Leonardo da Vinci: Genio Polifacético del Renacimiento
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El Desafío de la Educación y la Carta a Ludovico Sforza
En la charla “El desafío en la educación para desarrollar habilidades en los futuros profesionales” se leyó la arrogante carta con que Leonardo da Vinci se encomendó al duque Ludovico Sforza al iniciar su oficio de pintor a sueldo. La vida de da Vinci, donde la fantasía y la razón alimentaron su espíritu, nos muestra cómo las características propias de cada persona dan la esencia, no el título profesional.
Un Humanista del Renacimiento
Nadie como Leonardo da Vinci encarna el Renacimiento. Humanista por excelencia, genio polifacético que abarcó todas las ramas del saber, revolucionó la pintura (influyendo en artistas posteriores como Rafael y Miguel Ángel) y adelantó la ciencia en casi todas sus disciplinas. Sus contemporáneos lo calificaron como hombre universal.
Nacido en 1452 en un pueblo de Florencia, pertenecía a una familia de escasos recursos. No asistió a la universidad y fue autodidacta, hecho que marcó profundamente su carácter.
A los 15 años, ingresó como aprendiz en el taller de Andrea del Verrocchio en Florencia. Sus cualidades quedaron reflejadas en su primer trabajo: el rostro de un ángel rubio en El Bautismo de Cristo de Verrocchio. La resplandeciente cara del querubín, con su expresión divina, es el contrapunto gozoso de una pieza menor.
Desde el principio, uno de sus rasgos distintivos fue su clara apuesta por la originalidad.
El Artista en Milán
Inició su oficio de pintor a sueldo en Milán, bajo la protección del duque Ludovico Sforza. En una arrogante carta, se autoproclamaba maestro en todas las disciplinas, proponiendo aplicar su talento con fines bélicos: desde galerías subterráneas hasta carros cubiertos. Afirmó que nadie podía rivalizar con él como pintor, escultor y arquitecto. La carta termina: "Si alguien tiene dudas y cree que algo de lo que he dicho hasta ahora es imposible de realizar, estoy preparado para demostrárselo en vuestro jardín o donde Su Excelencia desee".
Entre los seis cuadros que pintó en Milán destacan La Virgen de las Rocas y el mural de La Última Cena.
La Última Cena
En La Última Cena, da Vinci imparte una lección insuperable de composición. El tema (Cristo revela al discípulo traidor, Judas) se resuelve con la división de los Doce Apóstoles en cuatro grupos, vinculados por un único movimiento: una ráfaga de emociones sobrecogedora. Sorpresa, indignación, pena, dolor… son los sentimientos que invaden a los discípulos. Jesucristo, en el centro, permanece solo, premonitoriamente abandonado antes de la Pasión, representando el misterio de la divinidad.
La Gioconda (Mona Lisa)
La Gioconda, o Mona Lisa, es producto de la maestría de da Vinci. El trazo asimétrico y la difuminación del fondo añaden un halo misterioso a una mirada que atrae magnéticamente la atención. Sobresale por las innovaciones técnicas: el sfumato (eliminación de contornos, difuminándolos en una neblina que genera atmósfera) y el claroscuro (modelado de formas a través del contraste de luces y sombras). Las luminosas manos de la Mona Lisa ejemplifican el claroscuro. La mirada, con ojos oscuros enmarcados en párpados delicados, atrae al espectador. La falta de cejas obedecería a la moda florentina o a las restauraciones.
Este retrato, fuente de inspiración durante cinco siglos, suscitó interpretaciones en el mundo artístico e intelectual. Sigmund Freud creyó descubrir lo que escondía la sonrisa: "La sonrisa de la Gioconda despertó en el artista el recuerdo de la madre de sus primeros años infantiles". Actualmente, La Mona Lisa es la principal atracción del Museo del Louvre de París.
El Científico Leonardo
Para sus estudios científico-técnicos, Leonardo adoptó la observación y la experimentación. Para él, la naturaleza era el espacio donde debía buscarse el conocimiento, y sus límites debían someterse a las leyes matemáticas. Estaba convencido de que la ciencia podía prever, imitar e, incluso, reproducir los fenómenos naturales. Afirmaba que solo el ser humano podía develar los misterios de la realidad. Fue un buscador incansable de conocimiento: "el saber no ocupa espacio".
Da Vinci poseía el don de anticipar verdades que, con el tiempo, serían confirmadas. Sus investigaciones en geología, arquitectura (fue el primero en aplicar las leyes de la perspectiva), anatomía (escribió tratados con reproducciones detalladas del cuerpo humano, señalando las primeras teorías sobre los espasmos musculares de las válvulas cardíacas), aviación (sus estudios sobre máquinas voladoras anticiparon el efecto de elevación y propulsión, la estabilidad y el equilibrio; las alas que esbozó se aplicaron en los primeros aeroplanos; su tornillo aéreo se considera antepasado del helicóptero), e incluso inventó el primer prototipo de submarino. Fue uno de los padres de la hidráulica y su propuesta de canalización de ríos aún tiene valor práctico.
Para muchos fue el visionario perfecto, como dijo Freud: "Leonardo da Vinci despertó mientras los demás hombres aún dormían el sueño de las tinieblas".
Los Mecenas del Arte
En la Italia del Renacimiento, muchos artistas trabajaron bajo el mecenazgo. Florencia, Génova, Venecia y Roma se convirtieron en centros de esplendor cultural. Leonardo prestó sus servicios a los Médicis, los Sforza, los Este, el papa León X y, en sus últimos años, al rey de Francia, Francisco I.
Recursos Adicionales
Sitios para visitar: www.artehistoria.com (sección Genios de la Pintura), www.mos.org/leonardo, y www.museoscienza.org/leonardo/leonardo.html
Libro: Leonardo, el primer científico por Michael White (Plaza y Janés).
Cine y TV: Vida de Leonardo da Vinci (1968), dirigida por Renato Castellani (serie de televisión de la RAI).
Publicado por diario La Tercera "Personajes que cambiaron el mundo".