Monumentos Históricos de Sevilla: Alcázar, Catedral y Torre del Oro

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Real Alcázar de Sevilla

El Real Alcázar de Sevilla es un conjunto de edificios palaciegos situados en la ciudad de Sevilla. Su construcción se inició en la Alta Edad Media, superponiendo múltiples estilos, desde el arte islámico de sus primeros moradores, el mudéjar y gótico del periodo posterior a la conquista de la ciudad por las tropas castellanas, hasta el renacentista y barroco de posteriores reformas. El recinto ha sido habitualmente utilizado como lugar de alojamiento de los miembros de la Casa Real Española y de jefes de Estado de visita en la ciudad. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad, junto a la Catedral y el Archivo de Indias, en el año 1987.

Mezquita-Catedral de Córdoba

La Catedral de la Asunción de Nuestra Señora es el nombre eclesiástico de la Catedral de Córdoba, o Antigua Mezquita de Córdoba. El edificio, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad junto con el centro histórico de Córdoba, se comenzó a construir en el 786 en el lugar que ocupaba la basílica visigótica de San Vicente Mártir. En 1238, tras la Reconquista, se llevó a cabo la conversión de la mezquita en una catedral cristiana con la ordenación episcopal de su primer obispo, Lope de Fitero. En 1523 se empezó la construcción de una basílica renacentista de estilo plateresco en el centro del edificio musulmán.

Hoy constituye el monumento más importante de Córdoba, y también de toda la arquitectura andalusí, junto con la Alhambra. La mezquita fue objeto de ampliaciones durante el Emirato de Córdoba y el Califato de Córdoba. Con 23.400 metros cuadrados, fue la segunda mezquita más grande del mundo en superficie, por detrás de la Mezquita de la Meca, siendo solo alcanzada posteriormente por la Mezquita Azul (Estambul, 1588). Una de sus principales características es que, a diferencia de la mayoría de mezquitas, cuando se construyó el muro de la qibla no fue orientado hacia La Meca, sino 51º grados más hacia el sur. Uno de los motivos fue su cercanía al río Guadalquivir, que impidió su avance hacia el sur, lo cual la incapacita para una posible oración o salat musulmán, uno de los cinco pilares del islam.

El edificio es el cabildo catedralicio de la Diócesis de Córdoba y es propiedad de ésta. Además, está prohibido cualquier culto colectivo o rezo organizado no católico. Es uno de los espacios turísticos más visitados y se le ha considerado el primero de los 12 Tesoros de España.

Torre del Oro

Fue levantada en el primer tercio del siglo XIII, en los postreros momentos de los reinos de Taifas. Su nombre en árabe era Borg-al-Azajal, que venía a expresar que el revestimiento de azulejería dorada que destellaba al sol era como el oro y se reflejaba en el río dañando la vista. Abu-l-Ula fue el gobernador almohade que en 1220 la mandó edificar para defender la ciudad. Cerró también la entrada al puerto con una gruesa cadena que cruzaba el río y se sujetaba en otra torre (ya inexistente) en la orilla de Triana. Esta cadena fue la que partieron los marinos de Ramón Bonifaz en 1248 con la flota de la Reconquista.

La leyenda cuenta que la Torre del Oro servía como refugio a las damas que cortejaba el Rey Pedro I el Cruel, cuyo más célebre amorío fue el de doña Aldonza, hermana de doña María Coronel, que vivía aquí, en la Torre del Oro, mientras que su esposa, María de Padilla, habitaba en el Alcázar. Posteriormente, nuestro monumento pasó a ser capilla y prisión. Arquitectónicamente, es de planta dodecagonal. Presenta tres cuerpos: el más elevado circular. El segundo es de ladrillos y de planta hexagonal, posee decoración cerámica en cintas verdes recuadrando los arcos (gran innovación en su época) y en el primero se superponen tres plantas cubiertas con bóvedas de arista.

Con el paso de los años, el abandono se cebó con la Torre. Así llegó al siglo XVI en un ruinoso estado, lo que obligó a realizar una importante obra de consolidación. Gracias a ella, pudo alcanzar el XVIII, en el que el terrible terremoto de Lisboa (1755) sacudió a la ciudad y afectó gravemente a la Torre. Fueron momentos críticos para su futura pervivencia, pues aunque en 1760 se arreglaron los daños y se añadió el cuerpo superior, poco antes el asistente Marqués de Monte Real se planteó su demolición para ensanchar el paseo de coches de caballo y a efectos de dejar el paso de San Telmo al Puente de Triana más derecho. La fuerte oposición del pueblo de Sevilla (llegaron hasta el rey) impidió que se cometiera tal destrozo.

Otra posterior amenaza de muerte le vino de manos de la Revolución de 1868, cuyos revolucionarios, que apresuraron la demolición de los lienzos de murallas, las pusieron a la venta para aprovechar sus materiales de derribo. Nuevamente la oposición popular fue la que provocó que la Torre perdurara. Hoy en día, la Torre del Oro es tan emblemática para Sevilla como la mismísima Giralda. Alberga un Museo Naval que exhibe variados objetos y piezas relacionados con la vida marinera sevillana y es monumento indiscutible y emblemático para la ciudad, a la que otorga extraordinarias vistas desde Los Remedios y Triana.

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