El Imperio de Carlos V: Conflictos Internos y Externos

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 11,72 KB

El reinado de Carlos V estuvo marcado por una serie de conflictos tanto internos como externos que definieron su imperio. A continuación, se detallan los principales desafíos que enfrentó:

Conflictos con Francia y el Imperio Otomano

Milanesado y Nápoles fueron absorbidos por el imperio de Carlos V. Borgoña, conseguida por Carlos V en 1526, fue recuperada por Francisco I. Francia se comprometió a romper sus alianzas con Turquía y a luchar por la causa cristiana. Sin embargo, el nuevo rey francés, Enrique II, se alió de nuevo con los alemanes protestantes y prosiguió con las hostilidades hispano-francesas.

La Lucha contra los Turcos

La lucha contra los turcos fue tanto religiosa como territorial. Turquía amenazaba la Europa Central y el Mediterráneo. Carlos V se dedicó, en Europa Central, únicamente a mantener a raya a los turcos, sin atreverse a contraatacarlos; así, por ejemplo, obligó a Solimán a retirar su cerco a Viena. En el Mediterráneo, en cambio, se vio obligado a penetrar hacia el Oriente; por ejemplo, conquistó, en 1535, Túnez, perdiendo, sin embargo, en Argel (1541).

El Problema Alemán

En Alemania, el problema era político-religioso, pues muchos príncipes alemanes se convirtieron al protestantismo y se aliaron en la Liga de Esmalcalda. Por otra parte, muchos de ellos rechazaban un imperio centralista y querían sus propios e independientes. Carlos V intentó reconciliar a los alemanes mediante el diálogo pacífico, pero ante su fracaso se vio obligado a utilizar la fuerza: en 1547 venció a la Liga de Esmalcalda en la batalla de Mühlberg. Esto sólo fue una victoria momentánea, pues poco después ésta se había reorganizado y encontrado un importante aliado: Enrique II, nuevo rey de Francia. En Innsbruck en 1552, Carlos V sufrió una desastrosa derrota contra la Liga protestante y su aliado francés. En la paz de Habsburgo se vio obligado a otorgar la libertad religiosa a Alemania, renunciando definitivamente a sus sueños de unidad.

Política Interior en España

Cuando Carlos I llegó a España, su temprana edad (17 años), su educación y origen flamencos y los ministros extranjeros, la mayoría de ellos también flamencos, causaron un enorme descontento en Castilla. Esto, sumado a la petición del nuevo rey a las Cortes castellanas de subsidios para mantener su imperio, provocó el levantamiento de las Comunidades (1520-21). Detrás de este, sin embargo, había también varias reivindicaciones sociales y políticas:

  • Todas las clases castellanas estaban descontentas por el empobrecimiento del reino después de la muerte en 1504 de Isabel I.
  • Los castellanos, al prever lo poderoso que podía llegar a ser el imperio español con el descubrimiento de América, consideraban España muy importante y querían que Carlos fuera rey de España y no emperador.
  • La burguesía (los liberales) quería que las cortes de las ciudades castellanas tuvieran más independencia.
  • Las posiciones antagónicas de la burguesía: los grandes querían aumentar la exportación de la lana castellana en bruto, mientras los manufactureros estaban interesados en obtener más lana, también en bruto, para la floreciente industria textil.
  • La nobleza quería volver a las costumbres medievales, donde predominaban los pequeños reinos de los grandes terratenientes.
  • Los conversos también estaban inquietos debido a la hostilidad con la que eran tratados, principalmente por la Inquisición.
  • La extranjería de Carlos y de sus ministros hacía que los castellanos desconfiaran de ellos.

En 1521, los ejércitos de Carlos V derrotaron a los comuneros en Villalar. Carlos había conseguido, además, el apoyo de la alta aristocracia latifundista y con esta victoria instauró, definitivamente, el absolutismo centralista en la España castellana. Además, Carlos V se ocupó más de ser emperador que rey, y se convirtió en el líder occidental en la lucha católica contra la herejía creciente (protestantismo) iniciado por Lutero y contra los turcos.

El otro gran conflicto interno español fue la sublevación de las Germanías, hermandades cristianas. La sublevación, protagonizada por artesanos y por la pequeña burguesía, pretendía emancipar Valencia y las Baleares del poder real y otorgar a estas regiones cierta liberalización. La sublevación, empezada en 1521 y aplastada en 1524, permitió a Carlos V consolidar el absolutismo centralista en la España aragonesa y conseguir, también aquí, el apoyo de la alta aristocracia.

Pacificada España, ésta debería integrarse en la política imperial de Carlos V y suministrarle dinero para mantener el enorme imperio. Castilla fue la encargada de sostener el terrible peso del imperio. Carlos V, ante la garantía de la plata americana, pedía préstamos a los banqueros europeos, pues el dinero tardaría todavía en llegar de América. Carlos V, Castilla en realidad, se endeudó: en 1539 debía 1 millón de ducados a los banqueros y en 1551 6.800.000. La plata que llegaba de América, que tampoco era la suficiente, entraba por Sevilla y salía por Santander en dirección a los ejércitos y los virreyes carlinos. Castilla, de esta manera, se empobrece y endeuda, mientras el imperio se sostiene en unos débiles pilares, la plata americana, que no son muy seguros. Cuando Carlos V abdicó, dejó un imperio y una Castilla arruinados económicamente.

Instituciones de Gobierno

Castilla, Aragón y Navarra, a pesar de tener una estructura política similar basada en tres instituciones: la monarquía, las cortes y los municipios, presentaban algunas diferencias notables. En Castilla, la monarquía tuvo un carácter menos feudal que en la corona de Aragón, y el rey gozaba de poderes más extensos (facultad de declarar la guerra, poder legislativo y el poder judicial). En Aragón, el arraigo de las estructuras feudales y el mayor poder nobiliario impuso el pactismo, por el cual el monarca se veía sometido al control de la nobleza a través de las cortes, y este se comprometía a mantener los derechos y las costumbres del país.

El auge económico de las ciudades a finales del siglo XI ofreció a los monarcas una nueva posibilidad de obtener recursos para sus campañas, pero la burguesía urbana exigió como contrapartida su incorporación a los órganos del gobierno, hasta entonces reservado a los privilegiados. Así nacieron las cortes en el reino de León (1188), en Cataluña (1214), en Aragón (1247) y en Valencia (1283). Las cortes estaban formadas por tres brazos: nobles, clero y burguesía. En Castilla tuvieron un carácter consultivo y en ellas se aprobaban los subsidios. En la corona de Aragón, cada reino tenía sus propias cortes (Aragón, Cataluña y Valencia) que, a diferencia de Castilla, gozaban de un cierto poder legislativo y votaban los impuestos.

Los municipios disfrutaban de una cierta autonomía y jurisdicción propias. En principio estaban regidos por unos cabildos abiertos, pero el crecimiento y la expansión urbana del siglo XIII hizo que los deseos centralizadores de los monarcas también llegasen a las ciudades. En Castilla surgió la imagen de EL CORREGIDOR, representante del poder real, y en algunas ciudades de la corona de Aragón los órganos de gobierno de dichas ciudades quedaron en manos de la alta burguesía comercial.

Diferencias Económicas

Económicamente también había diferencias entre ambos reinos. Aunque en sus orígenes la agricultura, la ganadería, la explotación del bosque... fueran las actividades que ocupaban a la inmensa mayoría de la población, a partir del siglo XII empezaron a observarse orientaciones distintas. En Castilla, la ganadería pasó a convertirse en el factor fundamental del desarrollo económico. La ganadería ovina impulsó el enriquecimiento de los grandes propietarios del ganado (órdenes militares, monasterios, consejos y nobles) a costa de agricultores y se vio favorecida con la creación de la Mesta (1273), que consiguió privilegios reales para los ganaderos (organización de cañadas para la trashumancia y privilegios de paso). El comercio de la lana junto con el del hierro vasco fue el eje del comercio exterior castellano, que a través de los puertos del Cantábrico se dirigía hacia el Atlántico.

En la corona de Aragón, Valencia y Aragón desarrollaron una importante economía agrícola y ganadera, mientras en Cataluña desde el siglo XII se consolidó un gran comercio exterior hacia el Mediterráneo que se vio favorecido por su expansión territorial hacia esa zona. Barcelona se convirtió en un importante puerto comercial y en ella creció una próspera artesanía textil, metalúrgica y de construcción naval. Esta prosperidad favoreció el desarrollo de una potente burguesía comercial que fue haciéndose con el control de las instituciones ciudadanas.

Los años que transcurrieron entre la expansión de la peste negra (1348) y el inicio del reinado de los Reyes Católicos (1474) fueron en la Península, al igual que en el resto de Europa, tiempo de crisis económica, de catástrofes demográficas, de enfrentamientos civiles y de transformaciones políticas. Pero igual que en el resto de Europa, estos signos anunciaban el paso del mundo moderno al mundo medieval. En la corona de Aragón, la peste afectó con especial dureza a Cataluña y la crisis demográfica fue notable. El campo perdió efectivos, muchas masías fueron abandonadas y la agricultura se resintió, mientras que los señores aprovecharon la situación para fortalecer los vínculos señoriales.

Política Exterior de Carlos V

Carlos V siempre deseó un imperio unido religiosa y políticamente, aunque nunca llegó a contar con él. Su virtual imperio, llamado por algunos reino de reinos, fue un cúmulo de problemas. Por una parte, los ejércitos de Carlos V, sostenidos por una Castilla que finalmente se arruinaría, tenían que mantener a raya a franceses y turcos, mientras tenían que reprimir, también, problemas interiores del imperio como el de los príncipes alemanes. Esta complicadísima situación pudo más que Carlos V, que se vio obligado a abdicar dejando tras de sí un imperio virtualmente poderosísimo, cuya realidad era la decadencia.

Conflictos con Francia

En cuanto a Francia, ésta y Aragón siempre se habían disputado el control de Italia, lo que ya provocaba tensiones. Sin embargo, la realidad era que Francisco I, rey francés, se vio de repente rodeado por un más que amenazante imperio. Esto lo llevó a intentar ganarle territorios estratégicos. A Francia le interesaban Navarra y Rosellón, bajo el poder de Carlos V, mientras que este aspiraba a Borgoña y el Milanesado, en poder francés. El primer enfrentamiento llegó en 1521, el resultado del cual fue que Navarra se consolidó como parte de España. Siguieron las guerras y en 1532, Francisco I se alió con Solimán, líder turco y enemigo del imperio carlino, y con los protestantes alemanes. En 1544, se firmó el tratado de paz de Crépy: Artois, Flandes, el

Entradas relacionadas: