Nietzsche: Vida, Poder y la Transmutación de los Valores
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Nietzsche: Pensador Crítico y la Filosofía de la Sospecha
Nietzsche, un pensador crítico, argumenta que la filosofía occidental ha falseado la auténtica realidad, que es la vida. La vida, según Nietzsche, es un torbellino donde toda existencia finita perece y retorna a la unidad inicial, concepto que él denomina espíritu dionisíaco.
Crítica a la Filosofía: Ataque al Platonismo
Nietzsche critica la dicotomía entre ser y devenir, y entre el mundo auténtico y el aparente. El error, según él, surge al afirmar que el ser es inmutable y la idea. Los filósofos han eliminado el devenir del ser, postulando un ser superior que no puede provenir de lo inferior y que es causa de sí mismo. Se crean dos mundos: uno real, accesible solo por el pensamiento, y otro falso, percibido por los sentidos. Nietzsche argumenta que la primacía de la razón y del ser son mentiras, despreciando lo sensible por un supermundo fantasmal. La mentira proviene de la razón y sus conceptos, que son metáforas e imágenes fijadas.
El concepto se origina cuando la palabra no expresa la experiencia subjetiva, sino que se refiere a múltiples experiencias similares pero distintas. Nietzsche sostiene que la realidad es cambiante y no puede ser capturada por conceptos, resultando en generalizaciones vacías. La verdad, para él, es un conjunto de metáforas olvidadas, un cúmulo de engaños. La sociedad impone el uso de estas metáforas como verdaderas, aunque sean mentiras. Nietzsche propone partir de los sentidos, rechazando la existencia de verdades absolutas. Considera verdadero aquello que afirma la vida, incluso si es una mentira.
Crítica a la Moral
Nietzsche analiza cómo el término "bueno" inicialmente significaba noble, mientras que "malo" significaba plebeyo. Esta contraposición se invierte, adquiriendo un sentido moral. La moral surge de la rebelión de los esclavos, quienes odian la diferencia. La moral de los señores, en cambio, es creadora de valores, identificando lo bueno con lo que eleva al individuo. Nietzsche rechaza el orden moral impuesto por Dios o la razón, proponiendo una inversión de los valores.
Crítica de la Ciencia
Nietzsche rechaza el mecanicismo y el positivismo, negando que existan leyes que regulen el comportamiento de las cosas. Argumenta que la ciencia trata el devenir como una apariencia falsa, ya que en el mundo real no hay regularidad ni constancia.
La Muerte de Dios
La muerte de Dios simboliza el derrumbe del mundo suprasensible de ideales. Nietzsche se refiere a la destrucción de todo principio último o supremo. Sin Dios, el hombre pierde su meta y el sentido de la vida. La vida se convierte en una eterna repetición de lo mismo. La muerte de Dios abre dos posibilidades: el empobrecimiento de la vida o la creación consciente de valores, tarea del superhombre.
El Superhombre
El superhombre es quien comprende la muerte de Dios, la voluntad de poder y el eterno retorno. Es fiel a la Tierra, acepta la vida y crea nuevos valores más allá del bien y del mal. Las tres transformaciones para alcanzar este estado son: el camello (sumisión), el león (libertad) y el niño (creación de nuevas metas).
La Voluntad de Poder
Nietzsche defiende una visión dinámica de la realidad, expresada como voluntad de poder. Es la esencia de la existencia, abarcando al mundo y al hombre. La vida es una lucha de fuerzas, una voluntad de superación y creación. En el hombre, se manifiesta como instintos en conflicto. La voluntad de poder ofrece una visión de la realidad como un torbellino de fuerzas.
El Eterno Retorno
Nietzsche rechaza la idea de progreso, proponiendo el eterno retorno como máxima expresión de fidelidad a la tierra. La vida fluye sin sentido, en una eterna repetición. El devenir es un juego inocente, sin culpa ni castigo. El superhombre acepta el eterno retorno con coraje y fuerza, rechazando consuelos en ideales transmundanos.
La Transmutación de los Valores
La humanidad ha estado sometida a una tabla de valores impuesta, olvidando su rol como creadora de cultura. La vida, como voluntad de poder y eterno retorno, dicta los valores. Se requiere una transvaloración radical, tarea del superhombre. Nietzsche defiende la moral de los señores, que prioriza al individuo y la diferencia sobre la igualdad.