La Guerra de la Independencia Española (1808-1814)

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1.1 La Guerra de la Independencia (1808-1814)

1.1.1 Causas

El recién ascendido al trono Carlos IV, que accedió al trono en 1788, quiso continuar con la política reformista de su padre, Carlos III, e incluso conservó a Floridablanca como primer ministro. Sin embargo, el estallido de la Revolución Francesa, cuyas premisas implicaban la revisión de los privilegios de la monarquía y la aristocracia, provocó el temor de las clases dirigentes. Intentaron evitar cualquier “contagio” revolucionario procedente del país vecino con una política represiva que consistía en frenar las reformas, un férreo control en las aduanas y una estricta censura para combatir la propaganda revolucionaria, labor que recayó en la Inquisición. Tras un corto período de gobierno del conde de Aranda, Carlos IV tomó una decisión clave en su reinado: destituyó a sus ministros ilustrados, incluido Floridablanca, por miedo a una revolución y por la detención del rey de Francia Luis XVI, y nombró primer ministro a Manuel Godoy, un joven militar que era el amante de la reina, en 1792. Este favorito de los reyes se convirtió en la figura clave durante el resto del reinado de Carlos IV.

El hecho de nombrar a Godoy como primer ministro, supone una vuelta al absolutismo nobiliario.

Para salvar al rey francés Luis XVI, Godoy intentó negociar con los revolucionarios franceses. Pero, con la llegada al poder de Robespierre, partidario de los jacobinos, lo guillotinaron en 1793. Este hecho provocó la ruptura de la tradicional alianza con Francia.

A continuación, Francia comenzó a atacar a Cataluña, el País Vasco y Navarra, y Godoy se unió a la convención de monarquías europeas que se enfrentaban a la Francia revolucionaria, lo que dio inicio a la Guerra de la Convención (1793-1795). La derrota militar española fue rápida y concluyente. El fracaso bélico precipitó la firma de la Paz de Basilea, por la que nuestro país aceptó la pérdida de la parte española de la isla de Santo Domingo, y la vuelta a la tradicional alianza con Francia contra Inglaterra, que tendrá como aliado a Portugal. Esta alianza se selló en el Tratado de San Ildefonso, firmado en 1796, que reafirmó la alianza entre los dos países, aunque situó a España como subordinada a los intereses políticos de Francia, a quien la marina española, por entonces la tercera más importante del mundo, le resultaba muy útil para enfrentarse contra Gran Bretaña. Se iniciaba así una deriva diplomática en la que el ascenso al poder de Napoleón en 1799 y la debilidad del gobierno de Godoy llevaron a España a una creciente dependencia de la política exterior francesa y, por consecuencia, al enfrentamiento con Inglaterra.

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