El Monacato: Orígenes, Desarrollo y Legado en Oriente y Occidente
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El Monacato: Orígenes, Desarrollo y Legado
Orígenes del Monacato en Oriente
El movimiento eremítico, centrado en la vida contemplativa, nace en Egipto, Siria y Palestina en los primeros siglos del Cristianismo. Alcanza su mayor desarrollo en el Imperio Bizantino, de ahí la preponderancia que llega a gozar, y mantiene, en la Iglesia Ortodoxa.
Sus principales representantes son:
- San Antonio Abad (fallecido en el 356)
- San Pablo Ermitaño
- San Pacomio
- Los Padres Estilitas: San Simeón el Viejo y San Simeón el Joven. Se caracterizan por su ascetismo que les lleva a una extrema dureza de vida, renuncia absoluta de todo lo superfluo, lo que pueda distraerles de su vida de oración.
En el Monacato Capadocio destaca San Basilio Magno (fallecido en el 379), considerado como referente por el mismo San Benito.
En el Monte Athos llegó a existir una verdadera “república monástica”: conviven allí varios monasterios que gozan de una amplia autonomía, mucho mayor hasta mediados del siglo XX.
En el Monacato Ruso destaca San Jorge de Novgorod. Los eslavos fueron evangelizados por San Cirilo en la segunda mitad del siglo IX. Este santo creó el alfabeto cirílico con esa finalidad.
El Monacato Occidental
El padre del Monacato Occidental es, sin duda, San Benito de Nursia (siglo V) que vive la decadencia y crisis de la Antigüedad Tardía y su entrada en la Edad Media. La suya era la Italia que presencia el desmoronamiento del Imperio Romano y la formación del Reino Ostrogodo (Teodorico).
Tras conocer la vida eremítica, funda el monasterio de Montecasino y la Orden que llevará su nombre: Benedictinos, caracterizados por 3 notas:
- Cristocentrismo: el monje “milita” al servicio de Cristo. El Abad es para él quien representa a Cristo. Se trata de restaurar al hombre por la obediencia, llevando a los monjes a cumplir el ideal de llegar, mediante la lucha ascética, a ser como ángeles al servicio exclusivo de Dios.
Su otro gran objetivo es lograr la salvación de las almas de todos los bautizados a través de la oración.
- Humanidad: la regla benedictina no tiene la severidad de las orientales. Tiene en cuenta la debilidad del hombre y se adapta a sus necesidades.
- Discernimiento de espíritu o discreción: dar a cada uno lo que le corresponde.
Además de la Orden de San Benito nacen en la Edad Media, La Cartuja (San Bruno) y La Camándula. Ambas de estricto silencio.
Los monjes fueron los misioneros de Europa en la Alta Edad Media. Llegaron a Inglaterra (San Agustín de Canterbury) para volver a evangelizarla después de las devastadoras invasiones germánicas de Anglos, Jutos y Sajones que habían arrasado con la cultura romana y el Cristianismo.
San Gregorio Magno (siglo VI) es el primer Papa monje. Es el fundador de los santuarios anglosajones y creador de un clero nativo. Autor de libros morales como los Diálogos. Conoció la gran alegría de la conversión al Catolicismo de los Visigodos españoles en el III Concilio de Toledo (589) felicitando al Rey Recaredo en una carta exultante donde celebra la vuelta a la obediencia del Vicario de Cristo de la muy católica España.
El Monacato Irlandés
El irlandés fue un monacato misionero que chocó abiertamente con los “druidas” celtas a partir de la evangelización de San Patricio, adaptándose a la realidad social de Irlanda al asentarse siempre junto a los clanes. Muy ascético.
San Columba funda gran número de monasterios en Inglaterra.
Desde Inglaterra e Irlanda van a fundar sedes episcopales en el Continente. Destaca entre ellos Alcuino de York, el gran colaborador de Carlomagno en el llamado “Renacimiento Carolingio”, origen de las Escuelas Catedralicias de las que surgirán 300 años más tarde las primeras universidades.
Ramas Benedictinas
- Cluny: Abadía destruida por la Revolución Francesa. Propagan el Románico. En España, a lo largo del Camino de Santiago.
- El Císter: El “Cisterciense” es el primer gótico. En España, Santa María de Huerta es el mejor exponente.
Además de sus aportaciones arquitectónicas, cabe destacar su aportación al desarrollo de la música occidental: el Gregoriano es el canto de la palabra de Dios. Da gran importancia al acento para subrayar el mensaje espiritual (“ac cantus”).
Son los monjes los que inventan primeramente el tetragrama y posteriormente el pentagrama para poder escribir la música incorporada a la liturgia. A ellos se debe también la escala musical (Guido D’ Arezzo).
Los Padres de Europa son tres monjes:
- San Benito
- San Cirilo
- San Metodio