Hilemorfismo y Metafísica Aristotélica

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Teoría Hilemórfica

Según la teoría hilemórfica de Aristóteles, todos los entes que vemos en el universo están formados de materia. La materia es la masa amorfa de la que está compuesto todo el universo, pero solo puede aparecer con determinada forma; no existe la materia en sí misma más que como abstracción teórica. Toda materia bruta aparece con la forma de los cinco elementos clásicos: tierra, agua, aire, fuego (en el mundo sublunar) y éter (en el mundo supralunar). Estos entes naturales están sujetos a transformación.

Forma

Conjunto de rasgos característicos de un objeto. Ya en un sentido típicamente aristotélico, podemos hablar de la forma como los rasgos de un objeto y distinguir las formas accidentales de la forma sustancial: la forma sustancial de una cosa es lo mismo que su esencia, y las formas accidentales, las determinaciones o propiedades de las que el sujeto puede prescindir sin sufrir una modificación completa. Para Aristóteles, las formas están inscritas en los individuos, por lo que a éstos les corresponde la composición metafísica de materia y forma. En el caso de los seres vivos, la forma sustancial es el alma.

Materia

La materia es aquello con lo que está hecho algo. Junto con la forma, es un elemento constitutivo de las sustancias individuales y, desde el punto de vista dinámico, es aquello susceptible de alguna determinación o forma, por tanto, una realidad potencial. Cabe hablar también de un cierto carácter relativo de lo que se considera materia: si nos fijamos en una estatua del dios Zeus, la forma es Zeus y la materia, el bronce; pero si nos fijamos en el bronce mismo, el ser bronce es forma y la materia, la materia prima. En el caso de los seres vivos, la forma es el alma y la materia, el cuerpo.

Acto Puro

Dios. Aristóteles cree que todas las cosas del mundo temporal y material (todas las cosas que forman parte de la Naturaleza) están compuestas con la estructura acto-potencia, por lo que están abocadas necesariamente al cambio y a la muerte; pero aunque la Naturaleza sea para él una parte fundamental de la realidad, también creerá que no se puede explicar a partir de ella misma, sino de algo que está por encima, y ese algo es Dios. Concibe a Dios como un ser sin composición alguna, ni física ni metafísica, de ahí que lo piense como acto puro y pura forma, y por tanto, eterno e inmutable. Dios es acto puro porque en Él no se encuentra ninguna potencialidad, sino que es forma plenamente realizada.

Primer Motor

Debe existir un primer motor que transmite el movimiento a todas las cosas naturales y a quien nada mueve, y que debe entenderse como eterno, inmutable y acto puro. El Primer Motor o Dios no mueve a las cosas con causalidad eficiente, al modo en que nosotros movemos una mesa empujándola, mueve más bien con causalidad final: Dios mueve atrayendo hacia sí a las cosas, del mismo modo que el amado "mueve" al amante, inspirando amor y deseo; atrae como atraen los fines que despiertan en nosotros un apetito por su posesión.

Sustancia

Designa el sujeto en el que descansan propiedades, lo que permanece en el cambio accidental: el ser el mismo individuo, el ser independiente, lo que tiene su ser no en otro sino en sí: debemos distinguir el nivel de los atributos (ser blanco, pequeño e inteligente, por ejemplo, que son seres puesto que tienen realidad, pero que no pueden darse por sí mismos, sino que siempre descansan en otra cosa de la cual decimos que son sus propiedades) y el nivel de la sustancia (el que tiene una existencia propia e independiente, como el ser Sócrates o ser una piedra, o un tigre...).

Alma

El alma se entiende como principio de vida; como la forma de los cuerpos organizados; como el acto de aquellos seres que tienen vida en potencia.

Potencia

Se divide en activa y pasiva:
La potencia activa es la capacidad o poder o facultad para ejercer una transformación sobre algo, o de producir algo; en nuestra forma de hablar se encuentra presente este modo de entender la potencia, como cuando decimos que tenemos un coche muy potente, o que tenemos una amiga con una imaginación muy poderosa. Aristóteles también utiliza esta noción en psicología, por ejemplo, definiendo las facultades como las potencias activas del alma.
La potencia pasiva es la capacidad o aptitud para llegar a ser otra cosa, para adquirir una determinación o forma; de nuevo, en nuestro lenguaje se encuentran ejemplos de esta forma de entender el concepto, como cuando decimos que el hijo de nuestro vecino tiene futuro como futbolista y en potencia es un buen jugador. En este segundo sentido, la potencia se contrapone al acto y así, dice Aristóteles, la semilla en potencia es árbol y en acto semilla, el niño en potencia es hombre y en acto niño.

Acto

Aristóteles establece dos formas de ser atendiendo al tiempo: si nos fijamos en las características, propiedades o determinaciones que una cosa u objeto tiene en el presente, estamos pensando en el ser en acto; ésta es la más importante forma de ser, y, a veces, la define como la realidad del ser. Por el contrario, si nos fijamos en el futuro, en aquello que aún no es pero a lo que apunta un ser en virtud de lo que ya es, estamos pensando en el ser en potencia. El ser en potencia no es una pura nada, un futuro meramente imaginado, es una forma de ser inscrita en el sujeto o cosa del cual decimos que está en potencia precisamente en función de lo que es en acto; así, una semilla en acto es semilla y en potencia árbol, un niño en acto es niño y en potencia hombre; y la semilla en potencia es árbol y no hombre porque en acto es semilla y no niño.

Eudaimonia

Puesto que la felicidad (o placer) es aquello que acompaña a la realización del fin propio de cada ser vivo, la felicidad que le corresponde al hombre es la que le sobreviene cuando realiza la actividad que le es más propia y cuando la realiza de un modo perfecto; es más propio del hombre el alma que el cuerpo, por lo que la felicidad humana tendrá que ver más con la actividad del alma que con la del cuerpo; y de las actividades del alma, con aquella que corresponde a la parte más típicamente humana, el alma intelectiva o racional. Como en el alma intelectiva encontramos el entendimiento o intelecto y la voluntad, y llamamos virtud a la perfección de una disposición natural, la felicidad más humana es la que corresponde a la vida teorética o de conocimiento (por ello el hombre más feliz es el filósofo, y lo es cuando su razón se dirige al conocimiento de la realidad más perfecta, Dios), y a la vida virtuosa. Finalmente, y desde un punto de vista más realista, Aristóteles también acepta que para ser feliz es necesaria una cantidad moderada de bienes exteriores y afectos humanos.
En resumen, Aristóteles hace consistir la felicidad en la adquisición de la excelencia (virtud) del carácter y de las facultades intelectivas.

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