Kant: Fundamentos Filosóficos y Éticos

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CONTEXTO

La Ilustración, surgida en el siglo XVIII, representó el paso del antiguo sistema monárquico y estamental a un modelo basado en la razón, la libertad y la igualdad. La burguesía, principal impulsora de este cambio, desafió el poder absoluto de los reyes y la estructura social rígida, lo que finalmente llevó a la Revolución Francesa.

En esencia, la Ilustración impulsó la razón, la ciencia y la educación como herramientas para el desarrollo de la sociedad. Rechazó las ideas impuestas sin cuestionamiento y el poder ilimitado de los monarcas, promoviendo en su lugar la tolerancia, la división de poderes y la separación entre la Iglesia y el Estado, con la intención de construir una sociedad más justa y libre.


VIGENCIAS

El pensamiento de Kant tuvo un impacto fundamental en la filosofía posterior, influyendo en corrientes como el idealismo alemán, el positivismo y el neokantismo. Su teoría del conocimiento sirvió de base para estudios sobre estructuras innatas, mientras que su concepción de la historia como un proceso hacia la realización de la libertad marcó a filósofos como Hegel y Marx.

Ya en el siglo XX, su ética formal continuó vigente, influyendo en las teorías morales y políticas de pensadores como Habermas y Appel.


TEXTO 1

En su ensayo ¿Qué es la Ilustración?, Kant define la Ilustración como la salida del ser humano de su “minoría de edad”, un estado de dependencia intelectual en el que las personas no piensan por sí mismas y delegan su juicio en la autoridad de otros. Para Kant, esta situación no es consecuencia de una falta de entendimiento, sino de la falta de voluntad y coraje para hacer uso autónomo de la razón. Así, la divisa de la Ilustración es sapere aude! (”¡atrévete a saber!”), un llamado a la emancipación intelectual y al uso libre de la razón.

El filósofo identifica dos causas principales por las que las personas permanecen en la minoría de edad: la pereza y la cobardía. Es más cómodo dejar que otros piensen por uno mismo y asumir un rol pasivo en la sociedad. Además, Kant señala que hay instituciones —como la Iglesia o el Estado— que fomentan esta dependencia, pues encuentran beneficios en mantener a las personas sometidas.


No obstante, siempre habrá individuos que logren liberarse y que, con su ejemplo, ayuden a difundir el pensamiento ilustrado.

Kant también diferencia entre el uso privado y el uso público de la razón. El uso privado se da en el ejercicio de funciones dentro de una sociedad, donde a veces es necesario seguir normas para garantizar el orden. En cambio, el uso público es el ámbito donde la razón debe ser completamente libre, permitiendo la crítica y el progreso intelectual. Para que la Ilustración se extienda, es fundamental garantizar la libertad de pensamiento.

Finalmente, Kant sostiene que, aunque para un individuo es difícil salir de su estado de minoría de edad, si se permite la libertad de pensamiento, la Ilustración de la sociedad en su conjunto será inevitable. Su reflexión sigue siendo actual, ya que nos invita a cuestionar la influencia de la autoridad en nuestra forma de pensar y a asumir la responsabilidad de nuestra propia autonomía intelectual.


TEXTO 3

En este fragmento de la Crítica de la razón pura, Kant aborda la relación entre dos facultades fundamentales para la constitución del conocimiento: la sensibilidad y el entendimiento. La sensibilidad es la facultad receptiva que nos permite captar representaciones al ser afectados por los objetos, mientras que el entendimiento es la facultad activa que organiza esas representaciones mediante conceptos.

Kant afirma que ninguna de estas facultades prevalece sobre la otra, pues ambas son necesarias para el conocimiento: sin sensibilidad no habría objetos dados a la experiencia, y sin entendimiento no sería posible pensar sobre esos objetos. Además, señala que los “pensamientos sin contenido son vacíos” e “intuiciones sin conceptos son ciegas”, lo que destaca la interdependencia entre ambas facultades.


Kant también distingue entre la estética y la lógica como dos disciplinas que corresponden a las reglas de la sensibilidad y el entendimiento, respectivamente. Mientras que la estética se ocupa de las representaciones sensoriales, la lógica se refiere a la organización conceptual de esas representaciones.

Esta distinción subraya la necesidad de separar y diferenciar claramente las funciones de la sensibilidad y el entendimiento, ya que el entendimiento no puede actuar como los sentidos, ni los sentidos como el entendimiento.

En resumen, el conocimiento, según Kant, es el resultado de la interacción entre la sensibilidad y el entendimiento, dos facultades que, al trabajar juntas, nos permiten tener una experiencia completa del mundo. Ambas son imprescindibles y se complementan de manera inseparable, sin que ninguna de ellas pueda suplantar a la otra en el proceso de conocimiento.


TEXTO 4

En el texto de Kant, se distingue entre dos tipos de imperativos: los hipotéticos y los categóricos. Los imperativos hipotéticos son aquellos que dependen de un fin específico que se quiere alcanzar, mientras que los imperativos categóricos representan una acción como objetivamente necesaria, sin depender de ningún fin ulterior. Este último tipo de imperativo es fundamental para la moralidad, ya que la acción moral no se mide por sus resultados, sino por la disposición de ánimo con la que se lleva a cabo, es decir, por la intención moral del agente.

Kant subraya que la moralidad no se basa en los efectos de la acción, sino en el principio que guía la acción. En este sentido, la ética kantiana es deontológica, pues se enfoca en la conformidad con una ley moral universal, independiente de las circunstancias y los deseos personales. La moralidad surge de la autonomía de la razón, que se guía por principios racionales y universales que todos los seres racionales deben seguir.


La clave de la moralidad, según Kant, no está en lo que se obtiene de la acción, sino en la disposición interna del agente. Esta ética resalta la libertad como la capacidad de actuar según principios morales autoimpuestos, lo que implica una ética que no depende de los resultados de las acciones, sino de la motivación moral que las guía.

La concepción de Kant establece que la moralidad no puede estar sujeta a intereses o consecuencias particulares, sino que debe fundamentarse en la razón pura y la voluntad de actuar de acuerdo con principios universales. La acción moral se distingue por la conformidad con el imperativo categórico, que exige actuar de manera que la máxima de la acción pueda ser universalizada sin contradicción. Esto implica que cada ser racional debe actuar como si su acción pudiera convertirse en una ley universal para todos. De esta forma, Kant ofrece una ética autónoma y objetiva, que trasciende las inclinaciones subjetivas y promueve una moralidad basada en la dignidad y la libertad humana.


TEXTO 5

En el texto de Kant de la “Fundamentación de la metafísica de las costumbres”, el filósofo aborda la moralidad como la condición esencial para que los seres racionales puedan ser tratados como fines en sí mismos y no meramente como medios. La tesis central es que solo mediante la moralidad es posible que un ser racional sea considerado un fin en sí mismo dentro de un “reino de los fines”, un ideal moral en el cual los seres racionales se relacionan entre sí conforme a leyes objetivas y comunes.

Kant establece una distinción crucial entre lo que tiene precio y lo que tiene dignidad. Lo que tiene precio puede ser intercambiado o reemplazado por algo equivalente, mientras que lo que tiene dignidad no tiene precio, ya que posee un valor intrínseco que lo coloca por encima de cualquier intercambio. En este sentido, los deseos y necesidades humanas que se relacionan con lo utilitario o lo gustativo tienen precio, pero lo que constituye la moralidad y la humanidad, al ser capaz de actuar conforme a principios universales, posee dignidad.


La moralidad, en este contexto, se convierte en la capacidad del ser racional para actuar de acuerdo con leyes universales que respetan la dignidad propia y ajena. Así, solo los seres racionales que pueden reconocer y seguir estos principios tienen dignidad. Este trato como fines en sí mismos no depende de los intereses individuales, sino del respeto mutuo y de la capacidad para actuar conforme a la razón.

El “reino de los fines” que Kant describe es un ideal normativo donde todos los miembros se tratan con respeto, reconociendo la dignidad y autonomía de cada individuo. Este reino no es una realidad tangible, sino una guía moral que orienta la construcción de una sociedad justa basada en la moralidad. Así, Kant subraya que la moralidad no es solo un conjunto de normas, sino una condición fundamental para vivir de manera ética y digna en comunidad.


TEXTO 2

En este fragmento de la Crítica de la Razón Pura, Kant reflexiona sobre el origen del conocimiento humano y la relación entre experiencia y razón. En primer lugar, deja claro que todo conocimiento comienza con la experiencia, ya que sin los datos proporcionados por los sentidos no habría nada que conocer. Sin embargo, Kant señala que no todo el conocimiento proviene de la experiencia, pues nuestra mente también posee estructuras innatas que organizan y dan sentido a la información sensorial.

Por ello, distingue dos tipos de conocimiento: el a posteriori, que es aquel que obtenemos a partir de la experiencia, y el a priori, que no depende de la experiencia y es independiente de las impresiones sensoriales.


Este último tipo de conocimiento es esencial, según Kant, porque nos permite comprender y estructurar la realidad de manera coherente.

Con esta distinción, Kant intenta superar el conflicto entre empiristas y racionalistas, propone una solución intermedia: aunque la experiencia es el punto de partida del conocimiento, la razón posee categorías previas que permiten organizar y comprender los datos sensoriales.

En definitiva, Kant nos muestra que conocer no es simplemente recibir información del mundo, sino que implica un proceso activo en el que nuestra mente estructura y ordena esa información.


COMPET 1

La tragedia en Gaza e Israel muestra que la dignidad humana está en peligro cuando los seres humanos son tratados como medios y no como fines, como advirtió Kant. La guerra convierte las vidas en números, cuando cada persona tiene un valor absoluto.

Es nuestro deber moral exigir un alto el fuego inmediato y la liberación de todas las personas detenidas ilegalmente. La violencia nunca puede justificar más violencia. La humanidad debe prevalecer sobre el odio.

Kant nos recordó que la moralidad es lo único que tiene dignidad. Si aspiramos a un "reino de los fines", debemos defender la paz, el diálogo y la justicia. El mundo no puede olvidar a las víctimas ni permanecer impasible: nuestra dignidad está en juego


COMPET 2

La percepción de la inmigración está condicionada por las fuentes de información que consumimos. Kant advirtió que la Ilustración es la salida de la minoría, lo que nos obliga a pensar por nosotros mismos: sapere aude!

Si la mayoría de la población se informa a través de la televisión o las redes sociales, pero no compara datos, caemos en la manipulación y el prejuicio. La razón crítica, esencial en el pensamiento kantiano, exige que analicemos y cuestionemos la información antes de aceptarla como verdad.

La libertad de pensamiento requiere autonomía intelectual. No basta con recibir información, sino que debemos compararla e interpretarla con criterio. Sólo así evitaremos caer en discursos simplistas y manipuladores. La Ilustración sigue siendo una tarea pendiente.

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