Historia de Al-Ándalus: Desde la Conquista Musulmana hasta el Reino Nazarí (711-1492)
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La Conquista Musulmana de la Península Ibérica (711-714)
En el año 711, los gobernantes de Ifriquiya decidieron invadir la península ibérica con un ejército de aproximadamente 7000 soldados liderados por Tariq. Vencieron al rey visigodo Rodrigo en la batalla del río Guadalete. Los musulmanes ocuparon rápidamente ciudades clave como Córdoba, Sevilla y Toledo. Más tarde, Musa conquistó las principales ciudades visigodas, que se rindieron sin oponer resistencia significativa. Se registraron matanzas en Toledo y Zaragoza. La rápida ocupación se debió en parte a que muchos visigodos se sometieron a cambio de conservar sus posesiones, mientras que otros huyeron hacia el norte.
Al-Ándalus: Provincia del Imperio Árabe (714-755)
En el 714, Tariq y Musa partieron hacia Damasco, dejando a Abd al-Aziz como gobernador. A partir de entonces, le sucedieron gobernadores dependientes de Ifriquiya. Los árabes se instalaron principalmente en las ciudades del sur, dejando las del norte a los bereberes. Los nobles visigodos refugiados en la zona asturiana derrotaron a los árabes en Covadonga en el 722 y en Poitiers en el 732, frenando su avance hacia Europa. Durante este período, los árabes se dedicaron a recaudar tributos y a organizar la administración provincial.
El Emirato Independiente de Córdoba (756-929)
La familia Abasí de Bagdad protagonizó un golpe de estado, destronando a la familia Omeya de Damasco, que ostentaba el califato. La familia Omeya fue exterminada, excepto un superviviente que se refugió en Al-Ándalus, venció al gobernador y se proclamó emir independiente con el nombre de Abderramán I (755-788). Su reinado estuvo marcado por continuas luchas con árabes y bereberes. Construyó un palacio y la Mezquita de Córdoba (784). Al-Ándalus experimentó fases de estabilidad y tensiones entre las familias árabes y las tribus bereberes, además del descontento popular debido a la presión fiscal. A partir del 880, surgió una crisis político-militar en las zonas fronterizas de Toledo, Mérida y Badajoz. En el 902, conquistaron las Islas Baleares.
El Califato de Córdoba (929-1008)
Abderramán III se proclamó califa en 929, desmarcándose así de los abasíes y convirtiéndose en jefe religioso. Cuando llegó al poder, Al-Ándalus estaba en rebelión, pero logró sofocar las revueltas. Inició campañas contra el rey de León y mantuvo a los cristianos en sus fronteras.
Le sucedió su hijo Al-Hakam II, quien mantuvo el dominio sobre los cristianos y continuó reforzando las fronteras. Creó bibliotecas y amplió la Mezquita de Córdoba. Le sucedió Hixam II, dominado por Al-Mansur, quien dirigió la política y reforzó el ejército. A la muerte de Al-Mansur, le sucedió su hijo Abd al-Malik, quien continuó la línea de su padre.
La Crisis del Califato (1008-1031)
Tras la muerte de Abd al-Malik, se desencadenó una crisis política. Las élites consideraban su reinado una tiranía de los visires. La gota que colmó el vaso fue el nombramiento como heredero del hermano de Abd al-Malik. El visir fue asesinado, Medina Azahara fue destruida y se sucedieron golpes palaciegos. El territorio se descompuso en 30 unidades políticas y, en 1031, se declaró extinguido el Califato.
Los Reinos de Taifas (1031-1090)
Surgieron reinos independientes dominados por familias destacadas de árabes, bereberes o eslavos. Se contabilizaron 30 reinos. Estos reinos gozaron de prosperidad económica, destacando Zaragoza y Sevilla. Sin embargo, algunos pagaban parias a los cristianos, lo que provocó un flujo de riqueza hacia el norte y un aumento de los impuestos. Se produjo un avance cristiano que culminó en 1085, cuando el rey de Castilla conquistó Toledo. Los reyes de Sevilla y el Algarve pidieron ayuda al reino almorávide.
El Dominio Almorávide (1090-1144)
En 1086, los almorávides desembarcaron en la península y derrotaron a los cristianos en Zallaqa. En diez años, conquistaron todo el territorio andalusí. La rapidez de esta conquista se debió a la debilidad de los reinos de taifas y al descontento popular. Sin embargo, su dominio entró en crisis debido a la corrupción política y la subida de impuestos. En 1118, los cristianos tomaron Zaragoza y los ataques se hicieron frecuentes. La incapacidad de los almorávides provocó una nueva crisis en 1144, con el hundimiento de su imperio.
El Imperio Almohade (1144-1248)
Los almohades conquistaron los territorios de los almorávides. Tardaron 20 años en dominar los territorios ante los intentos de independencia. Hasta 1195, consiguieron mantener la unidad andalusí, derrotando a los cristianos en Alarcos. Pero en 1212, los cristianos, unidos en coalición con el apoyo de cruzados europeos y del Papa, los derrotaron en las Navas de Tolosa. El territorio almohade sufrió luchas internas debido al descontento popular y la falta de soldados. Entre 1223 y 1248, los cristianos y aragoneses avanzaron hacia el sur, conquistando Valencia, Murcia, La Mancha y Andalucía occidental.
El Reino Nazarí de Granada (1248-1492)
Solo sobrevivió el reino nazarí. Muhammad I fue nombrado emir en 1232 y se hizo con el control de Jaén, Córdoba, Málaga y Almería. Tuvo que ceder Jaén y Córdoba a Castilla, pero Fernando III lo admitió como vasallo y aceptó su soberanía sobre Granada, a cambio de tributos y ayuda para conquistar Sevilla y el valle del Guadalquivir. Los nazaríes dominaron Almería, Granada y Málaga. El reino duró dos siglos gracias a la habilidad de los sultanes y a una frontera natural favorable. Fue el más islámico de los reinos de la península.
Economía: próspera agricultura en las vegas, desarrollo artesanal y un fluido comercio. Pagaban grandes impuestos a los cristianos. Desde finales del siglo XIV, comenzó una crisis política, con crisis palaciegas, golpes de estado y tensiones entre aristócratas. A partir de 1482, con la llegada de los Reyes Católicos, estalló la guerra definitiva. Boabdil fue capturado y liberado a cambio de enfrentarse a su padre. Las ciudades nazaríes fueron ocupadas rápidamente y, en enero de 1492, Granada fue entregada a los Reyes Católicos.
La Organización del Poder en Al-Ándalus
Durante los primeros 40 años, los gobernantes dependían del gobernador de Ifriquiya. Con el emirato, el gobernador se proclamó independiente y, tras el califato, se configuraron las instituciones. Los emires, califas y reyes actuaban como autócratas, con poder absoluto en lo político, militar, religioso y judicial. Por debajo se encontraba la administración central, dirigida por el gran visir, que gobernaba a los demás visires.
Administración Territorial y Judicial
La administración territorial se dividió en provincias (kuras). Al sur se encontraban las ciudades más seguras y al norte las fronterizas, con un jefe militar al mando. La administración judicial estaba en manos de los cadíes, uno en cada kura, quienes también presidían la oración de los viernes.
Organización Económica y Social de Al-Ándalus
La mayoría de la población era campesina, pero Al-Ándalus destacó por su carácter urbano. Las ciudades giraban en torno a las mezquitas. Las viviendas de los dirigentes se situaban junto a las murallas. Cuando las ciudades crecían, se construían barrios extramuros. En cuanto a la economía agraria, los campesinos eran libres, aunque servían al dueño de la tierra. Los cultivos principales eran el trigo, el olivo y la vid. También se introdujeron el arroz y algunos árboles frutales. Se utilizaban técnicas hidráulicas para el riego. La producción artesanal se desarrolló en talleres céntricos, destacando el sector textil y la seda. El sistema monetario se basaba en el dirham (moneda de plata), hasta que los Omeyas añadieron el dinar (de oro). Inicialmente, los cristianos pagaron parias, pero luego la situación se invirtió.
Sociedad: los árabes mantuvieron una posición dominante, a los que se sumaron los muladíes (hispanos convertidos al islam). Los bereberes no llegaron a integrarse completamente. La división social tenía una base religiosa, con diferencias entre creyentes y no creyentes. Los mozárabes (cristianos andalusíes) fueron numerosos, pero las conversiones y la emigración los hicieron desaparecer en la época almohade. Los judíos constituían una minoría que vivía en sus propios barrios.