Laertes en la Odisea: El Padre de Ulises y su Rol en la Épica Homérica
Enviado por Chuletator online y clasificado en Griego
Escrito el en español con un tamaño de 5,08 KB
¿Quién fue Laertes, Rey de Ítaca?
Laertes, figura paterna central en la *Odisea*, fue rey de Ítaca, hijo de Arcisio y Calcomedusa, esposo de Anticlea y padre del célebre héroe Ulises (también conocido como Odiseo). En la epopeya homérica, Laertes aparece inicialmente en un segundo plano, viviendo retirado en el campo, consumido por la tristeza y la larga ausencia de su hijo. Su figura cobra protagonismo hacia el final de la obra, cuando, rejuvenecido por la diosa Atenea, ayuda a Ulises y a su nieto Telémaco en el enfrentamiento final contra los familiares de los pretendientes muertos.
Apariciones Destacadas de Laertes en la Odisea
Canto XI: Encuentro en el Hades
Laertes es mencionado en el Canto XI, durante el descenso de Ulises al inframundo (Nekyia). Allí, Ulises se encuentra con el espíritu de su madre, Anticlea, para sorpresa del héroe, pues desconocía su muerte, acaecida por la pena de esperar su regreso a Ítaca. Anticlea le da noticias de su familia: su hijo Telémaco, su fiel esposa Penélope y su anciano padre Laertes, quien sufre profundamente su ausencia.
Canto XV: Noticias a través de Eumeo
En el Canto XV, Ulises ya ha regresado a Ítaca, pero Atenea lo ha transformado en un viejo mendigo para pasar desapercibido y planear su venganza contra los pretendientes de Penélope. Se encuentra con Eumeo, su leal porquero. Ulises y Eumeo intercambian historias, mientras Ulises sondea la lealtad del porquero. En esta conversación, Ulises pregunta por su padre, Laertes. Eumeo le confirma que sigue vivo, aunque muy abatido por la prolongada ausencia de su hijo y la muerte de su esposa Anticlea. Eumeo también relata su propio origen: nacido príncipe en Siria, fue raptado por su nodriza fenicia y unos marinos. La nodriza murió durante el viaje, y los marinos lo vendieron como esclavo en Ítaca, donde fue comprado por Laertes.
Canto XVI: El Regreso de Telémaco
Cuando Telémaco regresa de su viaje en busca de noticias sobre su padre (narrado en los primeros cantos, la Telemaquia), se reúne con Ulises (aún disfrazado) en la cabaña de Eumeo. Telémaco pide a Eumeo que vaya al palacio a informar a Penélope de su regreso, pero con discreción para que los pretendientes, que conspiran para matarlo, no se enteren. Le indica específicamente que no le diga nada a su abuelo Laertes directamente, sino que sea la despensera quien le comunique la noticia.
Canto XIX: La Trama de Penélope
En el Canto XIX, Penélope conversa con el huésped (Ulises disfrazado). Ordena a la sirvienta Eurínoma que traiga un asiento para que el mendigo se siente y le cuente si sabe algo de Ulises. Penélope comienza preguntándole por su identidad y procedencia. Durante la conversación, le relata al huésped la famosa estrategia del telar: les dijo a los insistentes pretendientes que elegiría a uno de ellos solo cuando terminase de tejer una mortaja para su suegro, el insigne Laertes. Astutamente, tejía de día y destejía de noche para prolongar la espera.
Canto XXIV: El Reencuentro y la Venganza
Finalmente, Laertes tiene su aparición más significativa en el Canto XXIV. Ulises ya ha matado a todos los pretendientes y su verdadera identidad ha sido revelada en el palacio. Ulises se dirige entonces a la finca rural donde reside su padre. Pide a Telémaco y a sus fieles siervos que preparen un festín mientras él va a buscar a Laertes, a quien encuentra en la huerta, avejentado, vestido pobremente y sumido en la tristeza.
Ulises decide tantearlo primero sin revelar su identidad. Comienza elogiando la habilidad de Laertes para cuidar el campo, pero también comenta su aspecto descuidado y le pregunta a quién sirve. Le cuenta que una vez hospedó a un hombre que decía ser el hijo de Laertes (refiriéndose a sí mismo) y que le ofreció numerosos dones de hospitalidad. El anciano llora desconsoladamente al recordar a su hijo perdido y pregunta al forastero por su identidad y origen. Ulises responde que se llama Epérito y viene de Alibante.
Ante el profundo dolor de su padre, Ulises no puede contenerse más y le revela su verdadera identidad. El anciano, incrédulo y emocionado, pide una señal para confirmar que es realmente él. Ulises le muestra la característica cicatriz que le hizo un jabalí en el muslo durante su juventud. Además, para disipar cualquier duda, describe con precisión los árboles frutales (perales, higueras, vides) que el propio Laertes le regaló y le enseñó a cuidar cuando era niño.
Tras el emotivo reencuentro padre-hijo, ambos se dirigen a la casa. Allí, Laertes se baña y la diosa Atenea le infunde vigor y una apariencia más noble y rejuvenecida. Poco después, rejuvenecido y fortalecido por la diosa, Laertes lucha valientemente junto a su hijo Ulises y su nieto Telémaco contra los familiares de los pretendientes muertos, quienes buscan venganza, defendiendo así el linaje real y restaurando el orden en Ítaca.