Historia del Teatro Romano: Desde sus Orígenes hasta la Época Imperial
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Historia del Teatro Romano
Orígenes del Teatro en Roma
En el 240 a.C. nace el teatro en Roma con la representación de una tragedia traducida del griego por Livio Andrónico en ocasión de unos juegos romanos. Antes de esta fecha encontramos teatros no propiamente dichos o rudimentarios:
- Los cantos fesceninos: versos improvisados satíricos e ingeniosos que lanzaban dos campesinos en la fiesta de la cosecha.
- La farsa atelana: representaciones improvisadas con cierta línea argumental donde los actores llevan máscaras y son siempre los mismos tipos (el viejo enamorado y bobo, etc.).
- La satura: evolución de los fesceninos a los que se ha añadido música y danza. Cuando a esta se le añadió argumento podemos hablar ya de obra teatral propiamente dicha llamada fábula.
El Teatro en la Época Arcaica (siglo III a.C.)
A mitad del siglo III a.C. entra el teatro con fuerza en Roma por imitación del griego. Las obras llamadas fábulas se clasifican en:
- Fábula cothurnata: tragedia traducida y adaptada del griego (por el coturno, calzado de los actores de tragedia griega).
- Fabula palliata: comedia griega (por el pallio, vestido corriente griego).
- Fabula praetexta: tragedia de ambiente romano (por la toga praetexta bordada con franja púrpura de los altos magistrados).
- Fabula togata: comedia romana (por la toga, vestido con un romano).
La época arcaica (siglo II a.C.) es la edad de oro del Teatro Romano, concretamente en la comedia con Plauto y Terencio. Previamente cabe destacar a:
- Livio Andrónico (s. III): el introductor del género.
- Nevio (s. III): introductor de la fábula praetexta, aunque más inclinado a la comedia.
- Ennio (s. III-II): excelente autor de tragedias.
Los tres escriben tragedia y comedia, pero a partir de ellos los autores se especializarán.
Plauto (siglo III-II a.C.)
El único autor verdaderamente popular del teatro latino con éxito arrollador. Todas sus obras son del género de la palliata: comedias adaptadas de otras griegas con personajes, acción y ambiente griego. Pinta el mundo del hombre de la calle (esclavos, jóvenes enamorados, viejos, etc.). Estas comedias reproducen la vida y, con humorística exageración, el carácter de los griegos. No contenía ninguna sátira a los asuntos públicos y la trama normalmente consiste en astucias de un enamorado por conseguir a su amada, siempre con un final feliz.
El éxito de Plauto para ganarse la aprobación del inculto auditorio residía en la libertad y la tipicidad con que utilizaban los originales griegos; en realidad recreaba las obras por completo introduciendo escenas típicas como las amenazas e insultos de los personajes, el esclavo corriendo que entra muy apresurado a dar un mensaje y haciendo muchos apartes, chistes groseros, equívocos y juegos de palabras, etc. Además, en lugar de comedias escritas casi completamente en diálogo hablado, incrementó notablemente (dos tercios del total) el elemento cantado y recitado, de manera que la obra se asemejaba a una comedia musical.
Las obras van precedidas de un prólogo en que un personaje cuenta el argumento y pide el aplauso del público. La división en cinco actos no proviene de Plauto, sino del humanismo.
Títulos: Anfitrión, La comedia de la olla, Los gemelos, El soldado fanfarrón, etc.
Esas comedias son casi el único testimonio que tenemos de la lengua latina de este periodo. Fueron muy admiradas al final de la época republicana, pero poco a poco perdieron el favor del público por la dificultad del lenguaje. Plauto fue descubierto en el Renacimiento y existen rastros de su influencia en Shakespeare, Molière y los entremeses de Cervantes, entre otros.
Terencio (s. II a.C.)
Sus piezas pertenecen también al género de la palliata, casi todas adaptadas del comediógrafo griego Menandro. Sigue los originales griegos más de cerca que Plauto, aunque a veces combinando partes de dos obras distintas.
Aunque sus personajes son los mismos que en Plauto, su espíritu es diferente: más helenizado que su antecesor y con preocupación moral. Intentó educar al público por medio de sus comedias y de ahí su falta de éxito, pues el público solo buscaba la risa. Sus personajes son los mismos que en Plauto, pero no rompe la jerarquía social. Los de abajo siguen guardando el debido respeto a los de arriba, los esclavos no son desvergonzados, hasta las prostitutas son generosas y llenas de valores morales... sus personajes tienen mayor profundidad psicológica; el retrato sustituye a la caricatura.
Su lengua es más elegante y pura, pero no logró conectar como Plauto con el público latino. En sus prólogos no se narra el argumento, sino que el autor se defiende de sus enemigos (críticos que lo acusaban de plagiar autores latinos -pues ya los griegos no estaba mal visto-, de contaminatio -hacer de dos o más obras griegas una sola-, y de no paternidad de sus obras).
Dividió sus comedias en cinco actos.
Títulos: La suegra, El eunuco, Los hermanos, El atormentador de sí mismo, etc.
Fue muy estudiado y conocido en la Edad Media y sus comedias fueron adaptadas por la monja Benedicta Roswita (s. X). Su influencia se deja sentir en el teatro de Lope de Rueda, en la comedia renacentista y en el dramaturgo francés Molière.
El Teatro en la Época Clásica (s. I a.C.)
Esta es la época de Oro de la literatura latina, pero no ya del teatro, que entra en decadencia. Alcanzaron cierta popularidad dos subgéneros: la atelana literaria y el mimo.
- La atelana literaria, continuadora de la que ya hemos mencionado, es una especie de sainete bufonesco. En el mismo podían actuar mujeres y los actores ya no llevaban máscaras.
El Teatro en la Época Imperial
El teatro estaba ya en franca decadencia. Fundamentalmente se representan el mimo y la pantomima.
- El primero sustituye a la comedia.
- El segundo, a la tragedia, y consiste en movimientos de danza y gesticulaciones del actor que cuenta sin hablar una historia acompañado de música y el canto de un coro.
Tanto el mimo como la pantomima apelan a los gustos más bajos del populacho: la lascivia y la sangre (incesto, bestialismo, descuartizamientos, etc.). A veces las escenas eran reales, aprovechando algún condenado a muerte.
Séneca (s. I d.C.)
Las únicas piezas dramáticas de la época imperial que han llegado hasta nosotros son las nueve tragedias de Séneca, adaptadas del griego: Hércules furioso, Medea, Las Troyanas, Fedra, Agamenón, Edipo, etcétera.
Las obras están escritas a la manera griega, es decir, intercalando cantos corales. Es posible que Séneca compusiera esas obras para la recitación privada más que para su representación. Se nota un gusto por lo macabro y horripilante en la trama, con pasajes moralizantes y con formas retóricas. Ejercieron gran influencia en el Renacimiento italiano y en Inglaterra (personajes capitales de Shakespeare como el fantasma, la nodriza, el villano bárbaro fueron transmitidos del griego a través de Séneca).