Literatura Española del Siglo XVIII: Ilustración, Neoclasicismo y Tendencias Literarias

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El Siglo XVIII: La Ilustración y su Impacto en la Literatura Española

El siglo XVIII en España marcó un periodo de transición y cambio, iniciado con la llegada al trono de Felipe V de Borbón tras el fallecimiento de Carlos II. Este cambio dinástico trajo consigo la influencia del conocimiento y las nuevas ideas europeas. Progresivamente, se introdujo la Ilustración, un movimiento intelectual fundamentado en el racionalismo, la observación y la libertad de pensamiento.

Etapas de la Ilustración en España

La Ilustración española se desarrolló en varias etapas:

  • Ilustración temprana: aparición de los novatores, precursores de las ideas ilustradas.
  • Ilustración plena: coincidente con el reinado de Carlos III, época de mayor esplendor del movimiento.
  • Declive de la Ilustración: durante el reinado de Carlos IV, marcado por una reacción conservadora.

Durante estas etapas, la Ilustración se difundió a través de tertulias, reuniones celebradas en casas de miembros de la alta nobleza. Para acercar las ideas ilustradas a todas las clases sociales, se crearon aulas de enseñanza y se impulsaron propuestas de reforma educativa. El periodismo experimentó un notable desarrollo con el nacimiento de la prensa. Las tertulias evolucionaron hacia academias de estudio e investigación, y la Real Academia Española se constituyó formalmente en 1713, tomando como base el Tesoro de la lengua castellana.

Géneros Literarios del Siglo XVIII

Poesía en el Siglo XVIII

En el siglo XVIII se cultivaron diversas modalidades poéticas:

  • Poesía didáctica: se expresaba principalmente a través de fábulas. Tomás de Iriarte fue uno de sus máximos representantes, con obras como El perro flautista, donde critica la falta de normativa, y La Urraca y la mona, que caracteriza a los ilustrados como exagerados. Félix María Samaniego, por su parte, escribió fábulas morales como El asno sesudo y La lechera, enfocadas en la enseñanza de la buena vida y la educación de la conducta humana.
  • Poesía satírica: destacaron los tercetos de Leandro Fernández de Moratín, con obras como Admirose un portugués.

El Teatro Neoclásico

El teatro experimentó importantes cambios: se prohibieron los autos sacramentales, se adoptaron influencias francesas y se popularizó el sainete, una obra breve, popular y cómica que seguía la tradición de los pasos de Lope de Rueda, con Ramón de la Cruz como figura destacada. Los corrales de comedias se transformaron en teatros. Con la publicación de la Poética de Luzán, los dramaturgos españoles se adentraron en el teatro neoclásico, que exigía verosimilitud y la regla de las tres unidades (acción única, lugar como único espacio, tiempo menor de 24 horas). Se distinguieron tres subgéneros:

  • Tragedia: caracterizada por su frialdad y falta de viveza.
  • Comedia: con un enfoque didáctico y crítico hacia los vicios y debilidades, buscando mostrar la razón.
  • Drama: proveniente de Francia, buscaba generar en el espectador sentimientos de ternura y compasión, como en El delincuente honrado de Jovellanos.

Leandro Fernández de Moratín fue el principal autor del teatro neoclásico. Adecuando el lenguaje a la condición de cada personaje, atraía al público y expresaba las ideas ilustradas. Su obra principal, El sí de las niñas, refleja el carácter didáctico, el escarnio y la ridiculización de las costumbres antiguas, y está dividida en tres actos.

La Prosa: Ensayo, Cartas y Periodismo

En esta época se cultivaron otros géneros en prosa, como el ensayo, las cartas y el periodismo.

  • Ensayo: obra que trata un tema concreto y ayuda a difundir nuevos ideales, escrita de forma accesible para todos. Benito Jerónimo Feijoo, monje benedictino, abordó temas como las falsas creencias y la literatura en su obra Teatro crítico universal, con un estilo dirigido a un lector culto-medio y con poca retórica. Gaspar Melchor de Jovellanos reflexionó sobre los problemas de España y sus soluciones en obras como el Informe sobre la ley Agraria, donde analiza el hundimiento de la agricultura nacional y propone reformas.
  • Cartas: el género epistolar se inició con las Cartas persas de Montesquieu, que promovieron una lectura cómoda, una estructura fácil y la libertad del autor. Destacan las Cartas marruecas de José Cadalso, con un estilo claro y preciso. En ellas, los personajes Genzel, Ben Zeley y Nuño dialogan sobre la vida en España.
  • Periodismo: fundamental para la difusión y el desarrollo del pensamiento español del siglo XVIII. Comenzó con las hojas volanderas (panfletos sobre política) y los mercurios (publicaciones mensuales más literarias). Posteriormente, aparecieron los primeros periódicos. La prensa se desarrolló hasta ser censurada y, finalmente, alcanzó la madurez, como se refleja en el periódico El Censor, que abordaba temas políticos. La prensa culta difundía información política (La Gaceta de Madrid), mientras que la prensa popular trataba temas variados y se distribuía por toda España (almanaques y pronósticos).

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