La Formación de la Polis Griega: Contexto y Significado
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1. La formación de la polis griega
Significado de la palabra polis
Durante la época arcaica (siglos VIII a VI), la Hélade era fundamentalmente un mosaico de pequeñas comunidades políticas aisladas físicamente unas de otras por el mar y las montañas. Estas comunidades políticas eran completamente independientes. Se llamaban poleis (plural de polis). La palabra polis suele traducirse como ciudad. Quizás sería mejor traducirla como comarca o cantón, pues normalmente una polis abarcaba más que una ciudad; incluía una mayor o menor extensión de campos y montes. De hecho, la mayoría de la población de la mayoría de las poleis vivía en el campo y se dedicaba a la agricultura. Durante esta época, la clase dominante en las poleis estaba constituida por los terratenientes hereditarios.
Las causas de la formación de la polis en la época clásica (siglos V a IV)
Entre la mitad del siglo VII y la mitad del VI se vivieron grandes transformaciones. Hacia afuera, los helenos se expandieron, a consecuencia de un gran aumento de la población y también de convulsiones políticas internas, por numerosas colonias fundadas en la costa del mar Negro, Egipto y el norte de África, especialmente Sicilia y el sur de Italia, y hasta la costa meridional de Francia (Marsella) y la del noreste español (Ampurias). En el interior de los pueblos griegos, se produjo, en medio de terribles luchas, la caída de la monarquía y de la aristocracia, proceso que llevó a la formación de la polis en la época clásica. En buena medida, la formación de la polis se debió al acceso de la burguesía al poder, un acceso que se vio impulsado por la progresiva transformación de la economía natural de trueque en economía dineraria, de la propiedad territorial en capital móvil, y por el intenso desarrollo del comercio marítimo con los demás pueblos de las costas mediterráneas. Las poleis eran muy distintas unas de otras, tanto por su extensión como por su población y su estructura política y social.
Una cultura común
A pesar de las diferencias mencionadas entre las numerosas poleis que conformaban la Hélade, todas ellas compartían una misma cultura, hablaban dialectos de una misma lengua, escuchaban con gusto los mismos poemas homéricos y honraban a los mismos dioses olímpicos. Sus principales instituciones comunes eran los Juegos Olímpicos, celebrados cada cuatro años en honor a Zeus y en los que participaban atletas, poetas, charlatanes y curiosos de toda la Hélade, y el oráculo del dios Apolo en Delfos, cuyo consejo era buscado por todos los griegos antes de emprender cualquier empresa importante.
La importancia de la ley en el contexto socio-político de la polis
Como ya se dijo más arriba, durante la época arcaica, la mayoría de las poleis griegas estaban gobernadas por la aristocracia terrateniente. El crecimiento demográfico y el desarrollo del comercio dieron lugar a grandes tensiones y conflictos sociales que eran dirimidos mediante arbitraje por los mismos aristócratas, que con frecuencia emitían sentencias injustas en su propio provecho. En la administración de justicia, los aristócratas pretendían guiarse por las leyes tradicionales de cada polis, que incorporaban los usos de la comunidad y procedían de los mismos dioses. Pero como esas leyes no estaban escritas en ningún lado, su administración e interpretación por los aristócratas (que con frecuencia eran jueces y parte) se prestaba a todo tipo de abusos y arbitrariedades.
Una vez que los griegos aprendieron a escribir y sospechando que los aristócratas manipulaban las tradiciones a su antojo, en todas las poleis griegas se elevó un gran clamor pidiendo que las leyes se escribiesen y fuesen hechas públicas. Contra lo que se protestaba no era contra la dureza de las leyes, sino contra su desconocimiento por el pueblo y su arbitraria interpretación por los oligarcas. A lo largo de los siglos VII y VI fueron surgiendo legisladores que ponían por escrito las leyes de la polis. Estas leyes escritas se grababan en piedra y se exponían en lugares públicos, donde todo el mundo pudiera leerlas, de tal manera que todos supieran a qué atenerse respecto de los derechos y obligaciones. Así, cuando a finales del siglo VII Dracón escribió y promulgó las leyes tradicionales de Atenas, esto fue considerado como un gran progreso por el pueblo, que ya no estaba a merced de las arbitrariedades de los aristócratas, y eso a pesar de la dureza de las leyes mismas, que entre otras cosas consagraban la esclavitud por deudas.
Una vez escritas las leyes, estas podían ser analizadas, criticadas y reformadas. Así, a principios del siglo VI, los atenienses, en vista de que la codificación de las leyes tradicionales por Dracón no logró resolver los conflictos entre clases, encargaron a
Solón, un aristócrata moderado y prestigioso, que redactara una nueva constitución para Atenas. La constitución de Solón representó un gran progreso, pues tuvo en cuenta los intereses de las diferentes clases sociales. Aunque reservó a los aristócratas los cargos de gobierno, suprimió la esclavitud por deudas y dio entrada al pueblo en la asamblea, supremo órgano judicial. El prestigio de Solón entre los atenienses posteriores de todas las tendencias fue enorme. Y lo mismo ocurriría con otros legisladores de las demás poleis.
Los griegos, como puede verse, tenían un inmenso respeto por la ley. Incluso con frecuencia contraponían su propia vida, regulada por las leyes de la ciudad, que estaba por encima de la voluntad individual, a la vida de los bárbaros, sometidos a la voluntad arbitraria de un soberano. Para los griegos, la libertad y seguridad del individuo se basaban en el imperio de la ley, lo cual solo podía tener lugar en el contexto de la polis.
Por obra de los legisladores, la situación social y política de las poleis griegas fue cambiando. En la época clásica, en la mayor parte de las poleis, las diversas clases de ciudadanos participaban más o menos en el gobierno de la ciudad. Los ciudadanos eran los hombres libres nacidos en la polis. Solo ellos tenían algo que decir y las luchas sociales se producían entre las diversas clases. Las mujeres, los extranjeros y los esclavos no contaban absolutamente nada; desde un punto de vista político, era como si no existiesen.
La polis como horizonte filosófico
En cualquier caso, los griegos que contaban (los ciudadanos de cada polis) estaban sometidos al imperio de las mismas leyes, que ellos mismos se dieron. Solo en una polis autónoma y soberana podía el hombre realizarse plenamente. Y en este punto estuvieron de acuerdo todos los helenos, incluidos los grandes filósofos clásicos, Platón y Aristóteles, que en sus reflexiones nunca superaron el horizonte de la polis.