Obras Maestras del Románico y Gótico: Arquitectura y Arte
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San Martín de Frómista
Esta obra, datada en 1085 y ubicada en Palencia, presenta una planta basilical con tres naves, siendo la central más amplia que las laterales. Cuenta con tres ábsides y un transepto que sobresale y se eleva por encima de las naves. Las bóvedas de cañón se apoyan sobre arcos fajones, y la cúpula se sostiene mediante trompas, rematada por un cimborrio octogonal. La decoración exterior es típicamente románica, destacando especialmente los vanos abocinados, donde el abocinamiento se forma con arcos concéntricos. También posee un taqueado de "Jacques", que consiste en bandas de cuadrados alternos, y canecillos, que, además de tener una función de soporte, son principalmente elementos ornamentales. En la entrada se alzan dos torres de marcado carácter ascensional, mientras que el edificio se cubre con una techumbre a dos aguas.
San Vicente de Cardona
La Colegiata de San Vicente de Cardona es un ejemplo emblemático del primer románico catalán, ubicada en Barcelona. Su construcción original data de finales del siglo X, y fue reconstruida hacia el año 1019, siendo consagrada en 1040. Se caracteriza por la pureza de sus líneas y su austeridad decorativa, típicas del primer románico. La iglesia presenta una planta basilical con tres naves, que terminan en un triple ábside semicircular. El transepto apenas sobresale respecto a las naves laterales y cuenta con una tribuna sobre estas, así como un atrio en los pies del edificio, abierto al exterior mediante una arquería de cinco vanos. Las cubiertas son propias de la arquitectura románica: bóveda de cañón con arcos fajones en la nave central y el transepto; bóvedas de arista en las naves laterales y el atrio; cúpula sobre trompas en el crucero; y bóveda de horno en el ábside. Los arcos ciegos decoran el ábside, y arcos doblados separan las naves. En el exterior, destaca el cimborrio sobre el crucero, que refleja claramente la organización interior. El muro exterior muestra la influencia lombarda, visible en sus elementos decorativos: arquillos ciegos en la parte superior, prolongados a intervalos regulares por lesenas o bandas lombardas. Entre estos elementos, se encuentran galerías de arcos vivos en el ábside central. Además, la colegiata cuenta con una cripta central.
Catedral de Zamora
Conserva gran parte de su arquitectura románica, a pesar de haber sufrido numerosas modificaciones a lo largo del tiempo, especialmente en el siglo XII. Destaca por su bóveda de arista y una cúpula de estilo bizantino, que rompe con las características habituales de las obras románicas. Esta cúpula, apoyada sobre pechinas, como en la arquitectura bizantina, es gallonada, ligeramente apuntada, y está flanqueada por cuatro torrecillas. El tejado, cubierto con escamas, es una singularidad dentro del arte románico. Este tipo de decoración es característico de las iglesias romanas y también del románico del oeste de Francia. La piedra utilizada en la construcción está muy trabajada, lo que añade un valor adicional a la estructura.
Abadía Santa Fe de Conques
La Abadía de Santa Fe de Conques es una obra arquitectónica de los siglos XI y XII que presenta las características típicas de una iglesia de peregrinación, aunque es de menor tamaño. Fue creada con la intención de ser un relicario, ya que Santa Fe es la advocación de una niña mártir cuyos restos se encontraban en una abadía cercana hasta el siglo IX. La planta de la iglesia es de cruz latina, con un transepto muy desarrollado. Detrás del altar hay una girola y varias capillas radiales. En el interior cuenta con una tribuna situada por encima de las naves laterales.
Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela
El Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela es una obra del Maestro Mateo que data de 1188 y está ubicado en la fachada principal de la catedral de Santiago. Este pórtico cuenta con tres vanos que corresponden a las tres naves de la catedral: el vano central, que corresponde a la nave central, y los laterales, que se relacionan con las naves laterales. En el parteluz se encuentra la figura de Santiago. La obra recrea fundamentalmente el Apocalipsis, con Cristo en majestad en modo de Pantocrátor y el Tetramorfos, representado por San Marcos, San Lucas, San Juan y Mateo, cada uno con su símbolo. Acompañan a la escena figuras del Nuevo Testamento y, en la arquivolta del tímpano central, hay una representación de los 24 ancianos músicos, que reflejan los instrumentos musicales de la época. En las jambas del pórtico se representan a los apóstoles en el lado derecho y a los profetas en el lado izquierdo. La obra transmite grandeza y majestad, como si fuera una Biblia abierta. Aunque es una obra del siglo XII, anticipa lo que será la escultura gótica, creando una interrelación y cierto naturalismo entre las figuras, que se desarrollará más plenamente en el siglo XIII.
Pórtico San Pedro de Moissac
Este pórtico data del año 1115 y se caracteriza por sus arquivoltas decoradas con motivos geométricos y vegetales, los cuales sirven de marco para resaltar la figuración del tímpano sin distraer la atención. Las arquivoltas no incluyen figuras, permitiendo que la escena principal se enfoque completamente en el tímpano. En el tímpano aparece el Pantocrátor, quien sostiene el libro de la ley y levanta el brazo en actitud de bendecir. Junto a él se representa el Tetramorfos, simbolizado por los cuatro evangelistas, y los 24 ancianos del Apocalipsis, que se hallan rodeados por unas ondas de agua, justo encima del dintel. Este dintel, a su vez, presenta una representación circular que muestra las ruedas del infierno, un elemento característico de la iconografía apocalíptica. En el parteluz, en lugar de figuras humanas, se representan las bestias del Apocalipsis. A los lados, en las jambas, se encuentran las representaciones del profeta Isaías a la izquierda y del profeta San Pedro a la derecha. Todo el conjunto sigue el principio del “horror vacui”, evitando los vacíos y llenando el espacio con imágenes que refuerzan el mensaje religioso y apocalíptico.
Monasterio Santo Domingo de Silos (La duda de Tomás)
Este conjunto escultórico data de los siglos XI y XII, aunque no conocemos a sus autores. Los paneles están situados en las esquinas del claustro y, al igual que los capiteles de las columnas, presentan motivos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. En ellos se destaca la característica del “horror vacui”, llenando todo el espacio con detalles. En los paneles del claustro se representan escenas de la vida de Cristo, como Jesús en Emaús y la duda de Santo Tomás. Estas esculturas están organizadas en tres niveles. En el nivel inferior, Jesús está en un ángulo y, con gran expresividad, levanta el brazo para que Santo Tomás pueda comprobar la herida en su costado. Se aprecia una isocefalia en los dos niveles superiores, donde las cabezas de los apóstoles se alinean a la misma altura, pero todos dirigen su mirada hacia Cristo. La figura de Cristo tiene proporciones superiores a las del resto, lo que jerarquiza su importancia dentro de la escena. Los escultores intentan dar dinamismo a las figuras, mostrando los pies y disponiendo a las figuras de perfil, lo que les otorga mayor movimiento dentro de la composición.
Crucifijo de Fernando I y Doña Sancha
Es una de las obras más interesantes de la eboraria española, construida en marfil, donada por los reyes en el año de 1063 como testifica una carta-testamento del mismo año, en la que se incluían varias piezas que actualmente se conservan en el Museo Arqueológico Nacional y en el Museo de la Colegiata de San Isidoro de León. La obra fue ideada para ser una estauroteca (lugar en que se guarda un fragmento del lignum crucis o cruz de Cristo) como han demostrado las restauraciones a las que ha sido sometida. Gracias a ellas se halló una pequeña cavidad en la espalda de Cristo. La cruz se ajusta a la tipología de Cristo románico de cuatro clavos que triunfa sobre la muerte, sin muestras de sufrimiento en su cuerpo; en los ojos se conservan las incrustaciones que brillan dándole un halo de vida muy especial. El faldellín es la ropa que le cubre. A sus pies vemos a Adán en la tumba. Es una figura de bulto redondo, además de ser una escultura hierática. En la parte superior encontramos a Cristo ya resucitado con una inscripción en la que se lee: «Jesucristo nazareno rey de los judíos». La superficie de la cruz está decorada con pequeñas figuras de individuos que salen de la tumba. En la base, una inscripción deja suficientemente claro que esta obra fue mandada realizar por el rey Fernando I y su esposa doña Sancha, lo que, además de reforzar al carácter de donación de esta pieza, subraya la idea de posesión. En el reverso aparece el Cordero apocalíptico y en torno a él los animales que simbolizan a los cuatro evangelistas: el león, el águila, el toro y el hombre. La decoración, en este caso, es de formas vegetales y animalísticas que plagan la superficie llegando al horror vacui. Estamos ante una obra preciosista, de gran virtuosismo técnico que ha permitido plantear la posibilidad de que en la ciudad de León existiese una escuela de eboraria similar a la que se estableció en torno a San Millán de la Cogolla.
La Anunciación a los Pastores (San Isidoro de León)
Esta pintura cubre una de las bóvedas del panteón de los reyes de San Isidoro de León, y fue realizada hacia el año 1150 por un maestro anónimo. Está realizada al fresco y se encuentra en su emplazamiento original. Describe un episodio del evangelio de San Lucas, poco habitual en la iconografía: un ángel anuncia a los pastores el nacimiento de Jesús y les llama para que vayan a adorarlo. La escena está desarrollada en un friso que se despliega por el perímetro de la bóveda. En un tramo están las figuras principales sobre las que podemos leer las palabras: ANGELUS y PASTORES. A la derecha, el friso tiene dos niveles, como si hubiera dos planos de profundidad. Las figuras presentan canon largo, naturalidad y movimiento y se comunican, algo característico del S.XI en escenas narrativas. Carecen de volumen, los pastores están sentados pero representados de perfil, para evitar el escorzo. El mismo interés por la decoración lineal se advierte en los arbustos y arbolitos que alternan con las figuras. En ellos predomina la curva. Los animales (cabras, terneros, un perro) tienen el mismo tratamiento animado y lineal, y denotan observación de la realidad. Aparecen detalles anecdóticos (el perro lamiendo la escudilla de un pastor, dos machos enfrentados), también frecuentes en esta época. Las figuras se recortan sobre un fondo claro y los colores sirven para potenciar la estructura de la escena y su valor decorativo, como se advierte en los animales. En el intradós de los arcos y enmarcando la escena hay decoración de elementos vegetales estilizados muy semejantes a los de los capiteles. El maestro que pintó las bóvedas tiene poca relación con otros artistas y es muy avanzado en su concepción del espacio (fondo claro, intento de paisaje) y en la reproducción de escenas animadas como esta. León había sido una importante ciudad romana en la que, ya en el S. X, los reyes leoneses habían instalado su corte, afirmando así su empeño en restaurar el reino visigodo e impulsar la reconquista. En este sentido, el artista de San Isidoro parece esforzarse en recuperar el pasado romano para mayor honra de sus reyes. Esta misma influencia se advierte en otras obras de San Isidoro de León, como la puerta del Cordero.
Pantocrátor de San Clemente de Tahull
El Pantocrátor de San Clemente de Tahull es una pintura mural del siglo XII, perteneciente al arte románico, y actualmente se encuentra en el Museo de Arte de Cataluña. Representa a Cristo en Majestad, conocido como Maiestas Domini o Cristo Pantocrátor, entronizado y con el libro de la Ley en su mano. Cristo lleva un halo crucífero, símbolo de su doble naturaleza, divina y humana, y está rodeado por una mandorla que lo enmarca como figura celestial. A sus lados, las letras alfa y omega simbolizan que es el principio y el fin de todas las cosas. La composición es simétrica y se basa en el Apocalipsis de San Juan, donde Cristo aparece rodeado por los Tetramorfos (símbolos de los evangelistas), ángeles y apóstoles. En la bóveda se representa el Cordero Místico y la mano de Dios, iconografía habitual del románico. El estilo es geométrico y simétrico, con influencias bizantinas. Los personajes son alargados y planos, y los colores intensos, como el azul, dan un aire dramático a la escena. El significado de esta obra es clave en la iconografía cristiana: Cristo es representado como el juez supremo, majestuoso y poderoso, dominando el espacio y el tiempo. En resumen, el Pantocrátor de Tahull es una obra icónica que expresa la grandeza y autoridad de Cristo dentro de la tradición románica.
Santa Capilla de París
Construida entre los años 1240 y 1248, fue un encargo del rey Luis IX, quien deseaba un lugar sagrado que sirviera como relicario para la Corona de Espinas, traída desde Constantinopla. Este extraordinario edificio gótico no solo destaca por su función religiosa, sino también por su delicada belleza arquitectónica. La capilla se compone de dos niveles, o dos capillas superpuestas. La capilla inferior, de baja altura, funciona como una cripta y cuenta con tres naves completamente policromadas. En los plementos de la bóveda de crucería de este nivel, se pueden observar las flores de lis, símbolo de la monarquía francesa, pintadas con esmero. Este espacio, más recogido y solemne, evoca un lugar de recogimiento y veneración. La Santa Capilla es un claro ejemplo del refinado arte gótico parisino y del papel que jugaba la arquitectura como medio para glorificar a la monarquía y a la religión en la Francia medieval.
Catedral de Palma de Mallorca
La catedral fue construida en 1229, en estilo gótico, bajo el reinado de Jaime II de Mallorca, y se consagró en 1346. Está ubicada en Palma de Mallorca, y uno de los arquitectos reconocidos que trabajó en ella es Jaime Fabre, también constructor de la catedral de Barcelona. La planta es basilical, con tres naves. Se distingue por no tener transepto ni girola, lo que se conoce como planta de salón. Entre los contrafuertes se encuentran capillas. La nave central es mucho más alta que las laterales, y los pilares, más delgados y frágiles, generan una gran sensación de unidad espacial. Gracias a esto, los claristorios son más abiertos y extensos. Los pilares octogonales separan las naves y sostienen la arquitectura del templo. El rosetón se sitúa en la cabecera del edificio. En la estructura exterior, se refuerza con dobles hileras de arbotantes. Además, cuenta con un sistema de desagüe que canaliza el agua hacia el exterior, pero no tiene gárgolas.
Lonja de Seda de Valencia
Esta obra, construida entre 1482 y 1498, es de carácter civil y se encuentra en Valencia. Se trata de un espacio rectangular con planta basilical, compuesto por tres naves cubiertas con bóvedas de crucería. El interior está sostenido por 24 columnas de fuste helicoidal, que destacan por su belleza arquitectónica. Los muros están perforados por grandes ventanales decorados con tracerías, un tipo de ornamentación delicada y detallada. Además, un gran friso recorre todo el salón con una inscripción en latín que recuerda a los comerciantes que aquellos que practiquen la usura no gozarán de la vida eterna, repetida a lo largo de la obra. Este tipo de construcción civil refleja el crecimiento de las ciudades y, como consecuencia, el auge de la burguesía mercantil, que necesitaba de espacios como este para llevar a cabo sus negocios.
Catedral de Burgos
La construcción de esta obra comenzó en 1221, bajo la dirección del arquitecto Maestro Enrique, con el apoyo de Fernando III. Esta catedral contiene la tumba del Cid Campeador. El edificio tiene tres naves, deambulatorio y capillas radiales tanto en la cabecera como en el crucero. Las arquerías separan las naves, y la estructura incluye un triforio y ventanales. La fachada está compuesta por cuatro cuerpos superpuestos que se rematan con agujas caladas, añadidas en el siglo XV. El acceso principal es triple, y en el segundo piso destaca un gran rosetón. En el piso superior se encuentran dos grandes arcos apuntados con tracerías, con piedra en el vano. La planta es de cruz latina, con una girola en el crucero y capillas absidiales.
Catedral de León
Esta catedral fue construida bajo el reinado de Alfonso X en la segunda mitad del siglo XIII. Cuenta con una triple entrada y torres cuadradas rematadas por pináculos. En su fachada destaca un gran rosetón. La planta es de cruz latina, muy similar a la de la catedral de Reims. El edificio tiene bóvedas de crucería, arbotantes y contrafuertes, así como grandes pilares baquetonados. La nave central es significativamente más alta que las laterales, y cuenta con un triforio y claristorio, lo que permite la entrada de abundante luz natural. Las vidrieras cubren una superficie de 1.700 metros cuadrados, lo que le otorga una gran luminosidad y realza el simbolismo espiritual característico del estilo gótico. Esta catedral destaca por ser considerada la más "francesa" de todas las catedrales góticas españolas.
Catedral de Reims
La construcción data del siglo XI. La decoración se distribuye a lo largo de las jambas, las arquivoltas, los gabletes y el parteluz. Desde una perspectiva formal, las esculturas más valiosas de Reims se encuentran en las jambas y están adosadas a las columnas, lo que les otorga una apariencia de esculturas exentas. No se hallan en hornacinas, sino entre columnas, lo que realza aún más la importancia de las figuras escultóricas. Estas figuras no son hieráticas; forman escenas narrativas que cuentan historias, dotándolas de dinamismo. Un ejemplo notable es el ángel, que presenta el clásico elemento del contraposto. En el grupo de La Visitación se observa una diferencia importante: la vestimenta de las figuras está más elaborada, lo que indica que fueron esculpidas por distintos artistas, ambos anónimos. Se trata de figuras muy grandes, y los pliegues de sus ropajes revelan la influencia que dejó Roma en la escultura de Reims.
Retablo de la Cartuja de Miraflores
: Esta obra, realizada entre los siglos XV y XVI, fue creada por el escultor Gil de Siloé, quien trabajó en Castilla entre 1486 y 1503. La composición se organiza en torno a un gran círculo central, cuyo punto focal está ocupado por la escena de la Crucifixión, rodeada de otras escenas que relatan la Pasión de Jesucristo. / El retablo se caracteriza por una profusa decoración, donde no queda espacio para el vacío, siguiendo el estilo conocido como "horror vacui", en el que cada rincón está detalladamente trabajado.