La Ilustración: Ideas Clave, Pensadores y el Fin del Absolutismo

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La Ilustración: Un Nuevo Paradigma de Pensamiento

La Ilustración, un movimiento intelectual que transformó Europa en el siglo XVIII, se caracterizó por su énfasis en la razón como la principal herramienta para comprender el mundo. Este periodo marcó una ruptura con el absolutismo y propuso, por primera vez, la división de poderes. Con Newton, nació el método científico, basado en la observación y comprobación de los hechos. La Ilustración defendía la fe absoluta en la razón como único medio para entender el mundo. Ni la autoridad, ni la tradición, ni la revelación podían sustituir a la razón, y todo lo que ésta no pudiera entender o aceptar, debía ser rechazado como engaño o superstición. Los ilustrados creían que la humanidad, conducida por su inteligencia, podía alcanzar el conocimiento, que era para ellos la base de la felicidad, objetivo último de la vida humana. Por ello, se mostraban firmes partidarios de la educación y del progreso, es decir, de la mejora paulatina de las condiciones de vida de los seres humanos. Defendieron la tolerancia como la base de las relaciones humanas y criticaron la intolerancia religiosa. Aunque la mayoría de ilustrados eran creyentes, negaban la superioridad de una religión sobre las demás y propusieron la necesidad de establecer unos códigos morales dictados por la razón.

Los Filósofos de las Luces

Las ideas de la Ilustración fueron propagadas por un grupo de pensadores, principalmente franceses: Montesquieu, Voltaire, Diderot, Rousseau. En sus escritos, estos eruditos defendieron los principios de libertad e igualdad de todos los seres humanos. Se opusieron a la sociedad estamental y argumentaron que todas las personas nacen libres e iguales. Por tanto, apoyaron la movilidad social y el mérito según la valía y la inteligencia de las personas.

El Pensamiento Económico

Ante el mercantilismo, teoría que defendía la acumulación de metales preciosos como la principal fuente de riqueza y el comercio como la mejor actividad para conseguirla, se impuso la fisiocracia. Los fisiócratas afirmaban que la agricultura era la base para la riqueza de un país, la que permitía vivir a sus habitantes, así como acumular e intercambiar productos. Además, apoyaban la propiedad privada, la libertad de comercio e industria y se oponían a toda intervención del Estado en la economía.

El Pensamiento Político

La Ilustración se opuso al absolutismo y configuró una nueva doctrina: el liberalismo. Montesquieu defendió la división de poderes y puso un especial énfasis en la independencia del poder judicial. Rousseau defendió el contrato social como el resultado de un pacto entre todos los ciudadanos y planteó el principio de soberanía nacional: el poder emana del libre consentimiento de todos los ciudadanos, expresado mediante el voto. Voltaire defendió la necesidad de un parlamento que limitase el poder del rey y de un sistema fiscal que no recayese exclusivamente sobre el pueblo.

La Enciclopedia

Dos pensadores ilustrados, Diderot y D´Alembert, pusieron en marcha un ambicioso proyecto: la Enciclopedia. Se trataba de publicar una gran obra que reuniera todos los conocimientos de la época, fundados en la razón y en el estudio de la naturaleza. La obra, que empezó a publicarse en 1751, comprendía treinta y cinco volúmenes, en los que colaboraron los principales escritores de la Ilustración. A pesar de la persecución a que fue sometida, tuvo un gran éxito, consiguiendo un elevado número de compradores, lo que ayudó a la difusión de las ideas ilustradas. También contribuyó a la transmisión de las Luces y la proliferación de salones y academias, donde se confrontaban y discutían las nuevas ideas.

La Quiebra del Absolutismo

A finales del siglo XVII se produjeron, en Holanda y en Inglaterra, una serie de transformaciones políticas que comenzaron a limitar el poder de la monarquía absoluta. Al mismo tiempo, las ideas ilustradas dieron lugar, en muchos países, a una serie de experiencias reformistas conocidas con el nombre de Despotismo Ilustrado.

Las Revoluciones Inglesas

Desde la Edad Media, en Inglaterra el poder real estaba limitado por la acción de las dos cámaras del Parlamento: la de los nobles y los clérigos y la de los burgueses, representantes de las ciudades. Los monarcas necesitaban su autorización para el cobro de impuestos o para declarar la guerra. Pero en el siglo XVII, una nueva dinastía, la de los Estuardo, pretendió gobernar sin el control del Parlamento y procedió a detener o ajusticiar a quienes se le opusieron. Estos hechos dieron lugar a una guerra civil entre los defensores del Parlamento y los de la monarquía absoluta. En 1649, el rey Carlos I fue ajusticiado y se proclamó la república. Oliver Cromwell, el principal impulsor del cambio político, acabó transformando la república en una dictadura militar. En 1660, tras la muerte de Cromwell, el Parlamento restableció la monarquía. Carlos II, el nuevo rey de Inglaterra, tuvo que aceptar el control del Parlamento que en 1679 votó a favor del Hábeas corpus. Este texto garantizaba las libertades individuales e impedía al rey toda detención arbitraria. En 1689, una segunda revolución acabó definitivamente con la monarquía absoluta de los Estuardo y el Parlamento ofreció la corona a Guillermo de Orange. El nuevo rey juró la Declaración de Derechos, que limitaba los poderes del monarca y sometía algunas de sus decisiones al Parlamento. Inglaterra fue, pues, el primer país que tuvo una monarquía de poder limitado: el soberano estaba condicionado por el Parlamento, que elegía al primer ministro entre sus miembros. Los poderes ejecutivo y legislativo estaban separados y un tercer poder, la justicia, era independiente. Además, los ciudadanos tenían garantizada la defensa de su libertad individual. La monarquía parlamentaria británica se convirtió en un ejemplo a seguir para los filósofos franceses de la Ilustración.

El Despotismo Ilustrado

A pesar del ejemplo inglés, la mayoría de los monarcas europeos seguían ejerciendo un poder absoluto. Ahora bien, algunos de ellos, como Federico II de Prusia, María Teresa de Austria, Catalina de Rusia y el monarca español Carlos III, intentaron hacer compatibles el principio de autoridad del absolutismo con la idea de progreso, racionalización y modernidad de la Ilustración. Los déspotas ilustrados y sus ministros promovieron un cierto reformismo con la

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