Invitación a construir la Iglesia

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Invitados a construir la Iglesia

Tras sus huellas.

Jesús, a diferencia de los maestros judíos, llama a sus discípulos y forma una comunidad que será el origen de la Iglesia.

Jesús llama

“Pasando junto al mar de Galilea…” es una expresión que también aparece en algunos textos del Antiguo Testamento. Con ella se quiere expresar la manifestación divina en la humanidad.

“Venid en pos de mí”, “detrás de mí”, “a mi lado” son la invitación que Jesús realiza con efecto inmediato y para responder es necesaria una conversión, poner la fe en la persona que te llama. Todo ello requiere renunciar a lo material e incluso al amparo familiar.

Los primeros discípulos se convertirán en pescadores de hombres y su misión será reunir a todas las personas en una misma comunidad: la Iglesia.

Jesús llamó a Pedro, Andrés, Santiago y Juan y también nos llama a nosotros que nos adherimos a Él a través del bautismo.

Nos pide que nuestras acciones, actitudes y estilos de vida reflejen los suyos y que cada persona, escojas lo que escojas, sea feliz.

La llamada de Jesús se caracteriza por:

  • Es una invitación personal y tajante.
  • Los discípulos responden.
  • La respuesta implica renuncia.

Llamados a la felicidad.

Jesús sigue llamando hoy. Sale a nuestro encuentro y nos invita a vivir la vida de forma plena y consentida. Cada uno es libre de responder a la llamada desde la vocación, es decir, la tarea que tendrá que realizar dentro de la Iglesia.

Dios confirma nuestra llamada

Renacidos por el Bautismo, el cristiano necesita fortalecerse en el Espíritu Santo para ser capaz de creer, esperar y amar más allá de las debilidades humanas. Este don ayuda a colaborar en comunión con la Iglesia y a llevar a Dios a los demás.

El Espíritu Santo nos ayuda a reflexionar sobre la voluntad del Padre. Maduramos en la pertenencia a la Iglesia y en la responsabilidad de participar en la vida de la comunidad.

Dios nos confirma, nos da su Espíritu con sus dones para que la persona los desarrolle según su vocación y los ponga al servicio de los demás. Cada uno debe descubrir sus dones y potenciarlos.

Formas de respuestas

Al igual que los apóstoles, las personas son llamadas. Es necesaria una conversión que lleva a un cambio de vida y de actitud.

Esta invitación se vive de diferentes maneras pero siempre dentro de la Iglesia. Las respuestas son muy variadas: vida sacerdotal, laica o vida religiosa. Pero desde la coherencia y el compromiso.

Vida laical

Los laicos son todos aquellos cristianos que viven su fe sin pertenecer a una orden religiosa o al clero.

Muchas personas forman una familia y otros viven solos. Pero todos siguen la llamada al servicio desde las diferentes pastorales parroquiales.

Orden sacerdotal

Es el sacramento por el cual el Espíritu Santo infunde a los elegidos la gracia divina que los constituye ministros de Cristo y de la comunidad eclesial.

De esta manera, la Iglesia prolonga en la historia la acción salvadora de Jesús y el ministerio de los apóstoles.

Este sacramento, al igual que el Bautismo y la Confirmación, imprime carácter.

Los que lo reciben ejercen el poder sagrado del único sacerdote, Jesucristo, y la celebración de la Eucaristía y la administración de los sacramentos.

Suceden a los apóstoles. Están al servicio de los fieles. Enseñan y difunden el Evangelio.

Vida religiosa

Es una forma de vida que ayuda a que se realicen humana y espiritualmente sus miembros desde el seguimiento específico de Jesucristo, a través del servicio y la presencia en el mundo y en la Iglesia.

Mujeres y hombres son llamados al abandono de todo y al abrazo de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia.

Se les llama religiosos y religiosas. Viven en común y comparten todo.

Se reúnen bajo una espiritualidad y ofrecen un servicio concreto a los demás, formando una familia religiosa llamada congregación. Su objetivo común es el seguimiento de Cristo.

Según su forma de vida pueden ser:
  • Vida contemplativa: viven en monasterios dedicados a la oración, estudio y trabajo, es una vida en clausura.
  • Vida activa: viven en conventos o casas dedicados a la oración, el estudio, el trabajo y el servicio a los demás. Para realizar estas tareas salen de sus conventos o casas.

Libres para responder

No siempre hay un sí.

Jesús invita a todas las personas a colaborar en su misión, pero solo podrán seguirle los humildes y los que tienen fe.

Acogida sin límite

En la sociedad judía en época de Jesús se marginaba a todo el pueblo por no ser los elegidos de Dios.

Jesús abre las puertas a todos los marginados y excluidos, pertenezcan o no al pueblo judío.

Los que observan la ley llamaban pecador a todo el que era de categoría racial deprimida. Pecador da igual es impuro y el que entraba en contacto con él quedaba impuro. Por eso sorprende que Jesús comparta la mesa con ellos.

Jesús, como judío, conocía la ley y lo sabía. Sin embargo, quería romper las barreras que discriminaban a las personas.

Poniéndolos en la misma mesa, expresa que están al mismo nivel que sus discípulos y señala la igualdad entre las personas, independientemente de su clase social o nación.

Él no solo come con los pecadores, también les invita a formar parte de su grupo.

Jesús ofrece a la sociedad la acción de Dios. Él es el médico que viene a curar las heridas que provocan los que se creen superiores a sus semejantes y se excluyen del plan de Dios.

Implicarse por el otro

Dios, que es amor, desea que todos alcancemos la vida eterna. No excluye a nadie. Es la persona quien realiza la opción de abandonar o no.

Es importante no olvidarse del prójimo y sus necesidades. Es responsabilidad de todos y no podemos contribuir al aumento de la injusticia y la desigualdad en el mundo.

Camino de profundización

La palabra griega Evangelio significa buena noticia.

A la luz de la experiencia de la resurrección, los evangelistas escriben los evangelios.

La buena noticia es la llegada del reino de Dios que está presente en Jesús resucitado. Los Evangelios fueron escritos en un contexto concreto. Son libros didácticos y ayudan a imaginarse las escenas que narran.

Los subgéneros literarios

El Evangelio es un género literario que busca provocar la fe en quien lo lee y transmitir que el reino de Dios está ya aquí y hay que trabajar para continuar su construcción.

Dentro del Evangelio hay diferentes subgéneros:

  • Parábolas: Breves historias o comparaciones con un mensaje muy concreto. Jesús hace un esfuerzo por adaptarse a la sencillez de la gente. Deja libertad para que la gente saque sus propias conclusiones.
  • Discursos: Se producen en un lugar determinado y simbólico, la montaña, el lago, la última cena… La intención es exponer el mensaje de Jesús. Destacan por su claridad, sencillez y un lenguaje directo.
  • Narraciones: Describen hechos que son contrastables históricamente, o acontecimientos simbólicos o encuentros con algún personaje concreto.
  • Milagros: Son narraciones que muestran un esquema claro: se presenta una necesidad (sanación y liberación). Jesús concede liberar a la persona de esa necesidad. Se provoca admiración en los testigos.

Pretendían ser signos del poder salvador y liberador de Dios. Nos quieren transmitir que el reino de Dios ya está en la humanidad.

¿Biografías de Jesús?

Los Evangelios fueron escritos con posterioridad a la resurrección de Jesús. No son biografías. Su intención es pastoral. Los Evangelios describen un mensaje de salvación pero con puntos de vista distintos. Cada uno lo cuenta desde su experiencia de fe.

  • Mateo: Parte de la salvación a través de las bienaventuranzas. Este proyecto conduce a la felicidad. Los que reciben es tienen el reino de Dios estarán en plenitud. Viviendo las bienaventuranzas nos abrimos a Dios y nos liberamos de las esclavitudes: pobreza, hambre, sed, descontento. Hay que vivir con misericordia, con el corazón limpio, en favor de la paz y sin perder la alegría.
  • Marcos: Judeocristiano, discípulo de Jesús. No pertenece al grupo de los 12. Nos presenta a Jesús como el Hijo de Dios, el maestro, el profeta, siervo de Dios… El mensaje es para todos, pero unos lo aceptan, otros no.
  • Lucas: Cristiano de Antioquía. Presenta a Jesús como Señor, Salvador, misericordioso que acoge a todos sin excepción (pobres, mujeres, pecadores, extranjeros…). Jesús es el centro de la historia de la salvación, el Mesías que tenía que venir. Da confianza a quien confía en Dios. El reino de Dios es como un banquete, con unos invitados a los que anima a ser humildes y no excluir a nadie. Los excluidos y discriminados son sus preferidos.
  • Juan: Revela a Jesús progresivamente como Señor, profeta, Mesías, Salvador del mundo, el buen pastor. Es un Evangelio espiritual cargado de simbología. Jesús es la luz y lo que hace y dice proviene de Dios, pues no podemos conocer a uno sin el otro: “Yo y el Padre somos uno”.

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