Francisco Salzillo: El Maestro del Rococó Murciano
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Francisco Salzillo
Vida y Familia
Francisco Salzillo fue el tercero de los hijos de Nicolás Salzillo. Estudió en un colegio de jesuitas y se formó con el pintor Manuel Sánchez. Comenzó a ayudar a su padre en el taller y, tras el fallecimiento de este en octubre de 1727, con tan solo 20 años, tomó la dirección del taller para hacer frente a los encargos y sustentar a su familia.
Su familia se movía entre la religiosidad y el arte: su hermana era capuchina, un hermano sacerdote, y todos ayudaban en el taller. Tras la muerte de su madre, en 1746, contrajo matrimonio con doña Juana Vallejo Martínez, con quien tuvo dos hijos. Enviudó en 1755, sin llegar a los 20 años de casados.
En su propio taller, instaló una academia de dibujo. Se intentó llevarlo a la corte a trabajar, el Conde de Floridablanca sería uno de los que insistió en este asunto; pero él no abandonó su Murcia natal. Falleció el 2 de marzo de 1783. Hizo varios testamentos, en los que expresaba su deseo de ser enterrado con el hábito franciscano y donaba sus herramientas a su hermano Patricio.
Tuvo una vida acomodada, rodeado de admiración y cariño. Fue un hombre de gran caridad y religiosidad, demostrada en sus obras, e incluso fue inspector del Santo Oficio.
Estilo
Salzillo tuvo influencia de su padre, Nicolás Salzillo. Se dice que ya con 13 años colaboró con él en la escultura de San Sebastián, inspirándose en el rostro del Ángel del paso de la Oración del Huerto. Fue depurando su estilo hasta llevarlo a uno totalmente personal.
El estudio del natural, que lleva a la fluidez de formas, armonizando anatomía y vestidos, con unos pliegues de configuración blanda; esto se puede ver en las partes desnudas de los sayones de sus pasos procesionales, las arrugas en el tórax, el movimiento tenso de los nervios y el esmero y minuciosidad en barbas y cabellos.
No incide en un detallismo exagerado. En su época, aún interesado en la verosimilitud, usa postizos en ojos de pasta, telas y cabellos naturales. Supo adaptarse a su época, siendo culto y popular al mismo tiempo, un gran representante del estilo rococó. En su última etapa tuvo una deliberada búsqueda de adaptarse a las nuevas premisas académicas y clásicas.
En cuanto a la policromía, era terminada en el taller. Las encarnaciones, en mate, más natural; las telas, con las propias características de ricas labores, normalmente flores y tallos, con la técnica del estofado. Muestra de ello, por ejemplo, es la Sagrada Familia de Orihuela.
Salzillo quería que sus obras tuvieran un carácter popular, lo que se ve claramente en la indumentaria, tanto en el Belén como, por ejemplo, en los sayones de sus pasos. Lo mismo ocurre en cuanto a los tipos humanos, gente de su cercanía.
Le gustaba ensayar obras, por eso se conserva gran cantidad de dibujos y bocetos en barro. Sus obras eran conocidas popularmente, por eso usaba su firma.
No se entendía cómo, sin salir de su ciudad natal, tuviera tal grado de perfección en sus obras, que comparadas con las de sus contemporáneos no dieran muestras de arcaísmo o provincianismo. Hay que recordar sus influencias tomadas de Nicolás de Bussy, artista estrasburgués llegado a España y afincado en Murcia, que influyó ya en su padre Nicolás Salzillo.
Su estudio del natural, un naturalismo expresivo, lo convirtió en un escultor que dejaba el listón muy alto a sus continuadores y que sólo Francisco Salzillo alcanzaría y superaría. Tomaría de su padre esos modelos iconográficos que él toma de Bussy, pero los variaría y mezclaría llevándolos a su estilo lleno de personalidad.
Otra influencia a señalar fue la de Antonio Dupar, que se apreciará claramente en los ángeles.
Obra Escultórica
Prefirió el bulto redondo en sus esculturas. Trabajó en la imaginería de retablos, que todavía se conservan. Cuenta con un gran número de esculturas asignadas, pese a los incendios que destruyeron algunas de sus obras, es inmensa la cantidad de imágenes que de él se conservan. El estudio de sus obras se ordena por temáticas.
Iconografía de la Virgen
De gran ternura siempre. La Sagrada Familia de la Iglesia de Santiago de Orihuela corresponde a su última época, de radiante alegría, acompañada por los colores en sus vestimentas, con motivos vegetales y florales, y una encarnación brillante.
Iconografía del Niño
Bien sea solo o acompañado de San José.
Episodios de la Pasión de Cristo
Realizó también obras de altar como el Cristo a la Columna, para el Monasterio de Santa Ana de Jumilla. También realizó numerosos Crucifijos.
Constituida como un verdadero “paso” también es la Virgen de las Angustias, donde Cristo reposa sobre el sudario y su madre, deslizándose el cuerpo, ella eleva su mirada al cielo. Aquí introduce dos angelitos, uno al lado de cada una de sus manos.
Del tema de la Dolorosa hay varios ejemplares, destacar la que forma parte de los “pasos” procesionales para la Cofradía de Nuestro Padre Jesús.
Santos
Cuenta con una gran variedad, San Andrés, el San Jerónimo, procede del monasterio de La Ñora, siguiendo la tradición ascética del arte español. En el suelo se acumulan atributos que nos hacen identificar al santo: libro, sombrero y león. Arrodillado sobre un peñasco, sobre el que se puede apreciar un libro y una calavera, toda la expresividad de la figura se concentra en esa contemplación emocionante del Crucifijo, colocado en una paralela a su brazo derecho, dando equilibrio al conjunto. Colocando su firma sobre el libro del suelo y fecha de la realización.
Y continúa con San Roque, San Antón.
Santas
Tiene presente los modelos de la tierra, de rostros llenos y tersos, como Santa Lucía o Santa Rosalía. El único viaje realizado por el artista fue a entregar estos cuadros a Cartagena.
Los Pasos Procesionales
Cuando la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno piensa en realizar su serie de pasos, Salzillo ya cuenta con fama en esos mediados del XVIII. A semejanza de los vallisoletanos, son pasos formados por varias figuras y de tamaño natural, normalmente en madera policromada, y están hechos para contemplarse en torno, tienen un punto de vista frontal, lo que dice que utilizó estampas para inspirarse, pero sin dejar de ser agrupaciones naturales, con gestos veraces, indumentaria de época y tipos de la calle, lo que le dio una gran popularidad a estos pasos que hoy conserva.
Más tarde recibe el encargo de La Caída, cinco figuras: Cristo al centro cargando con la cruz, intentando levantarse (imagen de vestir, siendo su rostro uno de los más patéticos realizados por el maestro, una espina atraviesa una ceja, intenso realismo), el Cirineo ayudando, un soldado romano, y los dos sayones de estudiada anatomía.
Del mismo año es La Oración del Huerto. Este paso está constituido por las esculturas de los apóstoles, San Pedro, San Juan y Santiago, sobre la tierra y dormidos, por lo que a veces pueden pasar desapercibidos a quien no mira con atención, y las dos figuras principales, Cristo y el Ángel. Cristo es figura de vestir, en su rostro, expresa la entrega del momento. A su lado, el ángel, sobre el que apoya la cabeza, señalando con el brazo el cáliz alentándole a seguir adelante. Todos los elogios suelen centrarse en la belleza del ángel, con rasgos casi femeninos en su rostro, plasmando así la impersonalidad humana de estos seres.
La Santa Cena se hace en un año. Salzillo se decide por una mesa dispuesta en profundidad, adoptando una disposición rectangular, condicionando así al paso a un solo punto de vista, aunque hay variedad en la disposición de los personajes. Elige el momento de la acusación de la traición, de ahí la gesticulación por parte de los apóstoles. Junto a Cristo, San Juan, dormido, el discípulo “amado” sobre el que no hay duda de traición. En Judas se concentra el odio, haciéndolo bizco.
El Prendimiento es de 1763. El grupo tiene dos acciones: por un lado, al centro, el beso, Cristo y Judas, con la peculiaridad de que son labradas sobre el mismo tronco, acentuando la proximidad, y los rostros expresando la intensidad del instante, por el movimiento de los ojos y la gestualidad de la boca. La otra acción, San Pedro blande su espada que descargará sobre Malco, el cual se revuelve en el suelo.
Los Azotes es una agrupación en redondo. La figura de Cristo, con apenas golpes aunque con la espalda enrojecida y cubierta de heridas, un sayón golpeando, otro apoya su pie sobre la columna para reforzar el golpe. Ya más hacia el manierismo.
Realizó pasos de una sola figura: La Verónica y la Dolorosa.
El Belén
Es su obra más popular, un gran conjunto que tiene sus antecedentes lejanos en Italia. Las madres Agustinas tenían uno que fue completado por varias figuras de Salzillo, pero el Belén a destacar fue el encargado por Jesualdo Riquelme. La obra se realizó despacio, colaborando en ella discípulos, con mayor aportación del más ilustre, Roque López. Hoy pertenece al Museo Salzillo. El inventario que realiza en 1798 Roque López es esencial para distinguir entre el trabajo de uno y otro.
Consta de figuras humanas y animales en torno a las novecientas, más las maquetas arquitectónicas, concebidas igualmente por el escultor. Hay tanto grupos de escenas como figuras sueltas, teniendo como punto de partida el Portal de Belén. El escultor actualiza el momento: trajes lujosos para los Reyes Magos, y también para los populares, se reconocen instrumentos y objetos de la época. Es una obra a valorar tanto en conjunto como en detalle. Son esculturas de madera tallada y policromada.
Bocetos
Realizados en barro cocido, reunidos hoy en el Museo Salzillo, algunos de ellos hacen referencia a obras perdidas o que directamente no se realizaron. A destacar el no realizado de San Ignacio de Loyola, que a lo mejor no se hizo por la expulsión de los jesuitas.
Discípulos: Roque López
Roque López nació en 1747, y cuando contaba con 18 años firmó el contrato como aprendiz con Salzillo durante ocho años, conviviendo con el maestro. En 1765, cuando Salzillo hizo testamento, dejaba herramientas al alumno adelantado. Tras su educación con Salzillo se reafirmó en las ideas neoclásicas. En 1783, al morir su maestro, creó taller propio. La mayor parte de sus obras acabó en los incendios. Hay que destacar que muchas de sus obras se venían atribuyendo a Salzillo, hasta descubrirse que eran propias. Ejemplo de su buena mano, tenemos la Santa Cecilia.