Gestión Financiera Empresarial: Fuentes, Estructura y Autofinanciación

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La Función Financiera de la Empresa

La función financiera no se reduce a la simple obtención de fondos o recursos. Su concepción ha ido evolucionando y hoy día se considera que el área financiera debe cumplir funciones más amplias, entre las que destacan:

  • La planificación financiera de la empresa

    ¿Cuáles son sus necesidades futuras de capital? ¿Qué financiación se va a necesitar para emprender las próximas inversiones?

  • Las decisiones de inversión

    ¿Cuál es la mejor forma de emplear los recursos financieros, es decir, cuáles son los proyectos de inversión más rentables para la empresa?

  • La obtención de recursos financieros

    ¿Cuál será la mejor forma de conseguirlos? Dado que son muchas las opciones de financiación que están al alcance de la empresa, y que unas son más costosas que otras, habrá que evaluar las alternativas para determinar la más interesante en cada caso.

  • El control del equilibrio financiero

    ¿Qué nivel de endeudamiento es conveniente? ¿Tiene solvencia la empresa para pagar sus deudas?

La complementariedad entre financiación e inversión

En el centro de estas funciones destacan dos aspectos diferentes pero muy relacionados entre sí:

  1. El análisis y selección de las inversiones de la empresa.
  2. El análisis de las distintas posibilidades de obtener recursos financieros (fuentes financieras) que la empresa necesita.

Ambos aspectos están íntimamente relacionados, puesto que la decisión de invertir en un posible proyecto presupone la necesidad de decidir cómo se va a financiar ese proyecto. La función financiera, por tanto, es el punto de contacto entre la obtención y la aplicación de los recursos financieros.

Las Fuentes de Financiación

Las diferentes opciones que la empresa tiene a su alcance para conseguir recursos financieros se denominan fuentes financieras.

Estas fuentes pueden agruparse según distintos criterios de clasificación:

1. Según la propiedad de los recursos

Se distingue entre dos tipos distintos de financiación:

  • La financiación propia. Está constituida por los recursos financieros que son propiedad de la empresa. Estos recursos o fondos propios son:
    • El capital aportado por los socios o propietarios de la empresa, tanto en el momento de la constitución del capital inicial como en sus posteriores ampliaciones.
    • Las reservas o beneficios retenidos. Cada año, los beneficios que no se distribuyen entre los socios y que se quedan en la empresa para cubrir sus necesidades financieras constituyen las reservas o autofinanciación de la empresa.
  • La financiación ajena. Incluye el conjunto de recursos financieros que genera una deuda u obligación para la empresa. Estos recursos provienen de acreedores e instituciones financieras, a corto y a largo plazo, y son, por tanto, recursos que deben ser devueltos en un periodo de tiempo más o menos amplio.

2. Según el tiempo de permanencia

Se distingue entre:

  • Recursos financieros a largo plazo o capitales permanentes. Las fuentes de recursos permanentes son las aportaciones de los socios, los préstamos y empréstitos u otras formas de endeudamiento a largo plazo, así como las reservas generadas en la empresa o autofinanciación. Todos estos recursos tienen en común su carácter de financiación estable y duradera en la empresa.
  • Recursos financieros a corto plazo. Estos recursos provienen de los proveedores y los préstamos y créditos bancarios.

3. Según su procedencia

Se distingue entre:

  • La financiación interna. Es la generada dentro de la empresa mediante su propio ahorro o autofinanciación.
  • La financiación externa. Excepto la autofinanciación, todos los demás recursos, sean propios o ajenos, son externos, es decir, provienen del exterior de la empresa. No hay que confundir los recursos externos con los ajenos. Las aportaciones de los socios son recursos externos (dado que llegan a la empresa desde el exterior), pero no son ajenos (puesto que pertenecen a los socios). Por supuesto, todos los recursos ajenos son externos.

La estructura financiera de la empresa

La decisión de seleccionar una u otra fuente de financiación dependerá de lo accesible que sea, del coste que tenga y de la flexibilidad que suponga para la empresa.

La combinación de los distintos recursos financieros que la empresa ha ido eligiendo constituye su estructura financiera. En esta estructura es importante mantener una adecuada proporción entre deudas y fondos propios, de tal forma que se garantice el equilibrio financiero de la empresa, siendo recomendable que las deudas no sobrepasen el 50% del total de los recursos, es decir, que los recursos ajenos no estén por encima de los fondos propios.

La Financiación Interna o Autofinanciación

La financiación interna procede de los beneficios que periódicamente genera la empresa. Una vez que se obtienen beneficios, hay que decidir entre:

  • Repartirlos entre los socios en forma de dividendos.
  • Retenerlos en la empresa para cubrir sus necesidades financieras.

La financiación interna o autofinanciación está constituida por los beneficios no distribuidos y que se retienen en la empresa para financiar la ampliación o el mantenimiento de su actividad. Es decir, son fondos que la empresa obtiene por sí misma sin necesidad de acudir a las instituciones financieras (deuda) o solicitar nuevas aportaciones a sus socios (ampliación de capital).

En el concepto de autofinanciación, se distinguen dos vertientes o componentes:

  1. La autofinanciación de enriquecimiento: son los beneficios retenidos en forma de reservas.
  2. La autofinanciación de mantenimiento: recoge las dotaciones de fondos que la empresa destina cada año para compensar el desgaste de sus equipos o en previsión de gastos y riesgos futuros.

La autofinanciación de enriquecimiento

La parte de los beneficios que los socios renuncian a repartirse pasa a formar parte de los fondos propios de la empresa (patrimonio neto), como complemento del capital social y con el nombre de reservas.

Cuanto menos dividendos se repartan, más recursos internos tendrá la empresa y mayor será su capacidad de autofinanciación, pero no hay que olvidar que el reparto de dividendos da un claro mensaje al mercado financiero sobre la buena marcha de la empresa y sobre sus expectativas, es decir, supone una señal positiva para los inversores interesados en la empresa y, por tanto, para sus posibilidades de financiación futura.

Según la causa que motiva la retención de beneficios, las reservas pueden ser:

  • Reservas legales: son las constituidas obligatoriamente por ley en las sociedades anónimas, con un mínimo del 10% de los beneficios obtenidos hasta que dicha reserva alcance el 20% del capital.
  • Reservas estatutarias: se constituyen en virtud de acuerdos recogidos en los estatutos de la sociedad.
  • Reservas voluntarias: son las constituidas por acuerdo voluntario de los socios.

Estas reservas suponen un incremento de los fondos propios de la empresa y constituyen nuevos recursos para financiar sus inversiones de crecimiento y expansión y, por ello, constituyen una fuente de autofinanciación para el enriquecimiento de la empresa.

La autofinanciación de mantenimiento

Mientras que la autofinanciación de enriquecimiento persigue el crecimiento de la empresa, la autofinanciación de mantenimiento trata de mantener intacta su capacidad productiva.

Esta forma de autofinanciación está constituida tanto por los fondos que la empresa destina para ir amortizando sus equipos productivos y poder renovarlos en el futuro, como por los recursos o fondos que se reservan para hacer frente a futuras contingencias y riesgos.

1. Las amortizaciones

Los equipos productivos (instalaciones, maquinaria, mobiliario, etc.) van perdiendo valor con el paso del tiempo como consecuencia de su uso o por envejecimiento tecnológico. Esta pérdida de valor o depreciación se refleja en el cálculo de los beneficios bajo el concepto de amortización.

Amortizar un bien supone cuantificar su depreciación, es decir, reflejar como un coste más la parte que se ha consumido del valor total del bien durante un periodo de tiempo.

Por tanto, las amortizaciones son costes de producción, al igual que los salarios o cualquier otro gasto, ya que la pérdida del valor experimentada por los bienes de la empresa se debe a su uso en el proceso productivo. Así, si hoy se adquiere nueva maquinaria valorada en 100.000€, y se sabe que cada año pierde un 10% de su valor, pasado un año, su valor no será de 100.000€, sino de 90.000€. Por ello, entre los costes de ese año habrá que considerar esta depreciación, es decir, 10.000€ en concepto de amortización.

Como cualquier otro coste, la amortización estimada de un periodo se deduce de los ingresos para calcular los beneficios. De este modo, estos fondos que se detraen de los beneficios constituyen una forma de autofinanciación destinada a ir recuperando poco a poco los bienes amortizables, para poder reponerlos cuando se necesite. Como es lógico, hasta que llegue el momento de sustituir sus equipos, la empresa podrá utilizar estos fondos para autofinanciar sus inversiones.

2. Las provisiones

Son fondos que se reservan para cubrir riesgos o posibles pérdidas futuras y cuya dotación se realiza antes del cálculo de los beneficios. Estos riesgos o contingencias pueden derivarse de probables indemnizaciones por litigios en marcha de la empresa, de posibles rupturas de contratos, de garantías de reparaciones futuras, etc. Mientras estos fondos que se reservan no tengan que utilizarse para cubrir los fines previstos, la empresa los podrá emplear para autofinanciar parte de sus inversiones.

Ventajas e inconvenientes de la autofinanciación

La autofinanciación permite a la empresa una mayor autonomía e independencia financiera y, a su vez, mejora su solvencia al aumentar los fondos propios.

Además, para las pymes constituye la principal fuente financiera, dadas sus dificultades para acceder a otras fuentes.

Por otra parte, son recursos que no es preciso remunerar explícitamente, aunque sí tienen un coste de oportunidad asociado. Esto puede convertirse en un inconveniente, ya que, como por estos recursos no hay que pagar intereses, pueden usarse en inversiones poco rentables.

Otro inconveniente es el posible conflicto entre los intereses de accionistas y directivos. Cuanto menos beneficio se reparta, mayor será la autofinanciación para nuevas inversiones, pero menor será la rentabilidad para los accionistas, por lo que debe buscarse un equilibrio entre ambos intereses.

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