Ideas Clave en Filosofía y Pensamiento Ético

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Libertad Jurídica

La libertad jurídica es, junto con la igualdad y la independencia, una de las características esenciales del ciudadano de un Estado. Responde a la libertad legal de no obedecer jamás a ninguna ley a la que hayamos dado previamente nuestro consentimiento. El ciudadano debe ser colegislador. El concepto de libertad jurídica no expresa desobediencia civil, puesto que Kant no la defendía en su época, a pesar de lo que podría parecer por la definición de la palabra.

Giro Copernicano o Revolución Copernicana

Revolución filosófica propuesta por Kant para entender cómo es posible el conocimiento sintético a priori. Da lugar al idealismo trascendental. Kant explica el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento basándose en una analogía con la revolución copernicana; en filosofía, el problema consiste en explicar el conocimiento sintético a priori. La filosofía anterior a Kant suponía que, en la experiencia de conocimiento, el sujeto es pasivo, que el objeto conocido influye en el sujeto y provoca en él una representación fidedigna. Con esta explicación, podemos entender el conocimiento empírico, pero no el conocimiento a priori, pues lo extraordinario de este último es que, con él, podemos saber algo de las cosas antes de experimentarlas, es decir, antes de que puedan influir en nuestra mente. Kant propone darle la vuelta a la relación y aceptar que, en la experiencia cognoscitiva, el sujeto es activo, que en el acto de conocimiento, el sujeto cognoscente modifica la realidad conocida. En resumen, el giro copernicano hace mención al hecho de que solo podemos comprender el conocimiento a priori si admitimos que solo conocemos los fenómenos y no las cosas en sí mismas o noúmenos, si admitimos el idealismo trascendental como la filosofía verdadera.

Racionalismo-Empirismo

El empirismo es la teoría filosófica según la cual el origen y límite del conocimiento es la experiencia sensible. Los empiristas más conocidos son Hobbes, Locke, Hume y Berkeley.

El racionalismo es la doctrina filosófica que no reconoce como fuente de conocimiento más que la razón, rechazando, por tanto, la revelación, la fe y los sentidos. En la historia de la filosofía, el racionalismo tiene un significado más restringido y comienza en el siglo XVII con la figura del matemático R. Descartes.

Es interesante comparar empirismo y racionalismo:

  1. Según el empirismo, el origen del conocimiento es la experiencia, mientras que para el racionalismo es la razón. Según el racionalismo, a partir de las ideas innatas, el conocimiento avanza de forma necesaria y a priori: por ejemplo, en Descartes, Dios es una idea innata que funciona como criterio de evidencia, como fundamento de todo nuestro conocimiento. Para el empirismo, la mente es como una tabla rasa y, por tanto, toda idea que se pueda encontrar en ella procede de la experiencia; realiza, por tanto, una crítica sistemática de la metafísica.
  2. Según el empirismo, el conocimiento humano tiene límites, está limitado por la experiencia sensible, mientras que el racionalismo tenía una confianza absoluta en los poderes de la razón para conocerlo todo.
  3. El racionalismo buscaba un método que unificara el saber y había tomado como modelo a la ciencia moderna únicamente en su aspecto matemático, mientras que el empirismo, inspirándose en la física de Newton, tiene un carácter más crítico y habría recogido el otro aspecto: la importancia de la experiencia.
  4. Empiristas y racionalistas defienden el fenomenismo: lo que directamente conoce la mente son sus ideas (no las cosas), y pensar se reduce a relacionar ideas entre sí. Por esta razón, los empiristas conceden gran importancia a los análisis de los mecanismos psicológicos que explican las asociaciones de ideas entre sí y el aislamiento del sujeto frente a la realidad. El fenomenismo conduce al clásico cuestionamiento de la existencia del mundo externo. Descartes tendrá que recurrir a Dios como garantía de la existencia del mundo externo. Locke considera absurdo demostrar determinadas cosas y da por supuesto que nuestras ideas de sensación, al menos las que se refieren a cualidades primarias, son una copia exacta del mundo real. Hume entiende que la única garantía del mundo externo es el hábito o costumbre que producen en nosotros la constancia y coherencia de nuestras percepciones, así como su valor de supervivencia.

Capital

El capital, como hijo del trabajo, es su auxiliar y compañero inseparable en la tarea económica, y sus funciones consisten en hacer más eficaz y menos penoso el esfuerzo humano, multiplicando los productos, perfeccionándolos y reduciendo su coste; exige, sin embargo, gastos de conservación y de renovación, de suerte que el trabajador tiene que aumentar a sus necesidades propias las del capital que maneja. Divídanse los capitales en fijos y circulantes, porque mientras unos resisten varias producciones, como las máquinas, los edificios, etc., otros, en cuanto son aplicados, desaparecen o se incorporan al nuevo producto, como las materias primas y las auxiliares. Distinguen también algunos economistas los capitales materiales y los inmateriales, haciendo consistir estos últimos en las facultades y condiciones personales del trabajador, en su educación, su moralidad, su cultura, etc.; pero esto no es más que una consecuencia de la doctrina examinada en otra parte, que considera al hombre como objeto de producción económica, y por eso nos limitaremos a indicar aquí el contrasentido a que llega ese principio, obligado a declarar que ser erudito, honrado o religioso es lo mismo que ser capitalista.

Contrato Social

En las diversas teorías contractualitas, esta expresión alude al pacto, acuerdo por contrato mediante el que, hipotéticamente, las personas decidimos crear el Estado civil (social, legal, pacífico), para salir del estado natural y semisalvaje en que se supone vivíamos antes de este hecho. En el caso de Kant, el contrato social fue, probablemente, la primera obligación (moral) que nos trazamos las personas hace mucho tiempo: salir del estado de naturaleza y buscar paz, justicia y libertad (moral y legal) que solo son posibles en un estado civil.

Si una persona o grupo de personas somete y se impone a otras por la fuerza, no se considerará que ha mediado un pacto o contrato social, sino que se ha impuesto la fuerza bruta. De este poder impuesto sobre los demás por la fuerza no se puede surgir ningún tipo de derecho.

Idealismo Trascendental

A la filosofía kantiana se le llama idealismo trascendental.

  • Idealismo: se llama idealismo a la teoría del conocimiento que defiende que no conocemos las cosas tal como son en sí, sino que el sujeto constituye, al menos en parte, el objeto.
  • Trascendental: el conocimiento es independiente de la experiencia.

Nosotros conocemos lo dado en el espacio y en el tiempo, es decir, el fenómeno, lo que aparece, pero no conocemos el noúmeno, es decir, la cosa en sí.

Nosotros no tenemos más que las intuiciones sensibles y, por tanto, nuestro conocimiento está limitado al mundo de las intuiciones sensibles, de los fenómenos; no tenemos conocimiento de las cosas en sí. El acceso a estas realidades no se da a través de las facultades del conocimiento, no se da en el campo de la razón pura sino en el de la razón práctica. Por eso, se llama idealismo trascendental; el espacio, el tiempo y las categorías son condiciones de posibilidad de la experiencia, de los fenómenos. Todo lo que cae fuera de la experiencia es inaccesible al conocimiento, solo lo que llega a través del espacio y del tiempo puede ser conocido.

Imperativo o Mandato

Son principios prácticos objetivos que describen cómo nos debemos conducir. Tienen carácter constructivo.

Cuando la razón se dirige al conocimiento de la realidad, da lugar a principios o leyes descriptivas. Cuando utilizamos la razón para la dirección de nuestra conducta, obtenemos mandatos.

Kant denomina principios prácticos a los mandatos porque son leyes, pero leyes no teóricas sino prácticas, relativas a la acción. Dice también que son objetivos puesto que aspiran a servir a todo sujeto racional y, de este modo, diferenciarlos de las máximas o principios prácticos subjetivos.

Existen imperativos categóricos e imperativos hipotéticos.

El imperativo categórico o apodíctico es un mandato con carácter universal y necesario que prescribe una acción como buena de forma incondicionada, manda algo por la propia bondad de la acción, independiente de lo que con ella se puede conseguir. Declara la acción objetivamente necesaria en sí, sin referencia a ningún propósito extrínseco. Para Kant, solo este tipo de imperativo es propiamente un imperativo de la moralidad. (No debes hacer x o debes hacer x).

El imperativo hipotético o problemático es el imperativo que prescribe una acción como buena porque dicha acción es necesaria para conseguir algún propósito. Se dividen en hipotéticas de habilidad e hipotéticas de prudencia.

Valor

El valor de un bien está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlo. La cantidad de trabajo que un bien encierra se mide por el tiempo de trabajo que se gastó en producirlo. Esto no significa —advierte el marxismo— que las mercancías encierran tanto o más valor cuanto más holgazán o más torpe sea el hombre que las produce o, lo que es lo mismo, cuanto más tiempo tarde en producirlas. Por ello se habla de tiempo de trabajo socialmente necesario, o sea, aquel que se requiere para producir una mercancía cualquiera, en las condiciones normales de producción y con el grado medio de destreza e intensidad de trabajo imperantes en la sociedad. La magnitud del valor de una mercancía permanece constante mientras no varíe el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. Pero éste varía al cambiar la capacidad productiva del trabajo, la cual depende de diversos factores, entre los que se cuentan: grado de destreza medio del obrero, progresos de la ciencia y de sus aplicaciones técnicas, volumen y eficacia de los medios de producción, y las condiciones naturales. Así, por ejemplo, la misma cantidad de trabajo que en años de buena cosecha arroja 8 sacos de trigo, en años de mala cosecha solo arroja 4, aumentando al doble el valor de cada saco. El rendimiento obtenido en yacimientos minerales con una misma cantidad de trabajo variará según se trate de yacimientos más pobres o más ricos. Los diamantes son raros en la corteza de la tierra; por eso su extracción supone, por término medio, mucho tiempo de trabajo, y ésta es la razón de que representen, en dimensiones pequeñísimas, cantidades de trabajo enormes.

Alienación

O enajenación o extrañamiento, circunstancia en la que vive toda persona que no es dueña de sí misma, ni es la responsable última de sus acciones y pensamientos. Para Marx, es la condición en la que vive la clase oprimida en toda sociedad de explotación, en toda sociedad que admite la propiedad privada de los medios de producción. Tanto para Marx como para Hegel, este concepto describe la siguiente situación que le puede sobrevenir a un sujeto: cuando no se posee a sí mismo, cuando la actividad que realiza le anula, le hace salir de sí mismo y convertirse en otra cosa distinta a la que él mismo propiamente es, decimos que dicho sujeto está alienado; la alienación describe la existencia de una escisión dentro de un sujeto, de un no poseerse totalmente y, como consecuencia de ello, comportarse de un modo contrario a su propio ser. Sin embargo, aunque Marx tomó este concepto de Hegel, hay importantes diferencias en el modo en que ambos filósofos la interpretaron.

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