Lazarillo de Tormes: Pasajes Clave y Temas Esenciales

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El Lazarillo de Tormes: Pasajes Clave y Temas Esenciales

Nuevo oficio, boda y arcipreste. Tratado 7. Este fragmento pertenece a la novela picaresca “El Lazarillo de Tormes”. Aquí, Lázaro narra su vida como pregonero en Toledo. Este oficio le ha proporcionado estabilidad económica y reconocimiento en la ciudad. Su habilidad y buen desempeño han hecho que sea una figura respetada, siendo considerado el experto en la materia en toda la ciudad. Gracias a su reputación, el señor arcipreste de San Salvador le ofrece casarse con una de sus criadas, lo cual Lázaro acepta con gratitud debido a las ventajas que esto le brindará. Su esposa resulta ser una buena compañera y trabajadora, y además, su relación con el arcipreste le proporciona beneficios adicionales como ayuda económica y favores. Sin embargo, la felicidad de Lázaro se ve empañada por los chismes y las habladurías malintencionadas de algunas personas, que insinúan que su esposa mantiene una relación inapropiada con el arcipreste. A pesar de la confianza que Lázaro tiene en su esposa y en el arcipreste, estas acusaciones causan conflictos y preocupaciones en su hogar. Para mantener la paz en su casa, Lázaro defiende a su esposa con firmeza, rechazando cualquier comentario malicioso y mostrando su total apoyo y confianza en ella. Aunque las habladurías persisten, Lázaro se mantiene firme en su defensa de su esposa y en su determinación de no permitir que las malas lenguas afecten su relación y su felicidad doméstica. En conclusión, tras narrar sus experiencias como pregonero y su matrimonio con la criada del arcipreste, Lázaro enfrenta el desafío de lidiar con los chismes y las habladurías maliciosas que circulan en su entorno. A pesar de estas adversidades, Lázaro demuestra su lealtad hacia su esposa y su confianza en el arcipreste, defendiendo su honor y manteniendo la paz en su hogar. Su determinación para proteger su felicidad y su relación con su esposa refleja su carácter íntegro y su compromiso con sus seres queridos, a pesar de las dificultades que puedan surgir en el camino.

El buldero y el alguacil. Tratado 5. Este fragmento pertenece a la novela picaresca “El Lazarillo de Tormes”. Aquí, el buldero y el alguacil protagonizan un episodio que revela la astucia del primero y la credulidad del pueblo. El buldero, frustrado por la falta de interés del pueblo en comprar sus bulas, orquesta una situación en la que el alguacil lo acusa de falsificador. Esta disputa, que casi llega a la violencia, culmina con el alguacil declarando públicamente que las bulas son falsas. Sin embargo, esta revelación no proviene de una súbita moralidad, sino de la maquinación del buldero para aumentar el interés del pueblo en sus bulas. La estrategia del buldero es revelada cuando el alguacil entra en la iglesia y confiesa haber sido engañado por el buldero, quien lo convenció de ayudarlo en su negocio a cambio de una parte de las ganancias. Este acto de confesión y arrepentimiento por parte del alguacil convence al pueblo de la falsedad de las bulas, hasta el punto de aborrecerlas por completo. La escena culmina con el buldero subiendo al púlpito y, fingiendo estar poseído por el demonio, protagonizando un espectáculo que aterra al pueblo. Sin embargo, esta artimaña es desenmascarada cuando el buldero y el alguacil, en complicidad, se ríen y burlan del engaño ante la incredulidad del narrador, quien hasta entonces creía en la veracidad del milagro. Este pasaje subraya la habilidad del buldero para manipular las creencias del pueblo y aprovecharse de su superstición para su propio beneficio. Además, resalta la fragilidad de la fe y la influencia de la manipulación en la percepción de la verdad.

La cena de Lázaro y el escudero. Tratado 3. Este fragmento pertenece a la novela picaresca “El Lazarillo de Tormes”. Aquí, se describe un momento en el que Lázaro, después de cenar, observa compasivamente a su amo, quien mira con anhelo los restos de comida que Lázaro guarda en su regazo. A pesar de su propia necesidad, Lázaro siente lástima por el escudero y desea invitarlo a compartir su comida, aunque teme que rechace el ofrecimiento por haberle dicho previamente que ya había comido. El simbolismo de la comida en este fragmento representa la supervivencia y la compasión, mientras que la actitud de Lázaro refleja su humanidad y empatía hacia su amo, a pesar de las dificultades que enfrenta. El comportamiento del ciego revela su dependencia de Lázaro y su disposición a aceptar cualquier alimento que pueda obtener. La interacción entre Lázaro y su amo ilustra la compleja dinámica de poder y dependencia en su relación. Aunque Lázaro se encuentra en una posición de servidumbre, muestra compasión hacia su amo y está dispuesto a compartir sus escasos recursos con él. En conclusión, este fragmento resalta la compasión y la humanidad de Lázaro, así como la difícil situación en la que se encuentra, atrapado entre su propia necesidad y su deseo de ayudar a su amo. La escena refleja las duras realidades de la vida de Lázaro como un pícaro en la España del Siglo de Oro, donde la supervivencia a menudo depende de la compasión y el ingenio.

El escudero y el pan. Tratado 3. Este fragmento pertenece a la novela picaresca “El Lazarillo de Tormes”. Aquí, se expone la decepcionante realidad que enfrenta Lázaro con su nuevo amo, un escudero, quien, a pesar de su apariencia noble, es en realidad tan pobre y hambriento como el propio Lázaro. La escena comienza con el escudero quitándose su capa y preguntando si tenía las manos limpias, lo cual sugiere un sentido de decoro y limpieza que contrasta drásticamente con la pobreza que Lázaro observa en su entorno. El escudero interroga a Lázaro sobre su procedencia y situación, mientras el joven pícaro, sintiendo la desesperación del hambre, espera ansiosamente un indicio de comida. Sin embargo, se hace evidente que no habrá comida, ya que el escudero menciona que no tiene intención de comer hasta la noche. Esta revelación deja a Lázaro abrumado por la desesperanza, recordándole sus anteriores sufrimientos y la dura vida que ha llevado hasta ahora. El comportamiento del escudero, que se enorgullece de su frugalidad y condena el exceso en el comer, refleja una hipocresía común en la sociedad de la época. A pesar de su noble apariencia y discurso sobre la virtud de la moderación, el escudero es incapaz de proporcionar lo básico para la supervivencia, destacando así la desconexión entre las apariencias y la realidad. Lázaro, en su desesperación, intenta disimular su hambre y menciona que no se fatiga mucho por comer, tratando de adaptarse a las circunstancias y agradar a su nuevo amo. Sin embargo, el escudero, al ver que Lázaro saca unos pedazos de pan, no duda en tomar el mejor y más grande, mostrando su verdadera necesidad y falta de consideración. El simbolismo en este fragmento es profundo: la capa del escudero representa las apariencias y el decoro, mientras que la ausencia de muebles y alimentos en la casa simboliza la miseria oculta bajo una fachada de nobleza. El pan, que debería ser un símbolo de sustento y generosidad, se convierte en un objeto de avaricia y supervivencia, subrayando la cruda realidad de la pobreza. En conclusión, este fragmento resalta la ironía y la desesperación en la vida de Lázaro, quien, en su búsqueda de un mejor amo, se encuentra constantemente con la misma adversidad disfrazada de diferentes formas. La escena pone de relieve la hipocresía y la superficialidad de la nobleza, criticando la estructura social que permite tales desigualdades.

Lázaro se iba a morir de hambre, flaqueza. Tratado 2. Este fragmento pertenece a la novela picaresca “El Lazarillo de Tormes”. Aquí, describe su tiempo con su tercer amo, un clérigo avaricioso y cruel que lo somete a una extrema privación de alimentos. Desde el principio, Lázaro se ve en una situación desesperada, sintiendo que la muerte es inminente si no encuentra una solución a su hambre constante. El clérigo, a diferencia del ciego, tiene una vista aguda y una vigilancia constante, asegurándose de que Lázaro no pueda robar ni una sola moneda de las ofrendas ni obtener un poco de vino de la taberna. El comportamiento del clérigo es hipócrita y egoísta, pues aunque predica la templanza en la comida y bebida, en las cofradías y mortuorios se comporta como un glotón, aprovechándose de las circunstancias para satisfacer sus deseos. Lázaro observa esta contradicción con resentimiento, llegando al punto de desear la muerte de los enfermos para poder alimentarse en los banquetes funerarios. Este deseo de muerte ajena para su propia supervivencia simboliza la extrema desesperación y degradación moral a la que se ve sometido. Lázaro se enfrenta a un dilema moral y físico: abandonar al clérigo significaría arriesgarse a encontrar un amo aún peor y enfrentarse a su propia debilidad física, producto de la inanición. Este ciclo de amos crueles refleja la estructura social implacable y la falta de opciones reales para aquellos en la base de la pirámide social. La desesperanza de Lázaro se plasma en su reflexión sobre la muerte, la única salida que a veces desea tanto para sí mismo como para los demás. El simbolismo de la ofrenda y el vino en este fragmento destaca la ironía de la piedad y la caridad religiosa, que no se extiende a aquellos que más lo necesitan, como Lázaro. La figura del clérigo, que debería representar la misericordia y el sustento espiritual, se convierte en una representación de avaricia y crueldad, exacerbando la crítica social inherente en la novela. En conclusión, este fragmento ofrece una vívida representación de la lucha de Lázaro por la supervivencia bajo la tutela de un clérigo mezquino. La narración subraya la desesperación y la degradación moral a la que se enfrenta el protagonista, atrapado en un ciclo de hambre y explotación. El episodio no solo revela las duras realidades de la vida picaresca, sino que también critica las hipocresías de la sociedad y de aquellos que ostentan el poder religioso.

Uvas y ciego. Tratado 1. Este fragmento pertenece a la novela picaresca “El Lazarillo de Tormes”. Aquí, se narra una experiencia que revela tanto la astucia de Lázaro como la perspicacia del ciego. Al recibir un racimo de uvas como limosna, el ciego propone compartirlo con Lázaro de manera equitativa, sugiriendo que cada uno coma una uva por turno. Este acuerdo, aparentemente justo, se rompe rápidamente cuando el ciego comienza a tomar dos uvas a la vez, intuyendo que Lázaro podría hacer lo mismo. Lázaro, al percatarse de la trampa del ciego, decide no solo igualar su engaño, sino superarlo, comiendo tres uvas a la vez cuando puede. Este acto de comer más de lo acordado simboliza la lucha por la supervivencia y la necesidad de aprovechar cada oportunidad para obtener más en una vida marcada por la escasez y la astucia. El simbolismo de las uvas es clave en este fragmento. Representan la tentación y la transgresión, así como el ingenio necesario para obtener ventaja en un entorno adverso. La dinámica entre Lázaro y el ciego se basa en un constante juego de astucia y desconfianza, donde ambos intentan adelantarse al otro. Al final del episodio, el ciego deduce que Lázaro ha comido más uvas de las permitidas por el simple hecho de que no se quejaba cuando él mismo tomaba dos uvas a la vez. Este momento muestra la sagacidad del ciego, quien a pesar de su discapacidad, demuestra una aguda percepción de las acciones de Lázaro. Lázaro, por su parte, se ríe para sus adentros y admira la "discreta consideración" del ciego, reconociendo la inteligencia detrás de su deducción. Este incidente resalta la constante vigilancia y la rápida adaptación que Lázaro debe desarrollar para sobrevivir bajo la tutela del ciego. En conclusión, este fragmento ilustra la dura escuela de la vida picaresca para Lázaro, marcada por la necesidad de ser más astuto que los demás. La interacción con el ciego no solo subraya las dinámicas de poder y engaño entre ambos, sino que también refleja la realidad de una vida donde la supervivencia depende de la habilidad para entender y superar las trampas del otro.

El nabo y la longaniza. Tratado 1. Este fragmento pertenece a la novela picaresca “El Lazarillo de Tormes”. Aquí, se narra un episodio en el que el ciego, amo de Lázaro, le encarga asar una longaniza mientras él va por vino a la taberna. Aprovechando la ocasión y tentado por el hambre, Lázaro sustituye la longaniza por un nabo en el asador, disfrutando del olor a carne mientras satisface su deseo. Sin embargo, al regresar el ciego y descubrir el engaño, se desata una confrontación entre ambos. El simbolismo en este pasaje es evidente: el nabo representa la falta de sustento y la miseria que rodea a Lázaro, mientras que la longaniza simboliza el deseo y la tentación. El acto de engañar al ciego revela la lucha por la supervivencia y la búsqueda de satisfacción en medio de la adversidad. El comportamiento del ciego refleja su astucia y crueldad, así como la relación de poder desigual entre él y Lázaro. La escena culmina en un enfrentamiento físico en el que el ciego, furioso por el engaño, agrede violentamente a Lázaro, quien sufre las consecuencias de su acto de desobediencia. En conclusión, este fragmento destaca la lucha por la supervivencia y la moralidad en un entorno hostil, donde el ingenio y la astucia son herramientas necesarias para sobrevivir. La violencia y el castigo infligidos por el ciego subrayan las duras realidades de la vida de Lázaro como un pícaro en la sociedad del Siglo de Oro.

Jarrón, vino y ciego. Tratado 1. Este fragmento pertenece a la novela picaresca “El Lazarillo de Tormes”. Aquí, se narra una de las astutas y dolorosas experiencias de Lázaro con su primer amo, el ciego. Lázaro, siempre ingenioso, busca diversas maneras de robar vino del jarro del ciego. Primero lo hace directamente cuando el ciego no lo mira, pero al ser descubierto, recurre a una paja para succionar el vino, y luego a un agujero tapado con cera en el fondo del jarro. Cada método muestra la creatividad de Lázaro para sobrevivir, simbolizando su ingenio y lucha constante contra la adversidad. El ciego, astuto y cruel, pronto descubre los trucos de Lázaro. Planea una venganza brutal: mientras Lázaro bebe el vino a través del agujero en el jarro, el ciego levanta el jarro y lo deja caer con fuerza sobre la boca de Lázaro, rompiéndole los dientes y causándole heridas graves. Este acto de violencia no solo muestra la crueldad del ciego, sino que también representa una dura lección para Lázaro sobre la brutalidad del mundo en el que vive. A pesar de curarlo después, el ciego se burla de Lázaro diciendo: "Lo que te enfermó te sana y da salud", resaltando su naturaleza despiadada y el humor negro de la obra. Este episodio es crucial en la evolución de Lázaro, marcando su transición de un niño ingenuo a un pícaro desconfiado y astuto, preparado para enfrentar las dificultades de su vida. En conclusión, este fragmento muestra el doloroso y crucial aprendizaje de Lázaro bajo la tutela del ciego, revelando la astucia necesaria para sobrevivir en un mundo cruel y despiadado. La combinación de ingenio y violencia destaca la relación compleja entre ambos personajes, subrayando las dinámicas de poder y la brutal realidad que enfrenta Lázaro. Este episodio, cargado de simbolismo y humor negro, marca un punto de inflexión en la vida del protagonista, consolidando su transformación en un pícaro sagaz y resistente, esencial para su supervivencia en la sociedad del Siglo de Oro.

Un ciego al mesón y el toro. Tratado 1. Este fragmento pertenece a la novela picaresca “El Lazarillo de Tormes”. Aquí, se narra el encuentro de Lázaro con su primer amo, un ciego, y su primer aprendizaje en el arte de la picaresca. Este momento es crucial en la vida de Lázaro, pues marca el inicio de su camino de supervivencia y aprendizaje en un mundo hostil. Lázaro es entregado por su madre a un ciego que busca un guía. La madre, consciente de la dura realidad, le encomienda a su hijo con la esperanza de que el ciego lo trate bien y le enseñe a valerse por sí mismo. La despedida es emotiva, con Lázaro y su madre llorando, lo que resalta la vulnerabilidad del niño y el amor materno. La madre le da su bendición y un consejo crucial: "Procura de ser bueno, y Dios te guíe." Una vez que salen de Salamanca, el ciego le da a Lázaro su primera y dolorosa lección. Le ordena acercarse a un toro de piedra en la entrada del puente y le dice que escuche el ruido dentro del animal. Lázaro, ingenuo, obedece y recibe un golpe fuerte en la cabeza. El ciego, entre risas, le explica que un mozo del ciego debe ser más astuto que el diablo. Este episodio está cargado de ironía y humor negro. El toro simboliza la fuerza y la dureza del mundo que Lázaro debe enfrentar. El golpe en la cabeza representa el doloroso despertar a la realidad. Esta escena simboliza el despertar de Lázaro a la realidad. Hasta este momento, Lázaro ha vivido una vida de inocencia infantil, pero el golpe del ciego le enseña que debe estar alerta y ser más astuto para sobrevivir. Lázaro reflexiona sobre la lección aprendida y comprende que debe "avivar el ojo y avisar", iniciando así su transformación en pícaro. El ciego representa la sabiduría adquirida a través de la experiencia y la dureza necesaria para sobrevivir en un mundo cruel. Este fragmento de "El Lazarillo de Tormes" es fundamental para entender el desarrollo del protagonista. A través de la dura lección impartida por el ciego, Lázaro comienza su transformación de niño ingenuo a pícaro astuto. La obra utiliza el humor, la ironía y el simbolismo para ofrecer una crítica social de la España del Siglo de Oro, destacando las dificultades y desigualdades que enfrentan los más desfavorecidos.

Pues sepa vuestra merced. Tratado 1. Este fragmento pertenece a la novela picaresca “El Lazarillo de Tormes”. En este pasaje, Lázaro de Tormes narra sus orígenes y las circunstancias de su niñez. La confesión de su historia familiar y personal sirve como introducción a sus memorias, estableciendo el tono realista y crítico de la novela. Lázaro comienza presentándose a "Vuestra Merced", detallando su nacimiento en el río Tormes, lo que le da su sobrenombre. Su padre era molinero y trabajaba en una aceña (un molino de agua), donde su madre dio a luz a Lázaro en circunstancias humildes. Esta introducción resalta el origen humilde del protagonista, un niño nacido literalmente en el río, símbolo de su vida errante y su constante lucha por la supervivencia. Además, la historia familiar de Lázaro está marcada por la desgracia. Su padre es acusado de robar grano y, tras ser encarcelado y desterrado, muere en una expedición militar contra los moros. La figura del padre, aunque presentada como un pecador (por las "sangrías mal hechas"), es también tratada con cierta compasión, indicando que su acto fue más una necesidad que un crimen atroz. Esta complejidad moral es un tema recurrente en la novela, donde los personajes a menudo actúan fuera de las normas sociales por mera supervivencia. Tras la muerte del padre, la madre de Lázaro queda viuda y desamparada, lo que la obliga a mudarse a la ciudad y trabajar en oficios humildes para sobrevivir. Su relación con el "hombre moreno", probablemente un esclavo o sirviente de origen africano, resalta la diversidad y las dificultades de las clases bajas en la España del siglo XVI. Esta relación resulta en el nacimiento de un hermanastro mulato para Lázaro, indicando una mezcla racial que era tabú y reflejaba las complejas relaciones sociales de la época. Es importante destacar que el tono del fragmento es irónico y desenfadado, típico de la literatura picaresca. Lázaro describe sus circunstancias con una mezcla de resignación y humor negro, consciente de las injusticias y crueldades de su mundo, pero también de la necesidad de adaptarse para sobrevivir. La presencia del "hombre moreno" y la mejora en las condiciones de vida con su llegada sugieren una crítica a las hipocresías de la moral social y la economía de subsistencia que obliga a alianzas y relaciones fuera de las normas aceptadas.

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