León Battista Alberti: Arquitecto y Teórico del Renacimiento
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León Battista Alberti: Un Genio del Renacimiento
Vida y Formación
León Battista Alberti (1404-1472) fue un destacado humanista, arquitecto, teórico del arte, historiador, científico y poeta italiano. Considerado uno de los máximos exponentes del Renacimiento, Alberti nació en Génova en 1404. Recibió una educación privilegiada, primero en la escuela de Barcizia en Padua y luego en la Universidad de Bolonia, donde estudió griego, matemáticas y ciencias naturales. En 1434, se incorporó a la corte papal en Florencia, donde se integró rápidamente en los círculos intelectuales de la ciudad gracias a sus ideas humanistas.
Un Teórico Visionario
Alberti se destacó más por su enfoque teórico que práctico. A diferencia de muchos arquitectos florentinos de la época, rara vez supervisó la construcción de sus propios diseños. Sin embargo, sus edificios se encuentran entre los más importantes de la arquitectura del Quattrocento. Su principal contribución fue como teórico, escribiendo extensamente sobre arquitectura y escultura. Su obra refleja la creencia de que el arte es más una disciplina intelectual que una mera práctica manual.
La Teoría del Arte y la Arquitectura
La teoría del arte de Alberti se refleja en su arquitectura. Para él, el interés público prevalecía sobre todas las cosas, ya que representaba el bien común. En la búsqueda del bien individual, Alberti no se preocupaba por el tipo de gobierno existente.
Su tratado "De re aedificatoria" es un conjunto de reflexiones teóricas del Quattrocento. Fue un proyecto ambicioso, escrito en latín y sin ilustraciones. Su importancia radica en que influyó a arquitectos posteriores como Bramante y Leonardo da Vinci. En general, todos los arquitectos de la época lo tuvieron en cuenta a la hora de construir.
Proyectos Arquitectónicos Destacados
San Francisco de Rimini (Templo Malatestiano)
Este proyecto fue un encargo del príncipe de Rimini, quien deseaba un monumento que albergara su tumba, la de sus amantes, antepasados y amigos humanistas. Alberti recupera la idea de templo, aplicándola a un príncipe. La fachada presenta arcos del triunfo, dividida en dos cuerpos con tres grandes arcos, columnas adosadas al muro con dintel y está elevada sobre un podio. Destacan los elementos formales y la nueva función del templo.
Santa Maria Novella (Florencia)
Realizada con la ayuda de Biertino, la fachada de Santa Maria Novella se caracteriza por la alternancia de colores y dos cuerpos unidos por volutas. Alberti empleó proporciones cuidadosamente estudiadas y elementos geométricos en la decoración.
Palacio Rucellai (Florencia)
Construido con la colaboración de Rosellino, el Palacio Rucellai presenta una planta asimétrica. Alberti se centró en la fachada, que quedó inacabada en un lado. La fachada se caracteriza por la separación de pisos a través de arquitrabes, aunque no se corresponden con la planta de los pisos. Se utilizan pilastras con sillares, que no son toscos, y los tres órdenes clásicos: dórico en el piso inferior, jónico y corintio en los superiores. Las puertas son de dimensiones considerables.
Capilla del Santo Sepulcro (Florencia)
En esta capilla, Alberti construyó una bóveda de cañón. La decoración alterna piedra blanca y gris. El edículo central posee una simbología religiosa. La decoración del templete muestra reminiscencias clásicas e inscripciones latinas. Posee pilastras adosadas con siete estrías, como el Panteón.
Iglesia de San Sebastián (Mantua)
Aunque bastante modificada, la Iglesia de San Sebastián conserva el toque de Alberti. Se construyó rápidamente sobre un edificio romano, tomando como referencia el Mausoleo de Teodorico en Rávena. La iglesia tiene tres plantas, originalmente con una cúpula (no construida), cinco vanos y un frontón interrumpido por los vanos. En los lados, se observan filas de dobles pilastras. El interior es una nave abovedada con casetones y una cúpula en el crucero.
Iglesia de San Andrés (Mantua)
En este edificio, Alberti recupera el gusto por lo clásico del Arco de Trajano y el pronaos del templo clásico. Presenta pilastras gigantes, una fachada muy alta con un enorme vano central de entrada y grandes capiteles. El interior consta de una nave central con cubierta de bóveda de cañón continua y capillas laterales que se alternan, una abierta y otra cerrada. La fachada está dividida en dos cuerpos, y en los laterales se puede dividir en tres. El cuerpo superior de la fachada está coronado por un frontón.