Goya en el Prado: La Familia de Carlos IV y Saturno Devorando a su Hijo
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La Familia de Carlos IV
Ficha Técnica
- Título: La Familia de Carlos IV
- Autor: Francisco de Goya
- Período de ejecución: 1800-1801
- Medidas: 280 x 336 cm
- Localización: Museo del Prado (Madrid)
- Soporte: Lienzo
- Técnica: Óleo
Descripción
En este cuadro, Goya retrató a la familia de Carlos IV. Cada personaje fue retratado individualmente sobre un fondo rojo, lo que permitió a Goya concentrarse en captar sus expresiones y gestos particulares. Los adultos muestran expresiones serias, casi sombrías, y están representados con una notable fealdad y falta de majestuosidad idealizada. Con esto, Goya parece realizar una crítica sutil, mostrando la monarquía tal como la percibía.
A pesar de esta representación poco halagadora, Goya resalta la suntuosidad de las joyas y los trajes de los personajes. La escena general está envuelta en un ambiente que se siente distendido, más cercano a lo burgués y cotidiano que a la pompa cortesana tradicional.
Contenido y Composición
En el centro de la composición se encuentra la reina María Luisa de Parma, flanqueada por sus hijos menores, el infante Francisco de Paula y la infanta María Isabel. A su lado, se sitúa el rey Carlos IV. En la parte izquierda del cuadro (a la derecha del espectador), está el príncipe heredero, Fernando VII, vestido de azul. Junto a él, se representa a su futura prometida (aún desconocida en ese momento), simbólicamente de espaldas.
Detrás del rey, casi ocultos en la penumbra, se encuentran su hermano, el infante Antonio Pascual, y la hermana mayor del rey, la infanta María Josefa. Delante de estos, a la derecha (izquierda del espectador), están los Príncipes de Parma (el infante Luis de Borbón-Parma y su esposa María Luisa Josefina) con su hijo Carlos Luis en brazos.
Un detalle significativo es la inclusión del propio Goya, quien se autorretrata trabajando en su caballete, situado en la penumbra del fondo izquierdo. Es notable que la cabeza de Goya se encuentra a una altura similar a la de los reyes, posicionándose como un observador y director independiente de la escena, no como un mero cortesano subordinado. Al situarse a la izquierda, Goya también realiza una clara alusión a "Las Meninas" de Velázquez.
Estilo
Este cuadro pertenece a principios del siglo XIX. No se adscribe estrictamente a un único estilo, ya que su autor, Goya, es conocido por desarrollar un lenguaje pictórico muy personal y evolutivo. La obra fue realizada durante su etapa de madurez, un período en el que destacó por sus penetrantes retratos monárquicos y su innovadora técnica de pincelada, suelta y basada en la mancha, que anticipa movimientos posteriores.
Saturno Devorando a su Hijo
Ficha Técnica
- Título: Saturno Devorando a su Hijo
- Autor: Francisco de Goya
- Período de ejecución: 1820-1823
- Medidas: 143.5 x 81.4 cm
- Localización: Museo del Prado (Madrid)
- Técnica Original: Pintura mural al óleo seco (al secco)
- Soporte Actual: Óleo sobre lienzo (trasladado)
Descripción
Originalmente, esta obra era una pintura mural realizada directamente sobre las paredes de la Quinta del Sordo, la casa de Goya a las afueras de Madrid. Posteriormente, fue trasladada a lienzo por el barón Émile d’Erlanger. Este cuadro pertenece a la célebre y sombría serie de las "Pinturas Negras" de Goya.
Se trata de una pintura figurativa de enorme fuerza expresiva que muestra al dios Saturno (identificado con el titán griego Cronos) en el acto de devorar a uno de sus hijos. La figura de Saturno, monstruosa y desfigurada, ocupa gran parte del espacio pictórico. Aparece agazapado, con los ojos desorbitados, la boca abierta y el cabello revuelto, mientras muerde brutalmente uno de los brazos del cuerpo de su hijo, representado ya como un adulto.
El hijo es un cuerpo inerte y mutilado en manos de su padre: carece de cabeza y del brazo derecho, y el izquierdo está siendo devorado. El punto de mayor luz en la composición, que parece provenir de la izquierda, ilumina el cuerpo destrozado del hijo, que presenta los tonos más claros y contrastantes. En el resto de la obra predominan los colores ocres, negros y grises, creando una atmósfera opresiva y terrorífica.
Contenido e Interpretación
El tema se basa en el mito clásico: los romanos identificaban a Saturno, una antigua divinidad agrícola, con el titán griego Cronos. Cronos era hijo de Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra). Tras destronar a su padre, se convirtió en el señor del universo. Se casó con su hermana Rea y tuvo varios hijos. Sin embargo, una profecía advertía que sería destronado por uno de ellos, por lo que Cronos los devoraba al nacer. Rea logró salvar al último, Zeus (Júpiter para los romanos), escondiéndolo en Creta. Zeus, al crecer, cumplió la profecía y destronó a su padre.
Goya representa el momento más crudo del mito. Las interpretaciones de esta obra son múltiples y complejas:
- Puede reflejar la melancolía, la angustia y la obsesión con la destrucción y la muerte que Goya sentía en su vejez y sordera. Es un grito visceral ante la decrepitud y la soledad.
- Se ha interpretado como una alegoría del tiempo que todo lo devora.
- Algunos ven una alegoría política: podría representar a España devorando a sus propios hijos durante los conflictos civiles, al poder absolutista de Fernando VII, o incluso una crítica al Santo Oficio (la Inquisición).
Estilo Artístico
Goya pintó las "Pinturas Negras", incluyendo "Saturno", entre 1820 y 1823, coincidiendo en parte con el Trienio Liberal (1820-1823). Este fue un período de relativa libertad política en España, durante el cual se reinstauró la Constitución de 1812. En esta etapa final, el estilo de Goya se vuelve extremadamente personal, desgarrador y violento.
Utiliza una paleta muy reducida, dominada por tonos oscuros, negros y ocres, y una pincelada expresionista y matérica. Los temas se alejan radicalmente de su anterior función como pintor de cámara, adentrándose en lo macabro, lo onírico y lo grotesco. Esta es considerada su época más libre e imaginativa, pero también la más oscura.
Tras la restauración del absolutismo con Fernando VII en 1823, Goya, temiendo represalias por sus ideas liberales, se exilió voluntariamente a Burdeos, Francia, donde pasó los últimos años de su vida.