El Legado de Hegel: De la Izquierda Hegeliana al Socialismo Utópico

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 4,95 KB

La Izquierda Hegeliana

Tras la muerte de Hegel se produce una escisión entre sus seguidores. Por una parte, están los viejos hegelianos que siguen defendiendo el sistema y piensan que es inmoral subvertir el estado de cosas; por otra, surgen con fuerza los jóvenes hegelianos que se muestran insatisfechos con un mundo que les resulta inadecuado.

  • Entre los principales representantes de la izquierda hegeliana hay que señalar a: Ludwig Feuerbach.

Las primeras batallas se libran en el seno de la teología. En 1835, Strauss publica La vida de Jesús, en la que desmitifica la persona y el mensaje de Jesús. Feuerbach, por su parte, se muestra crítico con la visión idealista de la historia. Lo que mueve a los seres humanos a actuar es lo material, lo económico.

En La esencia de la religión y en La esencia del cristianismo, Feuerbach hace una dura crítica de la religión cristiana. No es Dios quien ha creado al hombre, sino el hombre quien creó a Dios.

El hombre ha creado un ser que se ha levantado contra su propio creador, sin que este sea consciente. Aquí radica la alienación religiosa: el ser humano rinde culto y obedece a un dios y unas instituciones esclavizantes que él mismo ha creado, y no es consciente de ello.

El hombre necesita descubrir el hechizo, lo que derrumbará la religión. Entonces descubrirá que “el hombre es un dios para el hombre”. Feuerbach defiende un humanismo ateo centrado en el ser humano.

El Socialismo Utópico

Utópico significa “lo que no tiene lugar”. Los socialistas utópicos hablan de ideales sociales que demandarían unos cambios radicales en la sociedad. Prescinden de las condiciones objetivas que hacen posibles los cambios.

Saint-Simon

Defiende una nueva sociedad con un nuevo cristianismo que sustituya al viejo, una sociedad en que predomine la fraternidad y la justicia social.

Charles Fourier

Criticó el excesivo incremento de riqueza por parte de unos pocos. Para lograr una sociedad feliz propone la división en pequeñas falanges para poder convivir en felicidad. Las falanges son autosuficientes, se gobiernan a sí mismas, se trabaja para vivir y no para ganar más.

Joseph Proudhon

Formado en los ideales de la izquierda hegeliana, participó de las inquietudes marxistas. Afirmó que la propiedad capitalista era un robo, no la pequeña propiedad, fruto del propio trabajo que da independencia al trabajador.

Bakunin

Compartió con Marx el odio a toda reforma, porque es una estrategia que usa el poder para seguir manteniéndose. Bakunin defendía una libertad radical y destacaba toda forma de Estado por oprimir las libertades. Defiende la igualdad económica, social y política.

Nacionalismo e Internacionalismo

Restava un problema als treballadors: les velles rivalitats nacionals. Si la crisi no era provocada per tots els països alhora, el país sense crisi s’apoderaria del mercat del país en crisi. La crisi havia de ser mundial o fracassaria. L’esperança de Marx estava en que la Internacional de treballadors construiria una consciència de classe mundial que eliminaria els prejudicis i els odis nacionals. Aquesta esperança va quedar truncada.

L’ordenació política de la producció

Respecte de l’Estat, Marx creia que aquest només servia com un instrument per mantenir les injustícies, per protegir la propietat privada. La protecció de la propietat es duia a terme pel monopoli de la violència, violència que el proletariat hauria de mantenir durant un temps, però que s’acabaria eliminant un cop arribés al pau social.

La dictadura del proletariat

De la revolució havia de sorgir un partit triomfant, l’obrer, el qual s’erigiria en una dictadura per reordenar el sistema productiu, abolint tota forma de poder anterior. La idea és que un cop això fet, la dictadura s’hauria també de destruir a sí mateixa, destruint els últims vestigis de l’Estat que quedessin. L’única política seria la política de l’empresa i de les diferents empreses coordinant-se entre sí. Empreses, òbviament, sense capitalistes que els dirigissin sinó dirigides democràticament pels treballadors. La crítica [que el llibre fa] a Marx és clara: no podem pretendre que augmenti la producció per tal de satisfer les necessitats de tots i prescindir, alhora, de la forma més eficient d’organitzar l’economia, l’Estat. Marx no va veure a l’Estat més que un aparell repressor i protector dels burgesos.

La democràcia popular

L’organització ideal per Marx consistia en que les fàbriques elegissin uns representants democràticament. Aquests havien de debatre amb els representats d’altres fàbriques del mateix sector industrial. Es volia evitar tant la burocràcia com el centralisme. La política coincidia amb l’economia; no hi hauria d’haver cap política més enllà de l’economia.

Entradas relacionadas: