Obras Maestras del Barroco: Escultura y Pintura en el Siglo XVII

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Apolo y Dafne de Bernini

Apolo y Dafne es un grupo escultórico de dos figuras esculpidas en bulto redondo en actitud de pie. Representan al dios Apolo y a la ninfa Dafne. El tema es mitológico, narrando el momento en el que la ninfa, hija del dios del río Peneo, quien había renunciado a casarse, es perseguida por Apolo, enamorado de ella. Dafne, sintiéndose acorralada, pide ayuda a su padre, quien la transforma en un árbol. Bernini capta el instante fugaz en que Apolo la toca y ella comienza su metamorfosis en laurel. La obra, esculpida en mármol, tiene casi 2,5 metros de altura. Los personajes están representados según los cánones de belleza, con una marcada línea curva en sus cuerpos y líneas de composición diagonales. Los cuerpos están trabajados con gran detalle, apreciándose el contraste entre la textura suave de la piel y la aspereza de la corteza del árbol. También se destaca el gran dramatismo de la obra.

San Carlos de las Cuatro Fuentes de Borromini

San Carlos de las Cuatro Fuentes presenta una fachada dividida en dos pisos, en los que se combinan columnas de orden normal y gigante. Lo que más destaca en la fachada es el movimiento. En cada piso, sobre las columnas, hay un entablamento y una cornisa, además del podio donde se apoyan las columnas. El entablamento inferior es compacto, horizontal e ininterrumpido, mientras que el segundo está interrumpido por un gran medallón ovalado, que le da a la fachada un sentido ascendente y vertical. Utiliza capiteles corintios compuestos. Este fue el primer y último proyecto exclusivo de Borromini, un encargo de los padres trinitarios. El proyecto incluía la iglesia, el claustro y el convento, en un solar muy irregular y pequeño, situado en una esquina donde hay una fuente. El espíritu inquieto de Borromini lo lleva a jugar con las perspectivas, haciendo que el espacio parezca aún más pequeño. En el interior, la planta es ovalada, con entrantes y salientes. Un elemento unificador de toda la fachada son las 16 columnas de orden gigante. La cúpula ovalada, con linterna y casetones geométricos, crea una sensación de mayor altura, con ventanas semiocultas.

Columnata de la Plaza de San Pedro del Vaticano de Bernini

La Columnata de la Plaza de San Pedro del Vaticano es un gran patio de forma elíptica. A partir de la fachada, Bernini traza dos grandes brazos rectos ligeramente convergentes que luego se curvan para encontrarse al final. Estos están formados por una columnata dórica romana con columnas de orden gigante (15 metros de altura). Encima de la columnata, un entablamento sostiene 140 estatuas de santos que complementan las de la fachada principal. Se trata de un gran espacio diseñado para acoger a una gran cantidad de personas. La plaza de planta elíptica se construye sobre un terreno desigual, organizado por Bernini a modo de tenazas. Simbólicamente, refleja a la Iglesia acogiendo a la humanidad, con esos brazos convergentes formando un abrazo. Otro elemento a destacar es el efecto sorpresa: solo al llegar a la plaza se puede apreciar todo el Vaticano, una característica del Barroco, a diferencia del Renacimiento, que siempre ofrecía una visión unitaria. Sin embargo, la vista no era completa, ya que Bernini quebró deliberadamente el ideal de perspectiva lineal al colocar un obelisco egipcio (40 metros) en el centro de la plaza.

La lección de anatomía del doctor Tulp de Rembrandt

La lección de anatomía del doctor Tulp es una obra pictórica, un óleo sobre lienzo, considerada la pintura sobre medicina más famosa del mundo. El tema es la vida cotidiana, la narración de un hecho real. Es un retrato encargado en 1632 por el doctor Nicolaes Tulp. Se trata de un retrato colectivo, aunque no cumple con todas las normas de este tipo de retratos, ya que no marca una jerarquía clara. Todos los personajes tienen la misma importancia, aunque se observa una pequeña diferencia: el doctor Tulp, a diferencia de sus discípulos, lleva un sombrero, reflejando su cargo. Con unas pinzas en la mano derecha, muestra a sus alumnos la disección de un brazo, los tendones y los músculos. El cuerpo es el de un criminal ajusticiado días antes. Detrás del cuerpo, siete alumnos atienden a las explicaciones del doctor, con rostros que muestran atención, entusiasmo y sorpresa. Estas figuras, apiñadas en torno al cadáver, suponen una novedad, ya que en los retratos de grupo anteriores se pintaba a las personas en fila. Al colocarlas así, Rembrandt ofrece una mayor sensación de realismo. En cuanto a la luz, hay grandes contrastes lumínicos, iluminando intensamente algunas partes y dejando otras en sombra. Los colores predominantes son el blanco y el negro, en general colores oscuros, propios del tenebrismo. La obra pertenece a Rembrandt, es del siglo XVII y es una pintura holandesa. Esto se aprecia a simple vista, ya que el abandono del catolicismo llevó a los artistas holandeses a pintar obras de carácter profano. Una pintura así jamás se vería en un país católico, como España o Flandes.

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