Moderados y Progresistas: Configuración del Estado Liberal durante el Reinado de Isabel II
Moderados y Progresistas: La Construcción del Estado Liberal en el Reinado de Isabel II
El reinado de Isabel II (1833-1868) marcó la construcción del Estado liberal en España, un proceso caracterizado por dos conflictos principales: uno ideológico y otro de poder. Surgieron órganos representativos y partidos políticos, que eran agrupaciones de personas en torno a alguna figura prominente, aunque carecían de programas organizados. La mayoría de la población se mantenía al margen de la política debido a la falta de tradición parlamentaria y al sufragio restringido. La burguesía y el ejército adquirieron gran importancia en esta época. Los principales partidos fueron los moderados y los progresistas.
El Partido Moderado
El Partido Moderado abogaba por reformas graduales, evitando confrontaciones con la monarquía, la nobleza y el clero. Estaba compuesto por terratenientes, comerciantes e intelectuales que defendían:
- Monarquía constitucional.
- Sufragio censitario.
- Soberanía compartida entre las Cortes y la Corona.
- Poderes:
- Legislativo: compartido entre las Cortes y la Corona.
- Ejecutivo: en manos de la Corona.
- Judicial: ejercido por los tribunales de justicia.
- Cortes bicamerales.
- Amplios poderes para la Corona.
- Limitaciones a los derechos y libertades individuales y colectivas.
- Poder local: alcaldes designados por el gobierno.
- Confesionalidad católica del Estado.
- Proteccionismo económico.
Dentro del partido existían tres tendencias: ultraconservadora, aperturista y una central, liderada por el general Narváez. En 1854, se formó la Unión Liberal, un nuevo partido de corte moderado liderado por O'Donnell.
El Partido Progresista
El Partido Progresista buscaba reformas más rápidas y radicales. Contaba con el apoyo de la burguesía industrial y financiera, la pequeña y mediana burguesía, profesionales liberales, artesanos y una parte de los oficiales del ejército. Sus principios eran:
- Monarquía constitucional.
- Sufragio censitario.
- Soberanía nacional.
- Poderes:
- Legislativo: en manos de las Cortes.
- Ejecutivo: ejercido por la Corona.
- Judicial: administrado por los tribunales de justicia.
- Cortes bicamerales electivas.
- Rechazo al papel moderador de la Corona y a su intervención directa en la política. Fortalecimiento de los poderes locales.
- Ampliación de los derechos individuales y colectivos.
- Poder local: alcaldes elegidos por los vecinos.
- Libertad religiosa.
- Liberalismo económico.
El sector más radical se separó en 1849 y formó el Partido Demócrata, que defendía:
- El sufragio universal.
- La ampliación de libertades y derechos individuales y sociales.
La Regencia de María Cristina y Espartero
La regente María Cristina entregó el gobierno a Calatrava, y se promulgó la Constitución de 1837, que intentó conciliar las posturas de progresistas y moderados. Tras el fin de la Primera Guerra Carlista y la firma del Convenio de Vergara, María Cristina se vio obligada a renunciar a la regencia y se exilió en Francia. Espartero asumió la regencia. Su política autoritaria y la represión de las protestas disminuyeron su popularidad. Su desacertada actuación en la insurrección de Barcelona, que culminó con el bombardeo de la ciudad y una dura represión contra los progresistas, provocaron su caída en 1843.
Mayoría de Edad de Isabel II y Características del Periodo
El periodo de la mayoría de edad de Isabel II se caracterizó por:
- Intervención de la reina en política.
- Participación de los militares en el gobierno.
- Monarquía liberal muy conservadora.
- Incapacidad de la reina para conectar con el pueblo.
- Gobiernos muy autoritarios.
- Presencia en el Parlamento exclusivamente de los partidos oligárquicos, mediante sufragio restringido, excluyendo a la mayoría del país de la vida política.
Los moderados se hicieron con el poder al asumir el trono Isabel II y reprimieron los levantamientos progresistas. En 1844 se inició un período de dominio moderado, con una interrupción de dos años de gobierno progresista (Bienio Progresista), que duraría hasta 1868, cuando la Revolución de la Gloriosa puso fin al reinado de Isabel II.