Orígenes y Evolución del Ser Humano: Un Viaje a Través de la Prehistoria
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Una Larga Evolución
Resultado de muchas investigaciones, hoy en día se acepta que el hombre y los simios antropoides descienden de un progenitor común. Se supone, además, que no hubo un solo tipo de humano, sino varias estirpes, una de las cuales habría evolucionado hasta producir la especie moderna – denominada Homo sapiens sapiens – mientras que las restantes, después de una existencia más o menos larga, se extinguieron. Lo mismo habría sucedido a los simios, que serían el resultado de una larga evolución, parecida a la del hombre, cada uno con su respectiva línea evolutiva.
Los Australophitecus
Caminaban erguidos y su mano se había liberado de la necesidad de contribuir a la locomoción. Constituyeron el primer grupo innegable de homínidos – aparecido hace tres a cinco millones de años – y que existió, con todas sus limitaciones, hasta su extinción hace unos 500.000 años. África fue el principal foco donde se produjo esta evolución, mediante la cual los homínidos fueron adquiriendo diversos rasgos físicos e intelectuales. Si bien no es posible clasificar a los Australophitecus dentro del género Homo, ellos presentan, sin embargo, suficientes caracteres para considerarlos pertenecientes a la familia de los homínidos, dentro de la cual integran una subfamilia. La familia de los homínidos comprende a los hombres actuales y a los hombres fósiles, así como también a formas que aún no se pueden considerar propiamente humanas, pero que, al presentar caracteres humanos, anuncian la aparición del hombre. El Australophitecus era omnívoro, vivía de los productos de la tierra y usaba herramientas primitivas, como un trozo de hueso partido. Su bóveda craneana era excesivamente deprimida, lo que le da un aspecto más simiesco que humano. Era de complexión frágil y escasa estatura; el más alto de ellos, llamado Zinjanthropus, no debía alcanzar 1,50 metros. Un representante de este grupo fue descubierto en 1959 por el antropólogo inglés Louis Leakey, y se ha calculado que vivió hace 1.750.000 años en África oriental.
Homo Habilis
También en la región de África oriental y aproximadamente en la misma época – hace más de un millón de años – se encontraron restos fósiles de otro ser con características humanoides: el Homo habilis, descubierto por el mismo Leakey entre 1960 y 1963. El Homo habilis es el fósil más antiguo clasificado en el género Homo; su mano era capaz de fabricar utensilios, algunos de los cuales han sido localizados junto a osamentas. Esto demuestra que se trataba de seres humanos, ya que solo el hombre es capaz de modificar el medio y crear herramientas.
Homo Erectus
El Homo habilis debió de coexistir con otros homínidos más evolucionados, los cuales, por la estructura de su esqueleto, nos permiten hablar de un nuevo grupo denominado Homo erectus, en razón del fémur típicamente humano que en él es posible observar. Este indica que había alcanzado ya una posición vertical, imperfecta todavía en el periodo precedente. Asimismo, en el Homo erectus se aprecia un aumento de la capacidad craneana. En 1891, el médico y antropólogo holandés Eugène Dubois desenterró en Java los primeros restos de este tipo de hombre primitivo, que existió hace alrededor de unos 500.000 años atrás y llamaron hombre de Java. Un poco más reciente, de hace unos 360.000 años, es el hombre de Pekín, cuyos restos se encontraron cerca de esa ciudad. Utilizaba herramientas de piedra; sus mayores logros conocidos fueron el conocimiento y posterior uso del fuego y, muy probablemente, el de vivir en comunidades más amplias que las familias: las tribus.
El Hombre de Neanderthal
Bastante tiempo después apareció el hombre de Neanderthal. De gran cerebro, es ya un verdadero ser humano; sin embargo, se diferencia del hombre actual por tener frente huidiza y carecer de mentón. Es el primer ejemplar de la especie Homo que haya merecido el apelativo de sapiens. Vivió preferentemente en Europa hace 50.000 a 150.000 años, y existió también en algunas regiones de África y Asia. El hombre de Neanderthal es el arquetipo de hombre de la Edad de Piedra; agudizó su ingenio y aprendió a cobijarse en cuevas naturales, se vestía con pieles y se ayudó con herramientas y con armas pétreas – es decir, hechas de piedra –. En realidad, este fue el primer hombre que dejó una huella cultural en la historia de la humanidad. Él realizó los primeros entierros y las primeras manifestaciones artísticas. Se extinguió por motivos no bien determinados, probablemente por incapacidad de adaptarse a los cambios climáticos que se estaban produciendo.
El Hombre de Cro-Magnon
A las formas más tardías del Neanderthal, siguió el hombre de Cro-Magnon, hace unos 30.000 años. Fue un hombre alto y de facciones muy parecidas al actual; con él hizo su aparición en la historia el Homo sapiens sapiens. Vestía abrigo de pelo, calzado de piel y una faja de cuero; su vivienda y útiles revelaron ya un notable avance respecto a sus predecesores. Fue el creador de un excelente arte rupestre, objetos de adorno e incluso joyas; algunos indicios sugieren que poseía creencias religiosas y que hablaba una lengua.
La Prehistoria: Todo Cambió con la Escritura
Nuestro planeta tiene su propia historia y esta se ha desarrollado durante cientos de millones de años, en los cuales la superficie terrestre ha sufrido numerosas transformaciones. El comienzo de la aventura del hombre sobre la Tierra ha sido llevado a remotas fechas, sin que haya consenso entre los científicos para determinar si ese inicio se sitúa hace 6, 4 o 2 millones de años. No ha sido posible establecerlo con exactitud y se han encontrado muy pocos indicios de las huellas de los primeros hombres. El periodo inmenso y oscuro desarrollado desde los orígenes de la humanidad hasta la invención de la escritura se denomina prehistoria.
Un Hecho Trascendental: La Invención de la Escritura
La invención de la escritura es considerada muy importante para la vida de los seres humanos, ya que les permitió comunicarse en forma escrita. Además, la escritura se transformó en un instrumento fundamental para el conocimiento del pasado, ya que gran parte de lo que sabemos sobre los hombres de otras épocas lo conocemos por medio de los testimonios escritos que ellos dejaron y que se han encontrado. La escritura nació y se desarrolló entre los pueblos del antiguo Oriente: los sumerios y los egipcios fueron los primeros en poner por escrito signos en tablillas de arcilla. Sin embargo, la duración de los tiempos históricos parece casi insignificante, pues su magnitud es 15 o 20 veces menor frente a la inmensidad de la prehistoria. Es como si de la vida de un hombre de 60 años solo conociéramos de manera precisa los últimos 4 o 5 años.