Obras de teatro neorrealista
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El teatro desde la Guerra Civil.
El teatro de posguerra
Después de la Guerra Civil no se produjo un teatro bélico; continuó la dramaturgia anteior a la contienda y predominó un teatro de evasión.
Rasgos generales:
El teatro de la posguerra cumplíó dos funciones básicas: entretener al público y transmitir ideología. La transmisión de ideología siguió distintas vías:
Negación de las aportaciones más relevantes de la preguerra, como el teatro de Valle y Lorca.
Estreno de obras que exaltaban los valores de los vencedores.
Programación de autores clásicos, como referentes de épocas gloriosas. En la posguerra, el Estado y la Iglesia establecieron un férreo control sobre las obras nuevas y los repertorios. Este fenómeno desarrolló la consiguiente autocensura en los dramaturgos. Otra modalidad de censura la ejercíó la crítica.
La comedia burguesa.
Esta tendencia dramática cumplíó la función de entretener al público y educar mediante el elogio de la virtud.
La comedia burguesa se caracteriza por la perfecta construcción de las obras y por su intrascendencia, con dosis de humor, ternura y amabilidad. Las obras suelen dividirse en tres actos. Sobresale el tema del amor para exaltar la familia, el matrimonio, el hogar... Destacan: Jacinto Benavente (“Aves y pájaros”, “Nieve en Mayo”). José Mª Pemán (“La verdad”, “Hay siete pecados”). Juan Ignacio Luca (“¿Dónde vas, Alfonso XII?”, “¿Donde vas, triste de ti?”). Joaquín Calvo Sotelo (“La muralla”). José López Rubio (“La venda en los ojos”).
El teatro de humor.
En la posguerra florecíó el teatro de humor, alejado de la realidad inmediata, con dos grandes autores: Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
El teatro de Jardiel Poncela: en sus obras teatrales predomina la despreocupación. Ante una realidad que no era de su agrado, eligió el camino de la evasión. La producción teatral de Jardiel Poncela se caracteriza por la incorporación de lo inverosímil, con ingredientes de locura y misterio. . Destaca “Eloísa está debajo de un almendro” y “Tú y yo somos tres”.
El teatro de Mihura:
la producción dramática de Mihura no pretende reflejar, sino idealizar la vida por medio de la humanización de sus personajes y el triunfo de la bondad y la ternura. Destacan: “Tres sombreros de copa” y “¡Sublime decisión!”.
El teatro en el exilio.
Fue desarrollado especialmente en México y Argentina desde los años de posguerra, presenta diferencias estéticas con el cultivado en España. Fue relevante la tarea escénica y didáctica de directores y de interpretes. El interés artístico llevó a los autores exiliados a incluir novedades vanguardistas en sus obras.
Rafael Alberti: cultivó un teatro político. Gran parte de su obra se caracteriza por la presencia de elementos poéticos. Destacan: “El adefesio” y “El trébol florido”.
Max Aub: comenzó su tarea dramática en el ámbito de la farsa, dominado por la estética vanguardistas. Su teatro está ligado al entremés y caracterizado por su brevedad, emplea personajes corales. Destaca: “San Juan”.
Alejandro Casona: sus piezas emparentan con la comedia burguesa de posguerra en cuanto a la perfecta disposición de los elementos dramáticos. Casona ha sido acusado de cultivar un teatro de evasión. Destaca: “La dama del alba”.
Los realistas
El estreno de “Historia de una escalera” en 1949, de Antonio Buero Vallejo, marcó un cambio en el teatro español. Con esta obra nacíó el drama realista, en el que se intentaba hablar de la realidad desde el escenario. Este tipo de drama se consolidó con “Escuadra hacia la muerte” 1952 de Alfonso Sastre. Las obras del teatro realista se caracterizan por la complejidad de los espacios escénicos y la profundización en los caracteres de los personajes.
Antonio Buero Vallejo, en su teatro buscó la moderna tragedia española. Sus personajes despiertan compasión. Las obras de Buero Vallejo constituyen una síntesis de Realismo y simbolismo. En ellas se oponen conflictivamente personajes contemplativos y personajes activos. La mayoría se desarrolla en una época concreta de la historia de España, es posible abstraer a los personajes de ese entorno, con lo cual sus problemas adquieren una dimensión universal. En muchas de ellas emplea el fenómeno de inmersión, que consiste en un intento de incorporar al espectador, introducíéndolo en el mundo interno del protagonista. Destacan: “Historia de una escalera”, “En la ardiente oscuridad”, “El sueño de la razón” y “La fundación”, etc.
Alfonso Sastre.
Sus obras se caracterizan por ser en un acto, con abundantes distorsiones espacio-temporales y emplea el flash-back.. Destacan: “Escuadra hacia la muerte”, tragedias complejas, “La sangre y la ceniza”.
José Martín Recuerda.
Los temas de sus obras se expresan a través de personajes ansiosos de libertad. El dramaturgo califica su Realismo de desnudo, cruel, agrio, sincero, denunciador y testimonial. Su teatro posee un pronunciado carácter documental, de signo crítico, cargado de crispación y desgarro. Destacan: “Las salvajes en Puentes San Gil” y “Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca”.
Otros autores son: Lauro Olmo “La camisa”; José Mª Rodríguez Méndez “Los inocentes de la Moncloa”; Carlos Muñiz “Telarañas y El grillo”; Ricardo Rodríguez Buded “El charlatán”.
Los vanguardistas
Los herederos del teatro del absurdo y del teatro de la crueldad son Fernando Arrabal y Francisco Nieva.
Fernando Arrabal
Manifestó su talante innovador, apartado del Realismo. Sus dramas se caracterizan por la elementalidad escénica. Arrabal fue el creador del Movimiento Pánico en 1962. El teatro pánico se caracteriza por la confusión, el humor, el terror, el azar y la euforia, y por la incorporación de elementos surrealistas en el lenguaje. Los temas de sus obras son la religión y la sexualidad, junto con la política, el amor y la muerte.
En los dramas de Arrabal confluyen el postismo, a través del cuál llega al Surrealismo, el teatro del absurdo y el teatro de la crueldad. Destacan: “El cementerio de automóviles”, “El Arquitecto y el El emperador de Asiria”.
Francisco Nieva.
Tuvo dificultades para ser aceptado en la escena española. Su producción dramática conecta con el teatro del absurdo. Comparte con Artaud la idea de un teatro catártico y liberador. El tema básico de sus obras es la represión de la sociedad. Escribe piezas cortas, en las que se evidencia la técnica cinematográfica de división en secuencias. Su teatro tiene un marcado carácter pictórico. Nieva distingue tres géneros en su producción dramática:
Teatro furioso: en el que destaca: Pelo de tormenta.
Teatro de farsa y calamidad: destaca: Maldita sea Coronada y sus hijas.
Teatro de crónica y estampa: destaca: sombra y quimera de Larra.
Los simbolistas
Conocidos como 'nuevos autores', o agrupados en el 'nuevo teatro', estos dramaturgos se contraponen a la estética realista con un simbolismo que le sirve para referirse a un ámbito universal. Las obras del nuevo teatro se caracterizan por el acentuado carácter vanguardist, un marcado pesimismo y el uso frecuente de la simbología animal. Los temas de las obras son: el poder expresor, la sexualidad, el lenguaje escatológico y agreisvo, y la violencia física y verbal.
Destacan:José Ruibal, Miguel Romero Esteo, Luis Riaza, Manuel Martínez Mediero.
Los herederos de la comedia burguesa
En los años sesenta triunfó el teatro representado por la nueva comedia burguesa, llegando al más alto grado de evasión posible. La nueva comedia burguesa es un teatro inmovilista, que repite esquemas del pasado, con personajes alejados de las circunstancias sociales del momento.
Destacan:
Alfonso Paso: Los pobrecitos
Jaime de Armiñán:Eva sin manzana.
Jaime Salom: el mensajero.
Jaun José Alonso Millán:Operación A.
El teatro independiente
Surge a finales de los sesenta, cuando el teatro universitario se transformó en lo que se denominaría teatro independiente. La 'independencia' del teatro supónía el rechazo del espectáculo conservador mediente la creación de una estética peculiar y un intento de autofinanciación.
En esta orientación fueron pioneros L´Escolá Dramática Adrià Gual. En Barcelona destacan Els comediants y Dagoll Dagom entre otros.
En Marid fue importante el Teatro Estudio de Madrid. También cabe citar el Teatro Experimental Independiente, Los goliardos, Tábano y Ditirambo.
En Sevilla cabe mencionar a Tabanque y La cuadra, el Teatro de Cámara de Zaragoza, el Teatro universitario de Murcia y el Teatro Circo de Galicia.
A finales de los años setenta se impuso el teatro de calle, en el que disminuyen los elementos verbales en beneficio de los paraverbales. Superada la transición política, se produjo la progresiva desaparición de este tipo de teatro.
El teatro desde 1975
En los años de la transición democrática (1975-1985) los cambios producidos afectaron al mundo teatral, siendo uno de los acontecimientos más relevantes el surgimiento de un teatro neorrealista.
El teatro de la transición (1975-1985).
En el panorama teatral de esta década se producen los siguientes fenómenos:
Se recuperan los dramaturgos más importantes del teatro español del Siglo XX: Valle-Inclán y García Lorca, cuyas obras se representan desde entonces en teatros oficiales. Alberti logra llegar a los teatros con “El adefesio y Noche de guerra en el museo del prado”.
Los autores realistas más representativos continúan escribiendo y estrenando sus obras: Buero Vallejo, Sastre, Martín Recuerda, Olmo; cabe citar en esta línea a Fernando Fernán Gómez, Adolfo Marsillach y Antonio Gala.
En este período es muy importante la representación de los vanguardistas
Nieva y Arrabal.Algunos autores simbolistas dejan de escribir y otros siguen caminos diferenciados como: Ruibal, Romero Esteo, Riaza, Martínez Mediero.
Con la llegada de la democracia, muchos grupos del teatro independiente no consiguen sobrevivir, aunque otros logran grandes éxitos como Els Jogloars, Dagoll Dagom, Els comediants, La cuadra y Tábano.
La nueva comedia burguesa, que había triunfado en los años `60, continua estrenando obras con regularidad y exit, alternando una critica muy leve con un acentuado tradicionalesmo (teatro de evasióin).
Comienza a crearse un teatro neorrealista compuesto por un grupo de dramaturgos procedentes en su mayoría del teatro Independiente, con gran formación intelectual. Entre ellos se encuentra José Sanchis Sinisterra, José Luis Alonso de Santos y Fermín Cabal.
El teatro neorrealista.
En los años de la transición aparece una nueva promoción de dramaturgos, denaminada <generación del 82 o de la transición>. Poseían un importante conocimiento y práctica de la profesión teatral consecuencia de su paso por el teatro independiente o el universitario; entre elloos se encuentran autores como José Sanchis Sinisterra, José Luis Alonso de Santos, Fermín Cabal e Ignacio Amestoy.
Los rasgos más destacados de la producción dramática de este grupo son:
Una actitud realista.
Las obras se entroncan con la tradición teatral española.
Hay un interés especial por los personajes no integrados, generalmente, fracasados.
Expresan una ruptura de la moral tradicional.
Frecuentemente se utilizan el humor y la ironía.
Un recurso habitual es la metateatralidad.
Las últimas promociones.
A fines de los años `80 surge una nueva promoción de escritores con formación universitaria que continúan la labor de los dramaturgos anteriores, algunos de ellos son discípulos suyos: Ernesto Caballero, Paloma Pedrero e Ignacio del Moral. En su producción expresan el desencanto. Son seguidos por otro grupo de escritores que comienzan a producir sus obras en los años `90, entre los que se encuentran: Ignacion García May, Juan Mayorga, Rodrigo García y Antonio Álamo.