Libertad, Responsabilidad y Conciencia: Una Exploración Psicosocial
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1. La Libertad y sus Implicaciones
Los seres humanos poseemos la facultad de autogobernarnos, es decir, tomar nuestras propias decisiones y actuar de acuerdo a ellas. Esta facultad nos conduce directamente al término libertad. En el acto libre intervienen:
- La voluntad: Elige una vez que nuestra inteligencia nos ha permitido conocer las distintas posibilidades. Antes de elegir, deliberamos: analizamos todas las posibilidades, con sus ventajas e inconvenientes, y nos decidimos por la que nos parece la mejor solución.
- Libertad: No consiste en poder ir o venir, salir o entrar, sino en la capacidad y la posibilidad de elegir. Por eso podemos afirmar que la raíz de la libertad está en la voluntad.
Es una decisión interior. Al fin y al cabo, ¿de qué nos sirve poder elegir si luego no tenemos voluntad para actuar conforme a esa decisión? Sin embargo, en nuestra vida cotidiana no siempre actuamos de esa manera. Nos detendremos a analizar cuáles son las razones más frecuentes que determinan nuestros actos.
2. ¿Por Qué Hacemos lo que Hacemos? Motivos
Motivo: Es la razón que tenemos, o creemos tener, para hacer algo, la explicación más aceptable de una conducta cuando reflexionamos sobre ella.
2.1. Órdenes
Uno de los motivos que saltan a primera vista es que hay cosas que se hacen porque se nos mandan. A esos motivos les llamaremos órdenes. Aceptamos esas órdenes por miedo a la represión o al castigo, o por respeto a la persona que nos manda, en quien confiamos y sabemos que quiere lo mejor para nosotros. Las órdenes no tienen por qué ser negativas:
A través de ellas aprendemos las normas básicas para nuestra integración en la sociedad.
2.2. Costumbres
Definimos las costumbres como gestos que se repiten sin pensar. Las costumbres nos hacen la vida más cómoda y nos evitan una presión innecesaria. Facilitan la integración en la sociedad. Si una costumbre atenta contra los derechos humanos, no debe permitirse.
2.3. Caprichos
Un capricho es un gesto que nace desde dentro espontáneamente, sin que nadie nos obligue. En ocasiones no nace de nosotros, sino de algo que apreciamos en otros. En otras ocasiones se trata de llevar la contraria.
- Nunca una acción es buena por ser capricho, orden o costumbre. Se debe examinar detalladamente.
- Nadie puede ser libre en mi lugar. Ser adulto significa decidir nuestra propia vida y no la que otros han inventado para nosotros.
- La ética de una persona no tiene nada que ver con los castigos ni con los premios.
3. Libertad Limitada
La libertad no es absoluta porque el ser humano no puede todo.
- Limitación física: Es la que está relacionada con la naturaleza, es decir, no podemos volar.
- Limitación psicológica: No podemos conocerlo todo y nuestros sentimientos condicionan nuestras decisiones.
- Limitación moral: Surge cuando descubrimos que podemos pero no debemos. La libertad es un medio para alcanzar fines mayores. Los ácratas piensan que la ley es una limitación. Por eso utilizan la ley del más fuerte, que es la ausencia de límites. Estamos condicionados por nuestra cultura, educación, etc. No somos libres de elegir lo que nos pase, pero sí de responder ante ello. Hay cosas que sí y que no dependen de nosotros, de ahí la importancia de conocer nuestras limitaciones y talentos. Los elementos externos no elegidos limitan nuestra libertad. Siempre hay una persona que puede romper con todo. Somos previsibles, pero no podemos estar convencidos de lo que sucederá.
4. ¿Por Qué Elegimos Mal?
La imperfección de la libertad es inclinarse por algo que no sea bueno. Influyen el no conocer las consecuencias y la falta de voluntad. La inmoralidad no debe defenderse en nombre de la libertad.
5. Responsabilidad
Cualquier acto libre, alguien lo ha hecho y alguien debe responder ante él. La responsabilidad es la capacidad que tenemos para dar cuenta de nuestras elecciones. La libertad y la responsabilidad son inseparables. Respondemos ante los demás (cuando nuestros actos les afectan). Las decisiones tienen un peso decisivo en la estabilidad social y en la búsqueda del bien común. Respondemos también ante nosotros mismos. Nuestros actos y decisiones son los que nos hacen de una u otra manera.
6. Conciencia
La conciencia es la herramienta que sirve para distinguir lo que está bien de lo que está mal. La inteligencia juzga con moralidad nuestros actos. Es fundamental tener unos requisitos mínimos sociales y económicos para el desarrollo de una buena conciencia. Para ello es necesario:
- Saber que no todo da igual: hay cosas que nos benefician y que nos perjudican. Igualmente, tener definida una escala de valores.
- Estar dispuestos a fijarnos en si lo que hacemos se corresponde con lo que realmente queremos.
- Debemos desarrollar un buen gusto moral, es decir, no aceptar aquello que nos repugna. Para conseguir esto se necesita un proceso donde los niveles de exigencia deben ir haciéndose más firmes conforme crecemos: la conciencia de un adulto no es la misma que la de un niño.
- Renunciar a buscar excusas. No admitir errores supone un freno al desarrollo de la conciencia. El remordimiento de conciencia es el descontento de utilizar mal la libertad.
- No obligar a nadie a actuar en contra de su conciencia. Cualquier decisión tomada en conciencia no tiene por qué ser correcta, de ahí la importancia de educar la conciencia.
- Hacer lo correcto y evitar lo incorrecto.
- Tratar a los demás como te gustaría que te tratasen.
- No utilizar medios incorrectos para conseguir un fin personal.