El Legado de Roma: Sociedad, Derecho y Conquista de Hispania

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Las Calzadas Romanas

El Imperio romano llegó a tener un sistema de carreteras de cerca de 80.000 km, formado por veintinueve vías que partían de la ciudad de Roma y una red que cubría todas las provincias conquistadas importantes, incluyendo Gran Bretaña.
Las dos calzadas más antiguas de Italia son la Vía Apia, que se empezó a construir alrededor del 312 a. C. (iba de Roma a Bríndisi), y la Vía Aurelia, iniciada a mediados del siglo I a. C., que pasaba por Etruria. En la península ibérica, la calzada más importante era la Vía Augusta, que unía Cádiz con los Pirineos, desde donde enlazaba con la Vía Domicia, que llegaba hasta Italia. Otras grandes calzadas de la península ibérica son la que partía de Tarragona y llegaba a Mérida pasando por Toledo, y la que entraba por Pamplona y se dirigía a Astorga; de allí arrancaba otra hacia Mérida y continuaba hasta Itálica. De la construcción de una calzada se encargaban los legionarios. De su mantenimiento, en cambio, se encargaban los censores, los gobernadores provinciales o los gestores de carreteras (curatores viarum). Los gastos de mantenimiento se dividían entre el tesoro público, las autoridades locales y los propietarios de los terrenos por donde pasaba la calzada. Por otra parte, para circular por las carreteras, los viajeros o las mercancías transportadas tenían que pagar peajes, especialmente en los puentes o a la entrada de las ciudades.

La Legión Romana

El ejército romano —que fue creciendo y perfeccionándose con el tiempo— fue un factor clave para que Roma acabara controlando el vastísimo territorio que conquistó. El ejército romano se organizaba en legiones. La legión era una unidad táctica formada por soldados de infantería (entre 4.200 y 6.000 por legión, según la época) y soldados de caballería (unos 300 por legión). Conocemos el nombre con que eran designadas unas cincuenta legiones, aunque nunca hubo tantas de manera simultánea. Normalmente, el ejército de Roma dispuso de unas 28 legiones fijas, pero se podían reclutar más según las necesidades de cada momento.

Las Fuentes del Derecho Romano

La primera ley escrita en Roma fue la Ley de las Doce Tablas. Se trata de un texto muy simple con expresiones imperativas de una gran severidad. Se admite, entre otras, la ley del talión (según la cual alguien se puede vengar de otro haciéndole lo mismo que ha recibido de él) y la pena de muerte para determinados ladrones. La Ley de las Doce Tablas cayó pronto en desuso y en su lugar surgieron nuevas fuentes de creación de derecho. Las más importantes fueron:

  • Las leyes
  • Los plebiscitos
  • Los senadoconsultos
  • Los edictos de los magistrados (ius honorarium)
  • Las respuestas
  • Las constituciones imperiales

La Escuela en la Antigua Roma

No había escuelas como las que conocemos actualmente. La enseñanza no era obligatoria ni estaba controlada por el Estado, como ahora, sino que los padres decidían libremente sobre la educación de sus hijos, y muchos niños no recibían instrucción. La escuela podía ser una simple habitación alquilada (taberna) o un local abierto que diera a la calle (pergula). Las clases empezaban por la mañana, con una breve interrupción a mediodía para comer, y continuaban por la tarde. En total, las jornadas escolares duraban unas seis horas. El curso comenzaba a finales de marzo y el año escolar parece que duraba ocho meses, a pesar de que no se sabe con certeza si había un periodo oficial de vacaciones de verano. No había escuela los días festivos ni los días de mercado.

La Conquista Romana de Hispania

En las guerras púnicas, Roma y Cartago se disputaban el dominio del Mediterráneo. En el año 218 a. C., el general romano Gneo Escipión desembarcó en Ampurias con la intención de cerrar el paso al general cartaginés Aníbal, que pretendía atacar Italia utilizando la península ibérica como base de avituallamiento. Por primera vez, los romanos penetraban en la futura Hispania. Durante la contienda, tanto los cartagineses como los romanos intentaron atraer a los pueblos ibéricos. Partiendo de Tarraco (Tarragona), las tropas romanas pronto controlaron la parte nororiental de la península, aunque encontraron alguna oposición, como la revuelta de los ilergetes, dirigidos por Indíbil y Mandonio. En el año 206 a. C. fue expulsado de la península ibérica el último general cartaginés. Cuatro años más tarde, todo el levante y el sur de la península se encontraban ya bajo dominio de Roma. Los pueblos sometidos fueron obligados a pagar tributos, y sus minas y tierras pasaron a ser propiedad de Roma.

Fases de la Conquista de Hispania

La conquista de Hispania tuvo tres momentos significativos:

  • Guerras Celtíberas (181-133 a. C.) y Conquista del Oeste Peninsular: Los celtíberos eran el principal pueblo de la Hispania central. Estaban organizados en tribus independientes, como los vacceos y los lusitanos. Los romanos libraron tres guerras contra ellos. En la tercera, dirigida por Quinto Cecilio Metelo, los romanos conquistaron Numancia, en el 133 a. C. Entre los años 155-139 a. C. tuvo lugar la guerra lusitana, en la que Viriato se enfrentó a los romanos. En el 137 a. C., Décimo Junio Bruto ya había conquistado el territorio que los romanos denominaron Gallaecia (aproximadamente, la actual Galicia).

  • Guerras Civiles: Durante las guerras civiles de finales de la República (guerras en las que diferentes partidos y grupos de intereses se disputaban el poder de Roma), Hispania adquirió un protagonismo considerable, porque las tropas de Pompeyo se enfrentaron a las de Julio César en la batalla de Ilerda (Lérida) en el 49 a. C. Esta batalla, que ganó Julio César, fue decisiva para el triunfo que obtuvo sobre Pompeyo, el cual se produjo finalmente en Munda (45 a. C.).

  • Guerras Cántabras: Durante el reinado de Augusto, Roma luchó contra los cántabros (29-19 a. C.) para sofocar una rebelión protagonizada por este pueblo del norte de Hispania. El propio emperador se trasladó a Segisama (la actual Sasamón, en Burgos) para dirigir la campaña personalmente. La desaparición de la cultura cántabra comportó la conquista casi definitiva de Hispania.

El Proceso de Romanización en Hispania

Una vez conquistada y pacificada Hispania, los romanos impusieron su organización política, social y económica. Es el llamado proceso de romanización, que se manifestó en aspectos como estos:

  • El latín vulgar fue reemplazando a las lenguas ibéricas.
  • El derecho romano sustituyó al derecho indígena.
  • Se crearon latifundios de propiedad privada.
  • El trabajo en el campo se organizó en torno a las villas.
  • La construcción de una red de caminos.
  • La unificación de la moneda.
  • La expansión del comercio.

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