Franquismo (1960-1975)
El gobierno de 1957
Franco formó en 1957 un nuevo gobierno en el que incluyó algunos miembros del Opus Dei. Este cambio afectó al equilibrio de las “familias” del régimen y aumentó de forma progresiva la división entre los distintos sectores. Los nuevos ministros del Opus Dei, Mariano Navarro y Alberto Ullastres, llamados tecnócratas, eran hombres del régimen, aperturistas en lo político pero conservadores en temas político-sociales. Entre sus primeras medidas, se devaluó la peseta, se puso en marcha una reforma fiscal que garantizase ingresos al Estado y consiguiese cierta credibilidad internacional.
Además, España entraba en la Organización Europea de Cooperación Económica y el Fondo Monetario Internacional. Los resultados empezaron a percibirse tras el plan de estabilización de 1959, momento que aprovechó el franquismo para celebrar los 25 años de paz. La institucionalización fue un proceso lento y continuo. En 1957, la Ley de Régimen Jurídico de la Administración Civil del Estado modernizó la administración y separó la actividad del gobierno de la del Estado, aunque Franco siguió siendo jefe de uno y otro. Después se aprobó la Ley de Convenios Colectivos y la Ley Sindical. Manuel Fraga, entonces ministro de Información y Turismo, presentaba la Ley de Prensa, que sustituía a la de 1938 y eliminaba la censura.
La Ley de Libertad Religiosa rompía el monopolio del catolicismo, aunque siguió gozando de todos los privilegios. La Ley General de Educación ampliaba la escolarización obligatoria hasta los 14 años. La Ley Orgánica del Movimiento y del Consejo Nacional desplazaba a la Falange y cerraba cualquier salida democrática. La Ley Orgánica del Estado cerraba el largo proceso constituyente e institucional, y se presentaba una especie de constitución para satisfacer las exigencias de los países democráticos incluidos en la Comunidad Económica Europea. Carrero Blanco y Alonso Vega presionaron a Franco para que nombrase a don Juan Carlos de Borbón heredero al trono, y así se hizo el 22 de Julio de 1969, en el que se le nombra príncipe, y que no debía cambiar nada en el futuro.
Oposición al franquismo
A lo largo de los 60, la oposición al franquismo llegó a todos los sectores. A la izquierda se le sumó la nueva generación que no vivió la Guerra Civil y los sectores católicos. El crecimiento económico no fortaleció al régimen, más bien lo minó paulatinamente. El nuevo movimiento obrero creció y se hizo fuerte en los principales centros industriales en torno a las Comisiones Obreras. Este grupo aprovechó la organización sindical oficial para organizar a los trabajadores a través de los convenios laborales y las elecciones sindicales. Otras organizaciones de inspiración católica colaboraron con el sindicalismo ilegal. Los estudiantes universitarios reivindicaron la democratización de la sociedad española y de la universidad. Los sucesos del mayo francés de 1968 repercutieron en medios universitarios españoles. Los ministros Rubio y Lora-Tamayo no pudieron hacer nada para reconducir el problema.
Dentro del régimen pedían cambios más allá de la represión. Esta tensión creció en 1969, cuando los estudiantes barceloneses asaltaron el rectorado, y moría en Madrid el estudiante Ruano. El aumento de estudiantes, su mayor concienciación política, la ausencia de libertades y las pobres condiciones laborales convirtieron a la Universidad en un foco antifranquista. La actitud independiente de la Iglesia española molestó a los políticos del régimen, que no entendían esta deslealtad. Algunos sectores eclesiásticos comprometidos con la libertad y los derechos humanos participaron en organizaciones políticas y sindicales, se manifestaron y publicaron cartas de protesta. La oposición política la protagonizaron los partidos desde el exilio y desde organizaciones clandestinas, como el Partido Comunista y el Partido Socialista Obrero Español. Se constituyó la Unión de Fuerzas Democráticas, formada por organizaciones de izquierdas, y surgían nuevas organizaciones de extrema izquierda. Todas fueron invitadas al IV Congreso del Movimiento Europeo, reunido en Múnich en Junio de 1962, en donde elaboraron una declaración a favor de la democracia y de condena al régimen. El gobierno reaccionó con dureza contra los participantes del interior, como Gil Robles. Franco aprovechó esta crisis para formar un nuevo gobierno de aspecto más amable, pero la ejecución de Julián Grimau demostró que todo seguía igual.
La agonía del régimen
Las tensiones internas del régimen crecían hasta la muerte de Franco. Se manifestaban las discusiones sobre el presente y futuro de un régimen sin Franco. En este debate se encontraban los aperturistas, que querían adaptar el régimen a la realidad social; los inmovilistas, que pretendían mantener intacto el régimen surgido de la Guerra Civil; y los conservadores, que aceptaban sólo las reformas necesarias para mantener el régimen sin cambiar de fundamentos. En 1968 se abrió el debate sobre el derecho de asociación dentro del propio Movimiento. Los aperturistas lo consideraban necesario, mientras que los inmovilistas lo juzgaban de innecesario y perjudicial. Los conservadores temían la posible politización y desintegración del Movimiento. En 1974 se aprobaba el Decreto-Ley del Estatuto Jurídico del Derecho de Asociación Política.
Contubernio de Múnich
El Contubernio de Múnich fue cómo el Movimiento Nacional del gobierno calificó al IV Congreso del movimiento Europeo, de Junio de 1962, donde fueron invitados todos los que estaban en contra del régimen. En él, se elaboró una declaración a favor de la democracia y condena al régimen, pero el gobierno actuó con dureza con los participantes del interior. Franco aprovechó esta crisis para formar un nuevo gobierno de aspecto más amable, aunque la ejecución de Julián Grimau demostró que todo seguía igual.
Proceso 1001
En el Proceso 1001 se declaraba ilegal a Comisiones Obreras y se encarcelaba a sus dirigentes. Surgió a raíz del nuevo movimiento obrero formado en torno a él, que aprovechó la organización sindical para organizar a los trabajadores a través de convenios y de las elecciones sindicales.
Escándalo MATESA
El Escándalo MATESA fue un caso de corrupción protagonizado por esta empresa de maquinaria textil, que tenía grandes apoyos políticos y protección económica del régimen. Se conoció gracias a la Ley de Prensa, que dio lugar a la lucha por el poder entre tecnócratas y falangistas, descubrió la corrupción del régimen y transmitió la sensación de inestabilidad política. La crisis general obligó a Franco a formar un nuevo gobierno monocolor erigido en Carrero Blanco.
Proceso de Burgos
En el Proceso de Burgos de 1970 se condenó a muerte a 16 miembros de ETA por asesinar a un policía. Frente a la oleada de protestas interiores y exteriores, el gobierno respondió con represión, pero Franco tuvo que indultar a los condenados para evitar el aislamiento internacional.
Marcha Verde
La Marcha Verde fue una invasión pacífica y simbólica llevada a cabo por el rey de Marruecos Hasan II en la frontera del Sáhara español y Marruecos. El Frente Polisario reclamaba la independencia, pero España, por temor a una guerra, firmó el Acuerdo de Madrid el 14 de Noviembre de 1973, entregando el Sáhara a Marruecos y Mauritania. El Frente Polisario quedó marginado, y aún sigue abierto el conflicto.
Espíritu del 12 de Febrero
El Espíritu del 12 de Febrero era una esperanza de cambio y de apertura política del régimen, pronunciada por Carlos Arias Navarro, nombrado por Franco tras el asesinato de Carrero Blanco. De este discurso no se cumplió nada, y fue abandonado por los reformistas.
Revolución de los Claveles
La Revolución de los Claveles fue el fin de la dictadura salazarista en Portugal. El gobierno, para hacer frente a la crisis del petróleo, el orden público, al terrorismo y a los aires de libertad de dicha revolución, el gobierno aprobó una nueva ley antiterrorista para luchar contra la subversión. La ejecución del anarquista Puig Antich reflejó la tensa situación política.