Inmunidad, Vacunas, VIH y SIDA
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1. Inmunidad
El término inmunidad deriva de la palabra latina inmunitas, que significa estar libre de cargo, o sea, ser invulnerable a determinada enfermedad infecciosa. La inmunidad puede ser de dos tipos: congénita o adquirida.
La inmunidad congénita o natural es aquella que se hereda, la que desarrolla el propio organismo a nivel individual, racial o específico y que viene determinada por los factores característicos de la constitución del individuo, la raza o la especie.
La inmunidad adquirida es la que se adquiere durante la vida y puede ser a su vez:
- Natural: Se adquiere de por vida bien de un modo pasivo, es decir, durante el desarrollo embrionario y lactante al recibir los anticuerpos maternos, o bien de un modo activo, tras haber superado una enfermedad infecciosa.
- Artificial: Se adquiere mediante técnicas artificiales bien de un modo pasivo, mediante la administración de sueros, o bien de un modo activo, mediante la administración de vacunas.
La inmunidad activa se adquiere tras haberse producido una respuesta inmunitaria en la que el individuo adquiere memoria inmunológica, es decir, capacidad de generar rápidamente un gran número de anticuerpos específicos en posteriores contactos con los antígenos. Sólo la inmunidad activa genera memoria y es duradera.
La inmunidad pasiva se consigue cuando los anticuerpos que confieren la inmunidad los ha producido otro organismo. Su acción es poco duradera, porque el individuo inmunizado pasivamente no genera nuevos anticuerpos.
2. Vacunas y Sueros
Las vacunas son antígenos procedentes de uno o varios microorganismos patógenos cuya administración estimula la formación de anticuerpos, lo que implica que el organismo inoculado adquiere inmunidad artificial activa contra dicho organismo. La vacunación siempre se efectúa como prevención de la enfermedad, como profiláctico.
El suero es el plasma sanguíneo del que se han eliminado los elementos celulares, pero que contiene moléculas, como los anticuerpos y proteínas propias del animal. Cuando la inmunidad se alcanza mediante la sueroterapia hablamos de inmunidad artificial pasiva.
Clásicamente ha consistido en tratar al paciente aquejado de una enfermedad con suero sanguíneo de un animal al que se le inocularon previamente los microorganismos de la enfermedad (vacunado), por lo que se introducen en el paciente anticuerpos ya formados contra la enfermedad. Normalmente se utilizaba suero de caballo, pero en la actualidad, gracias a las técnicas de ingeniería genética, pueden fabricarse sueros a partir de microorganismos en cuyo genoma se ha incorporado la información genética necesaria para sintetizar, en ausencia del patógeno, los anticuerpos específicos contra él. La sueroterapia se utiliza con fines curativos en individuos ya enfermos, obteniéndose una inmunidad pasiva limitada.
3. Toxinas
Una toxina es una sustancia de naturaleza proteica causante de la especificidad funcional de algunas bacterias. Las toxinas se caracterizan por su capacidad de producir daños en el huésped, siendo en realidad las causantes de las enfermedades bacterianas. Existen dos tipos de toxinas:
- Las exotoxinas, de naturaleza proteica, termolábiles y secretadas al exterior por bacterias Gram positivas, y que poseen alta toxicidad.
- Las endotoxinas, componentes estructurales de las bacterias Gram negativas, y cuya capacidad toxigénica es mucho menor que la de las exotoxinas. El tétanos es una enfermedad producida por la bacteria Clostridium tetani que produce una exotoxina.
4. Virulencia y Patogenicidad
El grado de patogeneidad de un microorganismo se conoce como virulencia y es cuantificable. Un microorganismo patógeno es el que es capaz de producir una enfermedad; patogenicidad se refiere a la capacidad que tienen los parásitos para penetrar en el huésped y producirle cambios anatómicos y fisiológicos, como la enfermedad.
5. VIH y SIDA
El VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) pertenece a la familia de los retrovirus. Estos virus se caracterizan por llevar información genética en una molécula de ARN que debe ser copiado a ADN durante su ciclo de replicación, merced a la actuación de un enzima del propio virus, la transcriptasa inversa o retrotranscriptasa.
El ciclo del VIH comienza cuando el retrovirus interacciona con una glucoproteína de membrana de la célula hospedadora. Esta interacción provoca la fusión de membranas del virus y de la célula con la consiguiente entrada del retrovirus al interior celular. Tras la pérdida de la cubierta proteica se inicia la retrotranscripción del ARN vírico gracias a la retrotranscriptasa, originándose un ADN bicatenario. Una enzima denominada integrasa induce la integración del ADN viral en el cromosoma de la célula hospedadora. El siguiente paso es la expresión del ADN viral que conduce a la formación de ARN víricos, que se traducen para originar las proteínas estructurales y enzimáticas del virus. Tras el ensamblaje de los viriones, éstos pueden liberarse para reiniciar un nuevo ciclo retrovírico infectando nuevas células diana.
El ciclo del VIH queda representado en el siguiente esquema:
Inmunodeficiencia
El virus del SIDA infecta linfocitos T4 provocando su destrucción y en consecuencia, desactivando la respuesta inmune, tanto celular como humoral. A la larga, el organismo no puede elaborar una respuesta inmune ni contra las células T4 infectadas ni contra el propio virus, ni tan siquiera contra otros microorganismos invasores oportunistas o células malignas que pueden estar presentes y desarrollarse. Conforme se va debilitando el sistema, el paciente es más vulnerable a otras enfermedades, entre las que cabe destacar la neumonía causada por Pneumocystis carinii, el sarcoma de Kaposi y otros cánceres.
Las inmunodeficiencias son situaciones patológicas producidas como resultado de la ausencia, o del fracaso, de la función de uno o de más elementos del sistema inmunitario. Atendiendo al origen de la misma, se distinguen: inmunodeficiencia primaria o congénita, e inmunodeficiencia secundaria o adquirida.
Las inmunodeficiencias secundarias o adquiridas son las que se adquieren después del nacimiento, y se deben a factores extrínsecos o medioambientales, como pueden ser la mayoría de los fármacos utilizados en la quimioterapia contra el cáncer, las radiaciones, la malnutrición o las infecciones. Entre las inmunodeficiencias secundarias se puede citar la producida por el VIH, causante del SIDA.