Panorama del siglo XIII: Modernización, Regeneracionismo y Crisis en la Restauración

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En 1902, Alfonso XIII alcanza la mayoría de edad y finaliza la regencia de María Cristina. España vive una crisis política debido a la muerte de Cánovas (1897) y Sagasta (1903), lo que lleva a los partidos a luchar internamente por el liderazgo y facilita la aparición de nuevos partidos (socialistas, republicanos y nacionalistas), lo que agota el sistema canovista. Se vive un clima de violencia entre sindicatos, patronal y ejército debido al desastre del 98 y la guerra en Marruecos.

Entre 1902 y 1909 se dan los primeros intentos de revisión política para cambiar el sistema. El asesinato de Cánovas deja a Francisco Silvela como líder del partido conservador, quien forma gobiernos pero abandona la política en 1903, dejando a Antonio Maura. La situación se agrava debido a la crisis y a la negativa de Maura de dejar el gobierno a los liberales. El estallido de la Semana Trágica en Barcelona en 1909 acelera la crisis.

En Algeciras en 1906, España ejercía el protectorado en el norte de Marruecos. En 1909, miembros de las cabilas (tribus) atacan a trabajadores españoles y Maura envía tropas. Se ensaya un plan de movilización de reservistas y su incorporación en Madrid y Barcelona. Las protestas no son atendidas por Maura y las tropas embarcan en Barcelona, comenzando los incidentes el 18 de julio. En Barcelona, la organización Solidaridad Obrera, pseudoanarquista, hace un llamamiento a la huelga general el 26 de julio, a la que se suma la UGT. El gobernador civil decreta el estado de guerra y la situación se vuelve violenta: barricadas, vuelcos de tranvías, quema de conventos, enfrentamientos con la policía y huelgas. La ciudad queda aislada durante tres días, con luchas en las calles, muertos, heridos y destrozos. Después viene la represión, detenciones, procesos y condenas a muerte, como la de la Escuela Moderna de Ferrer Guardia, sin pruebas. Esto provoca protestas dentro y fuera de España y el rey provoca la dimisión de Maura. En 1909, le sucede el liberal Canalejas, regeneracionista, quien es asesinado por un anarquista en 1912, dejando a los liberales sin dirigente. El rey llama al conservador Eduardo Dato, pero los conservadores no aceptan y encabezados por Maura forman el partido mauristas, lo que divide a los conservadores. En 1917, estalla la crisis catalana con el movimiento de las juntas, en el que se unen la Lliga de Cambó, los republicanos de Melquiades Alvarez y de Lerroux, y el PSOE, para exigir una reforma política total. Dato cierra las Cortes y la UGT y la CNT convocan una huelga general. Finalmente, Alfonso XIII da paso a un gobierno de colaboración con Cambó y Maura. Sin embargo, el gobierno es incapaz de dar una solución y se suceden hasta 23 gobiernos en medio de la crisis política, agravada por las demandas de los obreros y campesinos por reformas laborales y cambios en la estructura de propiedad, así como por la cuestión de Marruecos.

Dictadura de Primo de Rivera

Tras la disolución de las Cortes, se forma el Directorio Militar presidido por Miguel Primo de Rivera, con el apoyo del rey. La reacción popular es favorable, ya que el sistema anterior era incapaz de resolver los problemas. En 1924, Primo de Rivera crea el partido La Unión Patriótica e intenta agrupar a los políticos que apoyan el nuevo régimen y devuelve el poder a los civiles. El Directorio Militar cambia a Directorio Civil en 1925, refrendado por el pueblo mediante un plebiscito. En 1927, se convoca la Asamblea Nacional Consultiva, que prepara y representa al gobierno y legisla sobre procedimientos para la normalidad. Sin embargo, la dictadura se arruina por su propia incapacidad. Se centra en afrontar la cuestión de Marruecos, echando tierra sobre el expediente Picasso y resolviendo el problema de la guerra en Marruecos. Primo de Rivera es partidario de retirar las tropas de las zonas conquistadas, pero Abd-el-Krim lanza un ataque a las posiciones francesas. El resultado es la colaboración de España y Francia. Los españoles desembarcan en la bahía de Alhucemas y los franceses atacan. El líder árabe se entrega a los franceses. La paz se logra en 1926, siendo el mayor éxito de la dictadura. En cuanto a la cuestión social, Primo de Rivera tiene dificultades frente al movimiento obrero, pero consigue la colaboración de los socialistas, aunque no de los anarquistas y comunistas. El PSOE y la UGT consideran la dictadura como provisional, sin embargo, algunos participan en las instituciones de la dictadura, como el caso de Largo Caballero, que entra en el Consejo del Trabajo tras la muerte de Pablo Iglesias en 1925. Los anarquistas partidarios del terrorismo disminuyen en España a favor del anarcosindicalismo. La CNT se enfrenta al Directorio. En 1926, se crea el Consejo del Trabajo (Organización Corporativa Nacional), con representación de obreros y empresarios, bajo control estatal, al estilo del sindicato de Mussolini en Italia. La UGT se presta, pero se retira y la CNT se niega, lo que hace que el proyecto fracase. La política económica es proteccionista e intervencionista, con la nacionalización de la industria y la regulación del mercado, limitando la competencia, fijando precios y limitando la instalación de nuevas fábricas. El gobierno estimula las obras públicas para favorecer el desarrollo industrial. A corto plazo, la política es positiva, pero a largo plazo genera una deuda pública que hereda la Segunda República. Ante la falta de apoyo de sectores de la sociedad, el ejército y el rey, Primo de Rivera dimite el 27 de enero de 1930. Después, el general Berenguer se hace cargo del gobierno y anuncia la vuelta al régimen constitucional de 1876 y elecciones generales. Es calificado como una dictablanda y un error. El republicanismo avanza entre los políticos tradicionales, los monárquicos liberales y conservadores, los nacionalistas, el movimiento obrero, los estudiantes, los intelectuales y el ejército. Los republicanos optan por la conspiración. En 1930, se reúnen en San Sebastián y firman un pacto en el que participan Lerroux (líder del partido Republicano Radical), Azaña (partido Reformista e intelectual) y Alcalá Zamora (quien se convierte en presidente del comité revolucionario). El levantamiento fracasa y los miembros del comité revolucionario son detenidos y encarcelados. Berenguer es incapaz y presenta su dimisión en 1931. Alfonso XIII encarga al almirante Aznar formar gobierno y convoca elecciones municipales. Tras las elecciones, se produce un cambio de mentalidad en el país. Alfonso XIII, en 1931, aconsejado por Romanones, lanza un manifiesto en el que comunica que deja el trono y se proclama la Segunda República el 14 de abril.

Segunda República y el bienio reformista

El comité revolucionario en San Sebastián se convierte en el nuevo gobierno provisional presidido por Alcalá Zamora. El mismo día se proclama la república en Madrid por Francesc Macià, líder de Esquerra Republicana de Cataluña, quien proclama en Barcelona la nueva República catalana independiente, lo que desautoriza al nuevo gobierno. En 1931 se celebran elecciones a las Cortes Constituyentes, en las que la mayoría es para la coalición de republicanos y socialistas. Elaboran un nuevo texto constitucional que busca la redistribución de la riqueza y la creación de un estado de bienestar, defendiendo el liberalismo. El sistema político es una república democrática bajo soberanía popular, con separación de poderes, un legislativo en manos de unas Cortes unicamerales elegidas por sufragio universal, incluyendo a las mujeres. El presidente de la República es elegido cada 6 años, y se establecen estatutos de autonomía para Cataluña y el País Vasco. Se declara una serie de derechos, como la libertad de expresión y asociación, derechos laborales, educación y cultura, igualdad de los cónyuges en el matrimonio, matrimonio civil y equiparación de derechos de hijos legítimos e ilegítimos. Se establece un Estado aconfesional que reconoce la libertad de conciencia y de cualquier religión. Esto desata una oleada anticlerical, con ataques al clero y quema de conventos. La Constitución es aprobada en diciembre de 1931 y el primer gobierno constitucional es presidido por Manuel Azaña, integrado por republicanos de izquierda y socialistas. La presidencia de la República queda en manos de Alcalá Zamora, conservador. El primer periodo de la República es el Bienio Reformista (1931-1933), después de la aprobación de la Constitución. Se destacan las reformas laborales impulsadas por el líder de la UGT y Ministro de Trabajo, Largo Caballero, que incluyen medidas como el seguro de enfermedad, vacaciones pagadas, jornada laboral de 8 horas y salario mínimo. También se intenta abordar la reforma agraria (1932-1933) para solucionar el problema de la redistribución de la tierra, pero no se aborda a fondo. El Instituto de Reforma Agraria expropia fincas a cambio de indemnización, pero la reforma empeora el clima social. Azaña lleva a cabo una reforma militar para reducir el número excesivo de oficiales y garantizar la lealtad al nuevo régimen. En agosto de 1932, el general Sanjurjo se pronuncia en Sevilla, pero al fracasar es detenido junto a sus compañeros. Se crea la Guardia de Asalto, un cuerpo encargado del orden público para sustituir al ejército. Se producen problemas religiosos, con quema de conventos e iglesias, lo que provoca que la iglesia y los católicos dejen de apoyar a la República. También hay problemas regionalistas, que dividen a la sociedad entre los que defienden la unidad de España (ejército, CEDA, carlistas o Falange y PSOE o PC) y los regionalistas de Cataluña y el País Vasco. En 1932, Cataluña obtiene su Estatuto de Autonomía (Generalitat) y en 1936 el País Vasco, bajo el PNV. En cuanto a la política educativa, se hacen mayores esfuerzos en la enseñanza primaria. La República culmina la evolución cultural de las generaciones anteriores, con la participación de pensadores como Ortega y Gasset, Azaña o Eugenio d'Ors, científicos como Gregorio Marañón o escritores como Juan Ramón Jiménez, Pérez de Ayala o Ramón de la Serna, además de los miembros de la Generación del 27. También se permite la participación de las mujeres en ámbitos culturales, como Rosa Chacel, Carmen Conde y María Zambrano. En septiembre de 1933, las maniobras políticas del Partido Radical de Lerroux para echar a los socialistas del gobierno, y los hechos de Casas Viejas (1933, Cádiz, donde los campesinos se sublevaron y atacaron a la Guardia Civil, lo que justificó el envío de la Guardia de Asalto, y un viejo anarquista se atrincheró en una casa con hijos, nietos y vecinos, desencadenando una represión en la que se incendió la casa y se ametralló a los ocupantes, asesinando a 12 hombres), rompen la coalición republicana. El PSOE rompe con Azaña y los anarquistas se alejan del juego político. Finalmente, Azaña presenta su dimisión y Alcalá Zamora convoca elecciones para noviembre de 1933.

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