La oposición al sistema de restauración en España
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Introducción: El sistema de restauración estuvo basado en el monopolio político de dos partidos: el Partido Liberal con Sagasta y el Partido Conservador con Cánovas, sin cabida para otras tendencias políticas. Existían otras fuerzas políticas que intentaban participar parlamentariamente, las principales eran los nacionalismos catalán (Lliga Regionalista) y vasco (PNV), el PSOE (movimiento obrero y socialismo), además de corrientes republicanas y carlistas. El sistema político del turnismo entre los partidos dinásticos dejaba a los otros al margen y daba paso a la manipulación electoral, pese al sufragio masculino, con el reparto territorial mediante el encasillado. A los partidos opuestos no se les daba más representatividad que un 20%.
Desarrollo
El carlismo, a la derecha del espectro político, sufrió un declive en la restauración debido a la derrota militar y la pérdida de apoyo de la Santa Sede. El gobierno de Cánovas heredó del sexenio la tercera guerra carlista (1872-76) que finalizó con las victorias de Montejurra y Estella. Durante el sexenio democrático fue apoyado por el Vaticano y el catolicismo radical, rechazando las opciones liberales. Los apoyos de la Santa Sede con la restauración dejaron al carlismo sin apoyo y se dividió en dos grupos: los carlistas integristas que no eran partidarios de participar en la política del país y defendían la política absoluta, y los carlistas moderados que participaban en política, surgiendo la Unión Católica que participó en los gobiernos de Cánovas. Algunos carlistas fueron elegidos diputados por su participación política. Con la restauración, el republicanismo quedó dividido en el republicanismo radical y revolucionario liderado por Zorrilla con el nombre de Partido Republicano Progresista, que atrajo a un gran número de republicanos y a algunos mandos del ejército. Intentó derribar a la monarquía con pronunciamientos, destacando el del brigadier Villacampa en Madrid (1886). Los republicanos participaron en procesos electorales dirigidos por el creador de la Unión Republicana, Salmerón. Este grupo destacó la figura de Lerroux. Por otro lado, estaba el republicanismo posibilista (Partido Republicano Posibilista), más moderado, encabezado por Castelar. Una vez aprobado el sufragio universal masculino, se integró en el Partido Liberal, y el republicanismo federal de Pi i Margall con el Partido Republicano Federal, que se integró en movimientos nacionalistas.
Movimiento obrero
Sus posibilidades de acción durante los primeros años de la restauración fueron pocas debido a la limitación de libertades de asociación y reunión, además de la división del movimiento obrero español al formarse las corrientes del anarquismo y el socialismo marxista. El movimiento anarquista en España: durante los primeros años de la restauración, con el gobierno de Cánovas, los conservadores llevaron a cabo una política de represión frente a la Federación de la Región Española Anarquista surgida en Barcelona en 1870. La represión y clandestinidad produjeron la radicalización revolucionaria, que aumentó la violencia campesina y los atentados terroristas, sufriendo el rey Alfonso XII entre 1878 y 1879. En la década de los 80, para organizar el movimiento, los liberales de Sagasta gobernaron entre 1881 y 1883 y entre 1885 y 1890, permitiendo, a partir de la Ley de Asociaciones, actuar al movimiento obrero. Los grupos anarquistas se reunieron en Barcelona para crear la FTRE (Federación de Trabajadores de la Región Española), cuyo objetivo era defender el proletariado y las ideas anarcosindicalistas mediante un sindicato, pero siguió existiendo una tendencia anarquista violenta frente al poder. El gobierno acusó de estos actos violentos de asesinatos a una asociación terrorista anarquista, la Mano Negra, y acusó a la FTRE de estar detrás de este grupo, provocando así la desarticulación política y el auge en la vertiente terrorista con asesinatos como el del presidente del gobierno Cánovas del Castillo en 1897.
Socialismo español
El movimiento obrero había sido anarquista, pero empezó a cambiar con la fundación del PSOE con Pablo Iglesias en Madrid en 1879, de ideología marxista. En Barcelona surgió la Unión General de Trabajadores, UGT. El partido y el sindicato ganaron mayor apoyo en las ciudades y núcleos industriales. El socialismo influyó en España con huelgas y manifestaciones de la UGT y con la participación electoral del PSOE. El primer resultado positivo fue la reducción de la jornada laboral a 10 horas y el aumento salarial en Cataluña. El socialismo se inclinó por reformas a corto plazo sin renunciar a sus objetivos, lo que les llevó a pactar con republicanos.
Nacionalismos
Las bases del nacionalismo, con el surgimiento periférico, influyeron en el renacimiento cultural y lingüístico con el gallego, el catalán y el vasco, favorecido por Euskalerria, la Liga Gallega y el Centro Catalán, en las ideas federalistas. El proteccionismo económico contó con el apoyo de la burguesía catalana y vasca. La llegada catalana y vasca influyó en el tradicionalismo y el deseo de reafirmar su identidad. Se definió el hecho diferenciador. La crisis de la restauración y del 98 facilitaron la llegada del nacionalismo. El catalanismo surge a partir del federalismo de Pi i Margall, con Valentí Almirall. Se creó el Diari Català y se celebró en Barcelona el primer congreso catalanista, el Memorial de Greuges, que defendía los intereses de Cataluña. El movimiento político catalán se plasmó con la creación de la Unión Catalanista. Tras la crisis, la burguesía catalana pasó a apoyar al catalanismo con una coalición que desembocó en el origen del Partido Catalanista Conservador, la Liga Regionalista de Cataluña, cuyo objetivo era conseguir la autonomía política de Cataluña dentro de España. El nacionalismo vasco: la abolición de los regímenes del norte dio paso al crecimiento de un régimen de conciertos económicos en estos territorios. El nacionalismo quería ver restaurado el antiguo sistema foral. El fuerismo fue el primer movimiento vasquista, se propuso la creación de Euskal Herria, formada por las tres provincias vascas y Navarra. El crecimiento económico causó el desarrollo de la burguesía vasca y un nuevo proletariado. El nacionalismo vasco se inició con Sabino Arana, que creó el Partido Nacionalista Vasco, PNV. Este tenía un carácter racista, poniendo la superioridad vasca frente a la inferioridad española, defendía las tradiciones vascas de la lengua, la religión católica y la tradición foral. Querían la independencia de Euskalerria. El PNV participó en elecciones y Arana entró en la Diputación de Vizcaya. A su muerte, la tendencia se volvió españolista. El nacionalismo gallego tuvo un desarrollo menor y se dividió en dos tendencias: la tradicionalista de Brañas, antiliberal, y la liberal democrática de Martínez Murguía.
Conclusión
Durante el reinado de Alfonso XII, la oposición al sistema de restauración fue ganando madurez. La restauración configuró una España liberal y conservadora, y la situación provocó un rechazo por parte de la sociedad. Con la crisis del 98 surgieron posturas regeneracionistas. Ante una España católica, apareció otra atea; frente al centralismo, surgió el nacionalismo; a la monarquía se le opuso el republicanismo y el conservadurismo, la revolución obrera.