John Locke y la Tolerancia Religiosa: Un Análisis Filosófico

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John Locke y la Tolerancia Religiosa

Locke, filósofo que vivió en el siglo XVII, enmarcado en la segunda parte de la Edad Moderna, es considerado el primer empirista de la época. Una época donde la gran actividad económica, así como la gran represión ejercida por parte de la iglesia a través de la Inquisición, lo llevó a preocuparse por la intromisión de la iglesia en el estado, así como la intolerancia ejercida por la misma. Para él, la intolerancia representa un concepto relativo y negativo, ya que siempre hace referencia a algo o a alguien. Además, en el ámbito religioso siempre existe cierto grado de intolerancia, dado que cada una de ellas cree poseer una verdad que excluye al resto. Así, la tolerancia en este sentido consiste en permitir la convivencia del individuo sin obligarle a renegar de sus propias creencias, una tolerancia que desaparece cuando un grupo religioso predominante impone sus prescripciones dogmáticas por cualquier medio. Sin embargo, la verdadera libertad religiosa presupone un derecho natural en el individuo para la libre profesión y expresión de sus creencias, reconociendo al individuo como la autoridad suprema de la propia religión. De este modo se pretendió evolucionar desde la tolerancia a la libertad religiosa. En su primer momento delimitó el excluir la coacción de la esfera religiosa, sin significar eso la posibilidad de la libre expresión de las creencias, a lo que le seguirá la Reforma Protestante, que institucionalizará la rebeldía contra la autoridad de Roma, tornándose el problema religioso en político.

Haciéndose necesaria la tolerancia para restaurar la armonía, para lo cual la razón del estado aconseja no usar la coacción sobre las ciencias, algo que únicamente desembocará en la rebelión del pueblo. Esto también supone una apertura de la idea de Agustín de que la persecución por motivos religiosos excluye la posibilidad de una vida religiosa auténtica. Toda esta visión y crítica referidas a la intolerancia religiosa ejercida tanto por la iglesia como por el propio estado aparece en su Carta sobre la Tolerancia, esta profundamente relacionada con la concepción política global de Locke que concibe el estado como una sociedad nacida del consentimiento de los hombres orientados a su supervivencia, libertad y propiedades. Es por ello que el poder político queda restringido al orden público y la salvaguardia de los bienes civiles. Para apoyar esta visión, Locke aporta argumentos. Desde el punto de vista político, afirma que los males de la sociedad no son producto de la libertad religiosa sino de la intolerancia humana que oprime a la sociedad y desemboca en rebelión. Desde lo religioso, el concepto de religión hace referencia a la necesidad de la libertad; para la salvación es necesaria la sinceridad en la creencia y si son normas impuestas no será posible la salvación. Desde el racionalismo, la búsqueda de la libertad requiere la exploración de las diferentes alternativas, sin que sea posible que una iglesia o individuo monopolice la verdad. La libertad religiosa únicamente está limitada por el quebranto de los derechos de otros individuos o la existencia del propio estado.

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