Introducción a la Fotografía y su Técnica

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1. La Fotografía

Fotografía significa “escritura de la luz”; por tanto, la luz es el elemento fundamental de esta técnica.

La técnica fotográfica se basa en la respuesta a la luz de ciertos metales fotosensibles que tienden a oscurecerse al incidir esta.

Gracias a ese fenómeno químico y a los adelantos físicos realizados en la cámara oscura, tenemos las cámaras analógicas, que trabajan con una película emulsionada con plata química y que, en un laboratorio, por procedimientos químicos, puede ser revelada para su conservación.

Para comprender este proceso, debemos partir de las propiedades de la luz:

Propiedades de la Luz

La luz, como el sonido, es una forma de energía que se emite en forma de ondas que viajan a enorme velocidad a partir de una fuente, como el sol o una bombilla. Como forma de energía, afecta a la naturaleza de los materiales a los que alcanza, determinando en ellos ciertos cambios (la piel se broncea, por ejemplo). Pero desde el punto de vista de la fotografía, lo más importante es que la luz se desplaza en línea recta.

El comportamiento de la luz es diferente en cada cuerpo dependiendo de la naturaleza del material sobre el que incida. Así, los opacos bloquean y absorben los rayos de luz; los cuerpos transparentes permiten ser atravesados por la luz; los cuerpos pulidos o metálicos la reflejan; los cuerpos negros no reflejan nada, mientras que los blancos reflejan toda la luz. Debido a estas propiedades de los materiales, podemos percibir los colores.

La luz nos permite apreciar el tamaño, el volumen e incluso la textura de los objetos. Por ejemplo, un limón al sol refleja la luz de modo que unas partes están muy iluminadas, mientras que otras no lo están tanto, incluso apreciamos en la zona iluminada gradaciones de tonalidad. Todo ello sumado nos produce esa sensación de volumen y tamaño.

1.1. La Cámara Fotográfica

En realidad, la cámara fotográfica es una caja opaca. Mediante un obturador se permite que la luz penetre en su interior. A continuación, la luz pasa por una lente que sirve para enfocar la imagen en la superficie opuesta de la caja.

El procedimiento tiene su origen en la cámara oscura, que se basa en el conocimiento físico de que la luz puede atravesar un orificio en forma de rayos que convergen de manera invertida en una superficie opuesta siempre que esto suceda en un cuerpo totalmente estanco a la luz.

A lo largo de la evolución de la fotografía, las cámaras han cambiado muchísimo su aspecto:

  • Desde las primeras cámaras de banco óptico, o de gran formato, que consistían en un cuerpo enorme o un fuelle que une el objetivo y el plano donde se disponían grandes placas emulsionadas.
  • Pasando por las cámaras de formato mediano, con uno o dos objetivos, y el sistema profesional réflex;
  • Hasta las modernas cámaras compactas totalmente automatizadas y adaptadas al uso popular.

Actualmente, las cámaras analógicas de 35 mm, formato más común de las de película de carrete, han evolucionado al formato digital, ocupando el mercado con una carrera por el mayor número de megapíxeles. Dentro del conjunto o variedad de cámaras, podemos diferenciar las dos más habituales que trabajan con la película más común, la de 35 mm:

Cámara Compacta Elemental y la Cámara Réflex Clásica

Las cámaras compactas, habitualmente, no cuentan con las posibilidades de la réflex, y suelen adolecer del llamado “error de paralaje”. Estas cámaras tienen un pequeño visor a modo de lupa situado como agujero en la parte superior de la caja o cuerpo. Este agujero sirve para ver lo que se va a fotografiar, pero no exactamente de la misma forma en que será fotografiado. En ocasiones, cuando realizamos fotografías con este tipo de cámaras, lo que vemos no coincide con lo que fotografiamos (la distancia desde el visor no es exactamente la misma que desde el objetivo).

Las cámaras réflex surgen para corregir el “error de paralaje”. Para ello, cuentan con un prisma pentagonal en la parte superior del cuerpo que permite que los rayos de luz, al atravesar el objetivo, se reflejen en un espejo situado frente a la película. Al mirar por el visor, la luz se refleja en el espejo y se descompone a través del prisma, de manera que lo que vemos es lo mismo que entra por el objetivo. Una vez que disparamos, el espejo se eleva y el obturador se abre, dejando paso a la luz, que impresionará la película.

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