Orígenes y Evolución de la Historiografía Griega: Heródoto, Tucídides y Jenofonte
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Orígenes de la Prosa Histórica Griega
La prosa griega nace en Jonia (Asia Menor) en el siglo V a. C. con un género nuevo: la historia. Sus orígenes se encuentran en los relatos de viajes, llamados periplos, en los que se narraban costumbres de países lejanos, que servían de guía a navegantes y mercaderes. La historiografía griega lleva consigo una visión del mundo racionalista, donde el historiador debe justificar el porqué de los hechos ocurridos. El término historia, para los griegos, era el conocimiento adquirido por descubrimiento personal y la búsqueda o investigación de un escritor sobre algo que sucedió. Los escritores de estos relatos intentaban narrar los acontecimientos con cierta claridad. A partir de esto, sabemos que se abrió camino hacia una forma de escribir historia como fruto del espíritu racionalista griego que, desde Jonia, se extendía a otros lugares.
Existe una gran diferencia entre las obras que siguen la tradición de los mitos, como las de Heródoto, y las de los autores posteriores, que son más racionalistas. En general, los historiadores griegos intentan extraer lecciones morales de cada una de sus obras, y también saben que cuentan con un público al que dirigen sus obras. Entre los autores más importantes de la historia griega, se encuentran Heródoto, Tucídides y Jenofonte.
Principales Historiadores Griegos
1. Heródoto (484 – 425 a.C)
Nació en Halicarnaso y es considerado el “padre de la Historia”. Después de varios viajes, llegó a Atenas, donde conoció a Pericles y su círculo. Heródoto fue aún más conocido por escribir su “Historiae” o “Los Nueve Libros de Historia” (cada libro dedicado a cada una de las nueve musas: Clío, Talía, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Terpsícore, Erato, Calíope y Urania), que fue escrito hacia el año 444 a.C. Esta obra tiene como objetivo narrar los enfrentamientos entre griegos y persas y, en concreto, las Guerras Médicas, vistas como el gran conflicto entre Asia y Europa. Un primer paso hacia la objetividad es que, cuando se encuentra varias versiones sobre un mismo hecho, no se queda con la que a él le parece más verosímil, sino que las presenta todas, advirtiendo de que lo que narra no lo ha presenciado él. Heródoto se mueve entre el mito y la historia. Su obra tiene el mérito de ser la primera gran obra literaria en prosa y los defectos de todo pionero.
2. Tucídides (460 - ¿396? a.C)
Historiador griego nacido en Atenas, del cual conocemos poco; incluso desconocemos las fechas exactas de su nacimiento y muerte. Su padre era un propietario de minas y su madre pertenecía a la nobleza tracia. Tucídides se centra en la Guerra del Peloponeso: las rivalidades bélicas mantenidas entre atenienses y espartanos con sus respectivos aliados durante 67 años de forma interrumpida y que, en última instancia, acabó por destruir la libertad e independencia de las ciudades griegas. Planificó la obra de acuerdo con un orden cronológico puro. Esta actitud supone un orden racional de los acontecimientos, sin detenciones ni saltos atrás, sin las digresiones de la historiografía anterior. Cada libro se ocupa de los sucesos de tres años, y los de cada año se dividen en dos series: los de verano y los de invierno.
Y eso no es lo único, ya que, en su Historia, analiza los hechos buscando las razones profundas de los mismos, entrando en causas personales de los políticos y sus ambiciones. Para ello, introduce a veces discursos ficticios para exponer las motivaciones de los personajes históricos. La historia de Heródoto es una Historia Universal, pues, superando el marco local de las antiguas crónicas jonias, busca una explicación del conflicto entre griegos y persas. En cambio, la historia de Tucídides es, esencialmente, una historia contemporánea, centrada en su patria, Atenas, aunque sin excluir a los otros actuantes del conflicto. A diferencia de Heródoto, no le interesa el pasado, sino en la medida en que este pueda hacer comprensible el presente.
3. Jenofonte (428 – 354 a.C)
Historiador ateniense, discípulo de Sócrates y continuador de Tucídides. Participó en la vida militar griega de la primera mitad del siglo IV a.C. (Expedición de ayuda a Ciro el joven, aspirante a rey de los persas, como cuenta en su Anábasis; su colaboración con el rey espartano Agesilao). Jenofonte escribió sobre los muchos asuntos que le facilitaba su experiencia. Vive gran parte de su vida en Esparta, cuya sociedad admira. Gracias a Sócrates, que produjo en él una profunda impresión, escribió tres libros de recuerdos. Pero no tuvo un verdadero talento filosófico y parece haber malinterpretado a Sócrates en la misma medida en que lo admiraba. Entre sus obras históricas hay que destacar:
- Anábasis o Expedición de los Diez Mil: Las aventuras del ejército de mercenarios griegos que fueron a ayudar a Ciro el Joven. El propio Jenofonte tuvo que dirigir la retirada de este ejército al morir Ciro a través del Imperio Persa.
- También escribió una Ciropedia, es decir, “educación de Ciro”, en la que muestra su admiración por éste y por las costumbres de los persas.
- Helénicas: pretendía continuar la obra de Tucídides, es decir, continuar la historia de Grecia tras la Guerra del Peloponeso.
- La Constitución de los Lacedemonios: Jenofonte fue siempre un gran admirador de la sociedad espartana, tan tendente a lo militar.