptos a través de la experiencia sensorial del mundo, sino que el alma ya los conocía de antemano, y cuando estamos en contacto con objetos materiales, los recordamos. Al pensar en lo que es lo igual, por ejemplo, no estamos aprendiendo algo nuevo, sino recordando lo que ya conocíamos de una forma perfecta y eterna.

La Función de los Objetos Materiales

Además, Platón afirma que el conocimiento de estas Ideas es necesario para comprender correctamente los objetos del mundo físico. Las cosas materiales, como las piedras o los maderos, solo nos ofrecen una versión imperfecta de las Ideas; por lo tanto, es solo al recordar estas Formas perfectas que podemos reconocer y clasificar adecuadamente lo que vemos en el mundo.

La Teoría de la Reminiscencia y el Olvido

Por último, Platón introduce la teoría de la reminiscencia, que explica cómo el alma, al entrar en el cuerpo y nacer, olvida este conocimiento previo, pero cuando razonamos y reflexionamos, lo volvemos a recordar. De esta forma, el verdadero conocimiento no proviene de los sentidos, sino de un proceso de recordar las Ideas universales que ya conocíamos antes de entrar en el mundo físico.

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