Mitos Clásicos y su Relación con las Islas Canarias: Campos Elíseos, Islas de los Bienaventurados y Más

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Griego

Escrito el en español con un tamaño de 8,54 KB

Campos Elíseos e Islas de los Bienaventurados: Conceptos y Relación con las Islas Canarias

Campos Elíseos

Los Campos Elíseos y las Islas de los Bienaventurados aluden a un mismo concepto: al lugar de residencia de determinados héroes y almas después de la muerte. Este es uno de los tópicos que más relación va a tener con nuestras islas. El Elíseo como lugar de retiro confortable en el que se suponía que gozaba de absoluta felicidad todo aquel que lo habitase, que no llegaba la muerte y que no estaría situado ni en el Hades ni en el Olimpo, sino en una región de la superficie de la tierra, hace su aparición en la literatura occidental con Homero (en la Odisea).

Se ha utilizado esta expresión como morada de héroes (Menelao, Aquiles...), como residencia de almas piadosas y justas, como locus amoenus o pasaje ideal (de ahí la conexión con nuestras islas).

En el primer texto griego en que aparecen citados, los Campos Elíseos se ubican de forma vaga e indefinida “en el extremo de la tierra”, en medio de las aguas del Océano. Esta vaguedad del texto homérico motivó desde el principio toda clase de elucubraciones sobre su localización. Los principales emplazamientos en los que se situaron fueron en Grecia, Egipto, Occidente, la Luna y en las islas atlánticas. Algunos ven en este texto no sólo las Canarias, sino también Madeira y Porto Santo.

Islas de los Bienaventurados

Este es el otro concepto paralelo al anterior, entendido como lugar de residencia de unos determinados héroes o almas justas. El concepto de Islas de los Bienaventurados es uno de los temas escatológicos que más conexión han tenido con nuestro Archipiélago, ya que la denominación de Islas Afortunadas, aún vigente, procede de él.

La primera aparición en la literatura occidental de la idea de unas "islas dichosas, felices o afortunadas”, en las que residen héroes o almas, tiene lugar hacia la segunda mitad del siglo VIII a. C., en Los Trabajos y los Días de Hesíodo. Ese pasaje está en el contexto de uno de los mitos más conocidos en relación con el género humano: el mito de las edades o mito de la Edad de Oro.

La mayoría de los elementos característicos de esta primera edad feliz de la Humanidad los veremos transferidos al tema de las Islas de los Bienaventurados. Después de Hesíodo son numerosísimos los autores que nos hablan de personajes que residen en estas islas: Platón, Apolodoro, Eurípides...

Hacia el siglo V a.C. se opera en Grecia un cambio de perspectiva en relación con el tema: tiene lugar una nueva concepción sobre la vida en el Más Allá. Se introduce como novedad la idea de que después de la muerte hay premios y castigos: éstos por transgredir las leyes divinas, aquellos basados en la idea de la trasmigración de almas y sus sucesivas purificaciones, lo que podría llevar a vivir en unas Islas de los Bienaventurados. Ahora no se trata de héroes vivos, sino de personas después de su muerte.

Al igual que el mito de los Campos Elíseos, el de las Islas de los Bienaventurados desarrolla también el motivo del locus amoenus, como puede apreciarse en Hesíodo.

Precisamente la descripción física de estas islas, con insistencia en los aspectos naturales será una de las notas distintivas de las Islas de los Bienaventurados frente a los Campos Elíseos. Las características de este tipo de islas son:

  • Clima de eterna primavera
  • Extraordinaria riqueza forestal
  • Gran fertilidad natural
  • Enorme riqueza animal
  • Superabundancia de aguas
  • Gran cantidad de minerales
  • Una vida sin fatigas ni trabajos, exenta de enfermedades y de la vejez
  • A veces con elementos extraordinarios como ríos de leche, cosechas de pan...

Islas Afortunadas y su Posible Identificación con Archipiélagos Atlánticos

Hay algunos autores, en especial latinos, que citan unas islas atlánticas, geográficamente situadas frente a la actual Mauritania, o a largo de la costa occidental africana, que con cierta probabilidad puede referirse a cualquiera de los archipiélagos atlánticos, como las Azores, Madeira, Canarias, Salvajes o Cabo Verde. Cualquiera de ellas, y algunas no citadas, podría corresponder a las antiguas Islas Afortunadas citadas de las fuentes antiguas.

El primer texto antiguo, y el más importante, y que con toda seguridad habla de nuestras islas con la denominación de Afortunadas, es el de Plinio, (Historia Natural. VI, 199-205.) Aquí tenemos la mención de algunas de ellas, como Junonía, Pluvialia, Capraria, Ninguaria, Canaria, Ombrios, Convallis...

A partir de entonces, muchos autores citan las islas y la característica de todos ellos es la desfiguración que van sufriendo los nombres de cada una de las islas hasta el punto de multiplicarse en relación con la primera serie ofrecida por Plinio.

Jardín de las Hespérides, Jardín de las Delicias y su Vínculo con la Macaronesia

Se conoce con el nombre de Hespérides a las descendientes de Héspero, el lucero vespertino, por lo que su nombre viene a significar “las Occidentales”. En la mitología griega aparecen sobre todo como cuidadoras del famoso “Jardín de las Hespérides”. En definitiva se trata de uno de tantos jardines míticos que podemos encontrar en la literatura antigua, y sobre todo, el llamado Jardín de las Delicias.

Desde los poemas de Homero encontramos en Grecia una tradición ininterrumpida referida a este tipo de jardines: hay toda una larga tradición de jardines de dioses, de musas... en el que hay que enmarcar el Jardín de las Hespérides. Se trata de un jardín de los dioses, muy ligado a las bodas de Zeus y Hera, donde se encuentran las manzanas de oro, custodiadas por unas ninfas y un dragón, y donde se localiza también un árbol de la vida.

Este jardín aparece en uno de los Doce Trabajos de Hércules, a quien se le encomendó ir a buscar las manzanas del Jardín de las Hespérides.

Asociado con este mito suele aparecer el de Atlas (hermano de Héspero). Los griegos y romanos siempre conocieron mal la montaña africana que hoy conocernos corno Atlas. Se suele relacionar a Atlas con Occidente.

Lo único que se puede decir de la localización de las Hespérides es que se trata de una de las islas del Océano Atlántico, situadas frente a la costa Occidental de África, pero de difícil identificación, ya que pueden referirse a cualquiera de las islas de esta parte atlántica que se conoce hoy como Macaronesia (Azores, Madeira, Canarias, Salvajes, Cabo Verde, ...).

Este tema junto con el de la Atlántida, es uno de los que más se han puesto en conexión con Canarias. Los argumentos que se esgrimen son siempre los mismos: identificación del Atlas con el Teide, equiparación de las Hespérides con unas supuestas islas, así llamadas, en el Océano Atlántico; localización del famoso jardín en alguno de los valles canarios, casi siempre en la Orotava; identificación de las míticas manzanas con algún fruto de estas tierras, como los nísperos...

La Atlántida: Mito y su Hipotética Ubicación en el Atlántico

Es un tema muy discutido y popular, ya que tiene como contenido la ancestral aspiración de la humanidad a una tierra más feliz. Posiblemente no haya una leyenda más misteriosa y romántica a la vez, que haya seducido la imaginación de tantas generaciones de hombres como la Atlántida. Es una leyenda que cuenta con casi veinticuatro siglos de existencia porque las primeras noticias de ella nos las ofrece Platón que nos habla de una gran isla llamada Atlántida, más grande que Asia y Libia juntas, situada al otro lado de las Columnas de Hércules, habitada por un pueblo poderoso y guerrero, que en un momento dado invadió Europa y fue derrotado por los griegos al mando de los atenienses. Luego la isla desapareció como consecuencia de un gran seísmo y fue tragada por el mar.

La teoría de la localización en el Atlántico ha sido sustentada con geólogos eminentes, quienes han dado el nombre de la Atlántida a un hipotético continente que en sus tiempos habría ocupado el Atlántico Norte del que quedarían como testigos las islas Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde. Esta teoría se apoya en la naturaleza de los sedimentos paleozoicos y en la distribución geográfica de los animales y plantas actuales y extinguidas. Han sido también muchos historiadores canarios que han creído en una Atlántida canaria. Pero la verdad que sólo es un mito.

Entradas relacionadas: