Historia de la Hispania Romana: Desde los Pueblos Prerromanos hasta la Romanización
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Introducción a la Hispania Romana (Los Pueblos Prerromanos y la Cuestión Cartaginesa)
Los cartagineses llegan a la Península en sustitución de los comerciantes fenicios y griegos. La llegada de los cartagineses a Gadir (Gades, Cádiz) en el 237 a. C., es consecuencia del desenlace de la Primera Guerra Púnica entre cartagineses y Roma, cuyo vencedor fue Roma. Esto provocó en Cartago (actual Túnez) la primera crisis grave de gobierno de aquel emporio y centro comercial dirigido desde el norte de África, que sufre un golpe de Estado a manos de la familia de los Bárcidas, que se extenderá a Iberia (Hispania) en los prolegómenos de la Segunda Guerra Púnica, poco antes del año 218 a. C., fecha de la llegada de los romanos a Sagunto (Valencia), e inicios de la conquista de Roma sobre Iberia, a la que los romanos denominaron Hispania. La llegada por Sagunto de los romanos al interior de Iberia estuvo comandada por Escipión hasta el desastre del 211 a. C., que propició la expulsión de los cartagineses de Iberia y la conquista de Tarraco (actual Tarragona). Tras ello, se iniciaron las sucesivas guerras de conquista entre Roma y los pueblos prerromanos.
La Conquista Romana de Hispania y su Proceso (Guerras de Conquista y Guerras Civiles) durante la República y el Alto Imperio
Tras lo anteriormente expresado, la conquista de Hispania por Roma tuvo lugar en tres etapas: entre el 218 a. C. y el año 19 a. C.
La primera etapa tuvo lugar como consecuencia de los conflictos con Cartago tras la Primera Guerra Púnica. Los romanos, al ver que los cartagineses planeaban iniciar la Segunda Guerra Púnica contra Roma desde Iberia, desembarcaron un gran ejército en Ampurias (218 a. C.) para cortar el paso del avance cartaginés. Esto inició la Segunda Guerra Púnica, en la que Roma resultó vencedora hacia el año 210 a. C. La segunda etapa se inició con los abusos romanos, que provocaron el enfrentamiento con muchos pueblos ibéricos. Las tropas romanas encontraron una feroz resistencia, sobre todo en Lusitania y Celtiberia. Esto provocó el comienzo de otras guerras denominadas Guerras de Conquista:
- Guerras Lusitanas (entre los años 154 a. C. y 137 a. C.): Los lusitanos derrotaron a los romanos hasta que el asesinato de Viriato los debilitó y abrió el camino de los romanos hacia el norte peninsular.
- Guerras Celtibéricas: Estas últimas se concentraron sobre todo en el asedio de la ciudad de Numancia, cuya guerra fue encomendada a Escipión, quien acabó con la resistencia celtíbera y ocupó las tierras peninsulares hasta la Cordillera Cantábrica. Algunos años después, Roma se anexionó las Islas Baleares (año 123 a. C.).
En la tercera etapa se producen las Guerras Cántabras y Astures, que fueron más violentas que las anteriores.
La Política de Municipalización de Julio César
Tras la guerra civil entre César y Pompeyo en la provincia Ulterior, se produjo la batalla de Munda, que puso fin a la guerra y dio comienzo a la nueva política administrativa de Julio César. El programa era un ensayo para pacificar la situación de la República, en el cual la provincia Ulterior de Hispania serviría de experimento para solucionar los problemas de Italia. Dicha política intentaba evitar la inseguridad surgida bajo la necesidad de reparto de tierras de conquista (Ager Publicus). Por todo ello, se impusieron una serie de estrategias de romanización: la concesión del derecho de ciudadanía romana a las poblaciones y la concesión del derecho de Municipium Romanorum a algunas viejas ciudades indígenas.
Proceso Romanizador de la Península Ibérica
Este proceso consistió en la transformación de todos los habitantes de los pueblos peninsulares en ciudadanos del Imperio Romano, que fueron asumiendo sus costumbres, organización política, jurídica y social, así como su lengua.
Objeto Romanizador
El objetivo principal de la romanización fue la ciudad (entendida como sostén político-jurídico). En este sentido, Julio César fue su iniciador y Octavio Augusto su continuador. Entre sus consecuencias se encuentran: la transformación de las estructuras sociales prerromanas, la introducción del esclavismo, los cambios en la organización política y jurídica, el desarrollo y transformación de la vida urbana, y la introducción e imposición de la religión y filosofía romanas. Se distinguen dos grados de romanización: cultural y económica.
Sujeto Romanizador
El Estado Romano y sus agentes concretos: la presencia romana como explicación de la romanización, y la autoadministración local como principio del imperio. Esto produjo la transformación en civitates de sus comunidades. Por parte romana, se concedía la ciudadanía romana y la oportunidad de participar en el Estado si se cumplían unos requisitos. Hay que tener en cuenta también los elementos de la romanización; los factores principales en el proceso fueron: la emigración itálica, la presencia de un ejército permanente y las concesiones de privilegios jurídicos romanos. No obstante, en el proceso participaron poblaciones muy variadas. Se distinguen dos grandes grupos de emigrantes: hombres de negocio y colonos.