Formas musicales y nacionalismos en la música del siglo XIX

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La sonata

La sonata, forma instrumental surgida en el Barroco, se convertirá durante el clasicismo en el principal modelo de composición, que se aplicará al primer movimiento de todas las formas instrumentales. La forma sonata responde a una estructura tripartita y bitemática que consta de:

  1. Exposición: presentación de dos temas musicales contrastantes y enlazados mediante un pasaje modulante denominado “puente”. El tema A marca la tonalidad principal de la obra y suele tener un carácter enérgico. El tema B se expone generalmente en la dominante y suele tener un carácter más lírico.
  2. Desarrollo: la música se mueve a otras tonalidades desarrollando y combinando el material temático de la exposición.
  3. Reexposición: se vuelve a la exposición, pero con pequeñas modificaciones. Los dos temas se presentan ahora en la tonalidad principal para un mayor carácter conclusivo. Suele terminar con una coda final que cierra el movimiento.


LIED

LIED - Denominación alemana que significa en general “canción”, el lied es una forma breve escrita para voz y piano sobre un texto poético. Son piezas de estilo popular, sencillas y cortas, fáciles de cantar incluso por los no profesionales, en las que la melodía se une al piano para expresar su humor y significado.

Las formas más utilizadas por el lied responden a esquemas muy simples. El más frecuente será el lied estrófico, con la misma música para todas las estrofas del poema. También es común la forma bipartita de dos secciones diferentes que normalmente se repiten. Y la forma tripartita, en la que la tercera sección es la repetición de la primera. Schubert y Schumann.

PIANO

PIANO - Es el instrumento preferido del Romanticismo ya que, por sus características, permite la interpretación y la expresión individual del sentimiento. Además, en esta época, el piano llega a su máxima perfección técnica gracias a los grandes fabricantes (Pleyel, Erard) que han mejorado el sistema de palancas para hacer el teclado más sensible al toque del intérprete y han añadido el pedal de resonancia que permite liberar y mantener el sonido.

Los compositores románticos, aprovechando las capacidades expresivas del piano, crearán “pequeñas piezas de carácter”, compuestas sobre estructuras simples o libres, en las que dan rienda suelta a los sentimientos y la fantasía. Los títulos de estas piezas son muy variados y reflejan sentimientos intimistas (nocturno, balada, preludio), imaginación (rapsodia), o recurren a temas y danzas populares (vals, polonesa, mazurca). Chopin y Liszt

SINFONÍA Y CONCIERTO

SINFONÍA Y CONCIERTO - Durante el Romanticismo continúan cultivándose las formas instrumentales clásicas. Todos los grandes músicos de este periodo componen sinfonías y conciertos, y con frecuencia ejercen de directores o solistas en la interpretación de sus obras. Tanto en las sinfonías como en los conciertos solistas (cuyos protagonistas preferidos serán el piano y el violín), los compositores se van liberando de los esquemas formales clásicos y explotando con gran efectividad la riqueza tímbrica de la orquesta y el virtuosismo de los intérpretes. Entre los compositores más importantes de sinfonías destacan Schubert, Brahms o Mahler. Entre los compositores más destacados de conciertos figuran Schumann, Chopin, Liszt, Tchaikovsky.

MÚSICA PROGRAMÁTICA

MÚSICA PROGRAMÁTICA - La sinfonía programática es una sinfonía que en lugar de basarse en una estructura formal, se desarrolla en torno a la descripción de un programa o argumento, generalmente de carácter literario. El creador de este género es el compositor francés Hector Berlioz (1803-1869) con su obra Sinfonía Fantástica, subtitulada Episodios de la vida de un artista y compuesta en 1830. En esta sinfonía, Berlioz narra su amor no correspondido por la actriz inglesa Harriet Smithson, convirtiendo a su amada en música.

El poema sinfónico es una composición orquestal de un solo movimiento basada en elementos poéticos o descriptivos. El creador de este género es Franz Liszt con su obra Los Preludios (1849), en la que describe estados de ánimo de las Meditaciones poéticas del escritor Alphonse de Lamartine. Este nuevo género de música programática será cultivado con frecuencia por los compositores románticos posteriores y especialmente por los compositores nacionalistas, que utilizarán para sus obras argumentos o imágenes que reflejen las características de sus países. La música programática basa su descripción de ideas musicales con determinados personajes, emociones, acciones u objetos, que permiten así seguir la narración al oyente 

DANZA DE SALÓN

DANZA DE SALÓN 

Con la decadencia del Antiguo Régimen desapareció la danza cortesana y su lugar fue ocupado por las nuevas danzas de salón de la nueva sociedad burguesa. Así, en el siglo XIX surgirán gran número de danzas de carácter marcado y enérgico, que alcanzarán una gran popularidad en los salones de baile de las principales capitales europeas. La danza que gozó de mayor aceptación y popularidad durante toda la época fue el vals, que alcanzó en la ciudad de Viena un particular esplendor con los compositores Johan Strauss (1804-1849) y su hijo, Johan Strauss II (1825-1889), aclamado en sus giras mundiales como “el rey del vals”. El vals es una danza de ritmo ternario y movimiento rápido en la que las parejas bailan estrechamente abrazadas y desplazándose en amplios círculos. El despertar de los nacionalismos a mediados del siglo XIX impulsó la difusión de danzas nacionales, la mayoría de origen popular, como la polca de Checoslovaquia, el bolero y el fandango de España, la mazurca y la polonesa de Polonia o el galop de Alemania. La popularidad de estas danzas de salón hizo que muchos compositores como Chopin, Liszt, Brahms, Rimsky-Korsakov o Tchaikovsky las incluyeran en sus obras, aunque con un carácter más idealizado y menos bailable.

NACIONALISMOS

En los países escandinavos, destaca la obra del noruego Edvar Grieg (1843-1907), con la música incidental de Peer Gynt, y el finlandés Jan Sibelius (1865-1957) con el poema sinfónico Finlandia. En Checoslovaquia, el nacionalismo está representado por Bedrich Smetana (1824-1884) con el ciclo de poemas sinfónicos Mi Patria, y Antonin Dvorak (1841-1904), célebre por su Sinfonía del Nuevo Mundo. En Hungría, los compositores más importantes son Béla Bartok (1881-1941) y Zoltan Kodály (1882-1967) ambos autores de numerosas investigaciones y recopilaciones del folclore húngaro. En Estados Unidos destaca el compositor George Gershwin (1898-1937) con una clara influencia del jazz, como en Rapsodia en blue, Un americano en París y la ópera Porgy and Bess. En Hispanoamérica el compositor más representativo es el brasileño Heitor Villa-Lobos (1887-1959) con sus Chôros para guitarra basados en ritmos y bailes indígenas. 


ITALIA -

En Italia, cuna de la ópera, es donde surgen las principales escuelas que marcarán la evolución del género en el resto de Europa. Rossini es la figura que representa la transición de la ópera clásica a la ópera romántica. Su obra El barbero de Sevilla compuesta en 1816, fue la ópera más representada y aclamada durante todo el siglo XIX. Donizetti con L´elisir de Amore y Bellini (1801-1835) con Norma son los máximos representantes del “bel canto”, estilo vocal tan expresivo como espectacular que tenía como objeto la exhibición del cantante mediante pasajes melódicos de gran exigencia técnica que se desarrollaban en el registro agudo de la voz. Verdi representa la cumbre de la ópera italiana con obras como La Traviata o Aida. No abandona el ideal del bel canto pero construye melodías más sencillas con ritmos claramente marcados y otorga una gran importancia a los coros. A finales del siglo XIX la corriente del realismo literario se traslada a la música creando una nueva tendencia denominada verismo. Los argumentos de las óperas se centrarán en personajes de la vida cotidiana, reflejando sus emociones de forma realista, sin idealizaciones románticas. Los principales representantes del verismo son Mascagni  con Cavalleria rusticana y Puccini con La Boheme, Tosca o Madame Butterfly.

FRANCIA - 

Meyerbeer es creador del género denominado “grand opéra” con obras como Los Hogonotes. Es un tipo de ópera de argumento heroico, con lujosas escenografías que incluyen ballets yenormes orquestas y masas corales. Offenbach es el principal representante de la denominada “opereta”, un tipo de ópera cómica de argumentos humorísticos que incluye pasajes dialogados y danzas de moda. Su obra más célebre es Orfeo en los infiernos. Bizet (1838-1875), cuya ópera Carmen, de carácter realista y ambientada en Sevilla, utiliza danzas y temas populares. 

ALEMANIA

El iniciador de la ópera romántica alemana es Carl Maria von Weber, con obras de argumentos legendarios en los que la naturaleza y lo sobrenatural son protagonistas. Su ópera más conocida es El cazador furtivo. Sin embargo, la gran figura de la ópera alemana es Wagner  que, partiendo de la tradición romántica, iniciará una gran reforma del género de enorme trascendencia en toda música posterior. Wagner concibe la ópera como una “obra de arte total” en la que se aglutinan todos los elementos (poesía, música, escenario, acción) de forma inseparable. Su idea es crear un “drama musical” continuo en el que las escenas se encadenan sin distinción utilizando técnicas como el leitmotiv, la “melodía infinita” sin marcar cadencias claras, un tratamiento protagonista de la orquesta con grandes efectos colorísticos y dinámicos y armonías cromáticas en constante modulación. Los textos de sus óperas, escritos por el propio Wagner, están inspirados en la mitología germánica. Entre sus monumentales obras destacan Tannhäuser, la tetralogía del anillo del Nibelungo (formada por El oro del Rhin, La Walkiria, Sigfrido y el ocaso de los dioses) y Tristán e Isolda.

La música nacionalista se caracteriza por el uso del folclore en dos formas distintas: a) Copiando literalmente las fuentes, por ejemplo, introduciendo una melodía tradicional dentro de una obra. b) Imitando o recreando sus rasgos musicales característicos: escalas y patrones melódicos, ritmos de danzas, técnicas de variación, etc.

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