La Oratoria en la Antigua Roma

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Oratoria y Abogacía

Los oficios más prestigiosos para la mentalidad romana eran los relacionados con la política y con el derecho: magistrado, abogado, jurisconsulto.

Oratoria y Abogacía

La figura del abogado y sus funciones no eran las mismas que en la actualidad. El litigante ante el tribunal del pretor, debía presentarse personalmente y plantear la causa: el abogado no podía representarle. Era más bien un acompañante, alguien que abogaba por él y que, una vez iniciado el juicio ante el juez o jurado, tomaba la palabra en lugar de su defendido. En los primeros tiempos de la República, la advocatio era una de las obligaciones de todo patronus hacia sus clientes. Estaba prohibido cobrar por el ejercicio de esta función. Se ganaban fidelidades y prestigio. En la época imperial, se fijaron unas “minutas” y se constituyeron los primeros colegios. Un abogado era esencialmente un orador, un experto en el ars discendi. La fundamentación jurídica de la causa no era tarea suya: correspondía al jurisconsulto. Hubo oratores muy famosos, uno de los más grandes es Cicerón, que dominaba ambas facetas.

Oratoria y Política

La política estaba relacionada con la función de abogado. La abogacía era el trampolín para conseguir los apoyos. Por otra parte, las causas en que intervenían los abogados tenían con frecuencia un marcado carácter político. El aspirante a político debía saber defender su candidatura ante la Asamblea del pueblo. Una vez en el ejercicio de su cargo, debía ser un hábil orador para sacar adelante sus propuestas ante la Asamblea o el Senado y defenderse de los ataques de la oposición. Después de un año, debía responder del ejercicio de su función, y como miembro del Senado participar con brillantez en sus debates. Las asambleas del pueblo fueron eliminadas. El Senado se convirtió en una cámara en que no estaban permitidas las discrepancias ni los apasionamientos. La controversia política fue sustituida por el asentamiento y la adulación al princeps. Las piezas oratorias más brillantes fueron los panegíricos.

Oratoria y Literatura

Oratoria y Estilística El origen de la técnica literaria es el mismo de la oratoria: la retórica griega. La literatura empezó a hacerse cada vez más retórica, tanto en prosa como en poesía. En la literatura greco-latina, la diferencia entre prosa y poesía, en lo que al empleo de recursos estilísticos, era mucho menor que en las literaturas modernas. Los escritores romanos adoptaron esas técnicas con verdadero entusiasmo. Los grandes autores romanos habían pasado por escuelas de retórica y muchos se habían ejercitado como oratores o tenían una brillante carrera política. Y sus obras han constituido a partir de entonces, la mejor escuela para el estudio de la estilística literaria. La Oratoria, Género Literario Los oradores romanos empezaron a publicar sus discursos, la oratoria se convirtió en uno más de los géneros literarios en prosa. El caso más significativo es el de Cicerón, considerado como el romano más representativo, pronunció infinidad de discursos. Se conservan más de cincuenta. Los hay de tipo judicial y de tipo político. Coincidiendo con la muerte de Cicerón, se produjo la desaparición del sistema de libertades. Esto se trasladó a la oratoria, como género literario. De los discursos más famosos de esta época destaca una colección de panegíricos; el más famoso es el dedicado por Plinio e Joven a Trajano. A final del Imperio, la oratoria brillará sobre todo en el ámbito eclesiástico. Los discursos no se llamarán orationes sino sermones. El Discurso Histórico Otra manifestación de la relación entre oratoria y literatura es la costumbre de incluir discursos en obras de otros géneros literarios. La frecuente inclusión de discursos políticos y arengas militares en sus obras es una de las características de los historiadores romanos. La mayoría eran inventados o reconstruidos. Formaban parte de la caracterización psicológica de los personajes y eran una demostración de la habilidad literaria del historiador. Uno de los ejercicios habituales en las escuelas de retórica consistía en ponerse en el lugar de personajes históricos famosos y construir discursos que ellos podrían haber pronunciado. Las versiones de algunos de estos discursos llegaron a ser famosísimas.

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