Francesco Borromini: Arquitectura Barroca y Obras Emblemáticas en Roma

Francesco Borromini: Un Genio Incomprendido del Barroco

Francesco Borromini fue un hombre callado, taciturno, que se sentía opacado frente a la figura de Bernini. A diferencia de este último, no era pintor ni escultor, y su vida terminó en un trágico suicidio. Sin embargo, Borromini era un hombre de ciencia, con un conocimiento innato para la construcción. Familiar de Maderno, desde muy joven trabajó en la Basílica de San Pedro, asistiéndole. Comenzó su carrera con la maza y el puntero. Cuando Maderno falleció, Bernini se encargó de las obras, y Borromini trabajó bajo su dirección. Incluso colaboró en algunos detalles del Baldaquino. Su vida, marcada por la angustia desde sus inicios, se refleja en su obra, que transmite una cierta tensión vital.

Primeros Trabajos y Colaboración con Bernini

Uno de sus primeros trabajos importantes fue en el Palazzo Barberini, cuya fachada había sido iniciada por Maderno. Borromini, junto a Bernini, colaboró en las obras. La idea de cuerpos superpuestos, pero no articulados verticalmente (como lo hacía Bernini), es evidente en este proyecto. El último cuerpo del palacio es obra suya, donde introduce una perspectiva forzada. Realiza una galería con pilastras, creando una cierta profundidad.

Una de las escaleras interiores, de forma ovalada e iluminada con luz cenital, también es obra de Borromini. Esta escalera, con columnas de orden toscano dispuestas de dos en dos, se incorpora de manera innovadora al proyecto arquitectónico.

San Carlo alle Quattro Fontane: Un Desafío a las Convenciones

Otra de sus obras destacadas es la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane, una fundación de la orden de los trinitarios descalzos españoles. Se ubica en uno de los cruces diseñados por Domenico Fontana en la sistematización romana, donde hay cuatro fuentes en las esquinas. El proyecto, dedicado a San Carlos Borromeo, se erige en un espacio reducido, donde cada detalle está meticulosamente calculado. El recinto incluye la iglesia, un claustro, un refectorio y un patio. Unas escaleras en la iglesia conducen a otras dependencias. La obra, de gran simplicidad, resuelve con maestría un espacio de carácter especial en dimensiones reducidas.

La iglesia despliega un talento compositivo fuera de lo común, alejado del estilo de Bernini. Los críticos neoclásicos consideraban que Borromini hacía la arquitectura al revés. A Borromini le producía vértigo la línea recta. Su diseño se basa en una suma de elementos contracurvos que establecen una planta compleja, con la elipse como base compositiva. A diferencia de Bernini, Borromini vuelve a la tradición de hacer coincidir el eje mayor con el eje litúrgico.

La fachada, que parece una piel añadida, presenta un movimiento ondulante constante. Tiene dos cuerpos, con alturas que no se corresponden con el interior, enmascarándolo. Cuenta con columnas cilíndricas y un balcón central que sobresale. En los laterales, hay nichos. Los balaustres tienen un perfil novedoso. La fachada esconde y ofrece una imagen totalmente distinta a lo que se desarrolla en el interior. La cúpula, por primera vez, no se aprecia desde el exterior. La linterna, en cambio, tiene más importancia que la propia cúpula, una tendencia que se acentuaría en el siglo XVIII.

La cúpula presenta dibujos geométricos (hexágonos, octógonos) y está abierta en el casquete, sin tambor (cuerpo de luces), por lo que no se ve su geometría. La luz entra por el desarrollo de la cúpula. Hay un cuerpo de transición entre la planta y la cúpula.

Sant'Ivo alla Sapienza: La Culminación de un Estilo

Otra obra maestra es la iglesia de Sant'Ivo alla Sapienza. Presenta un plano cóncavo, que retoma la idea de Giacomo della Porta de un pórtico-galería. A la forma cóncava del exterior corresponde el cuerpo convexo de la iglesia. El tambor no se trasdosa, solo existe en el interior. El capulín (linterna) remata en una espiral. Mantiene el ritmo del pórtico y la galería, pero comienza a diluirse, dando lugar a la fachada cóncava.

En planta, se observa una pastilla, con la fachada a modo de ábside abierto. La planta está compuesta por dos triángulos equiláteros, que forman una planta de tramos rectos y curvos. La cúpula refleja el esquema de la planta, sin un elemento intermedio como en San Carlo alle Quattro Fontane. Se percibe una personalidad particular, angustiosa, propia de Borromini. La cúpula es, a la vez, cúpula y tambor. En la linterna, también se producen movimientos en planta.

En el aspecto constructivo, se puede apreciar un aire gótico, con contrafuertes y pináculos. La base geométrica se aleja del antropocentrismo renacentista. Borromini vuelve a la geometría, que era la base de la arquitectura medieval, buscando en ella los elementos compositivos y alejándose de la proporción humana.

Oratorio de San Felipe Neri: La Música y la Luz

A Borromini también se le encargó el Oratorio de San Felipe Neri. Los oratorianos, una orden surgida a raíz de la Contrarreforma para combatir el protestantismo, daban gran importancia a la música. El oratorio es una capilla con características de salón, destinada a la práctica musical.

Santa Maria in Vallicella (1605), situada al lado del Oratorio, recuerda a la iglesia del Gesú en su fachada. Es una iglesia romana que albergó obras tan importantes como *El entierro de Cristo* de Caravaggio. Borromini modificó parte del proyecto original. En un grabado suyo, la fachada adquiere una forma curva en el paño central, conservando la idea de aletones que acompañan a los cuerpos. El frontón se trata con curvas mixtilíneas (rectas y curvas).

La luz, un elemento ausente en la arquitectura durante mucho tiempo, se convierte en protagonista en la obra de Borromini. Todo lo que hace está en función de la luz. Plantea una fachada con diferentes luces, que a lo largo del día producen muchos cambios, especialmente en los paños curvos. Este dinamismo en la fachada es un efecto buscado.

En la planta, se observa la iglesia en la parte derecha del conjunto, que data del siglo XVI. El eje del oratorio, en la fachada, contaba con un acceso. El oratorio quedaba en la parte inferior derecha, un espacio recogido y pequeño, con una entrada directa para los músicos.

Colegio de Propaganda Fide: Una Ruptura con el Clasicismo

Borromini también realizó el Colegio de Propaganda Fide (1664-67), sede del colegio jesuita del Vaticano y de la Congregación para la Difusión de la Fe (Propaganda Fide), fundada en 1622. La fachada está recorrida por pilastras, con un paño central curvo, al que corresponde la convexidad de un balcón. Estas formas curvas crearían escuela. En la embocadura de la portada, incluye un estípite, un apoyo particular de sección diferente, sin capitel. Se aprecia una clara disgregación del clasicismo.

En el interior, se encuentra la Capilla de los Reyes Magos, con alzados muy curiosos. Por primera vez, las bóvedas se resuelven con arcos fajones cruzados, creando una imagen nueva y extraña en la bóveda. Se observa una clara posición anticlásica.

Santa Inés en Agonía: La Cúpula como Protagonista

La Iglesia de Santa Inés se encuentra en la Plaza Navona (Roma), junto al palacio del Papa Inocencio X, quien apoyaba más a Borromini que a Bernini. Se construyó para la familia del Papa, que residía allí. Borromini se incorporó al proyecto cuando la iglesia ya estaba iniciada. La fachada es obra suya, donde introduce un paño cóncavo en el cuerpo central. Organiza dos torres que acompañan a la cúpula, concebida como un elemento para visualizar con respecto a la fachada.

En el plano de la fachada, donde parece que intervino Borromini, se aprecia un espacio central en el que el eje más largo es el transversal. El eje vertical, el más importante, no se encuentra en la planta, sino en la cúpula. El mundo barroco tendía a crear edificios con planta centralizada y una cúpula como elemento principal.

La cúpula de la iglesia se apoya sobre un tambor, y este sobre otro cuerpo, con el capulín más destacado. La cúpula es obra de Carlo Rainaldi, con ideales del mundo clásico. Tiene pechinas particulares, con apoyos en chaflán.

Vignola y la Sistematización del Clasicismo

Vignola se preocupó de sistematizar lo expuesto por Vitruvio en su obra *Reglas de los cinco órdenes de la arquitectura*, en la que fija un sistema clásico de medidas muy claras para los órdenes, con láminas y dibujos detallados. Trabajó principalmente en Roma.

• Palacio Farnesio en Caprarola, Lacio: Un castillo-palacio situado en una colina, con planta pentagonal y un patio de planta circular. Sangallo comparte el proyecto e influye en la fachada principal. El acceso presenta una escalera muy italiana, similar a la del Belvedere. En el patio, se combina arco y dintel con una balaustrada. Tiene una escalera helicoidal con columnas dispuestas de dos en dos. Las fachadas presentan una gran decoración.
• Iglesia del Gesú en Roma: Su último gran proyecto. La fachada, muy característica y ampliamente imitada, es obra de Giacomo della Porta. La cúpula apenas destaca. La fachada, claramente manierista, presenta dos cuerpos: uno inferior de orden corintio y uno superior rematado por un frontón con aletones en los lados. La composición es anticlásica. La parte inferior, aplastada, con sus pilastras y su frontón, se combina con otra parte con columnas y otro frontón, ahora triangular, creando distintos planos. En la parte superior, aparecen huecos, uno abalconado, para la entrada de luz, similares a los óculos, que rematan en semicírculo. El movimiento del entablamento produce una sombra fuerte, con saltos y ángulos marcados, generando contrastes de luces y sombras. Se aprecia un espíritu libre en la incorporación de elementos: dos cuerpos separados por el entablamento y un frontón doble por encima del entablamento que llega a la altura del zócalo del cuerpo superior. La iglesia tiene tres puertas de entrada y una sola nave, logrando una unificación espacial. La planta es de cruz latina, con capillas entre contrafuertes, similar a la de San Andrés de Mantua, de Alberti. Este modelo se utilizó para las iglesias jesuíticas, reflejando su intención pastoral, guía, institución y meta.