Fomentando la Caridad y la Unidad en las Comunidades Cristianas

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**Demos Frutos de Caridad en Nuestras Comunidades**

Reflexiones Iniciales

  • ¿Qué entiende por comunidad cristiana?
  • ¿Qué admira de su comunidad?
  • ¿Cómo le ayuda su comunidad cristiana a vivir la comunión con Dios y con los hermanos?

El Amor: Fundamento de la Comunidad

La Sagrada Escritura está llena de experiencias de amor: amor entre los seres humanos, amor de los hombres a Dios y amor de Dios a los hombres. El texto sagrado nos lleva poco a poco al culmen, a la máxima expresión del amor con San Juan, quien en sus escritos lo destaca como el elemento central de su enseñanza, y llega a la expresión sencilla: “Dios es amor” (1 Juan 4, 8.16).

A partir de las palabras de la Primera carta de Juan, que nos dice: “Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él” (1 Juan 4, 16), el Papa Benedicto XVI, en su encíclica Deus Caritas Est, profundiza en la comprensión de “Dios es amor”, diciendo que: “Estas palabras expresan con claridad meridiana el corazón de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino.

El mismo Apóstol Pablo insiste en que el amor no es un mero sentimiento, sino que es algo que arraiga a la persona y la compromete hacia el otro, porque el verbo amar en hebreo coincide con hacer el bien.

En la Epístola a los Romanos, en lo que se refiere a la comunidad, leemos: “Así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan todos los miembros la misma función, así también nosotros, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo los unos para los otros, miembros.” (Romanos 12, 4-5).

La Iglesia en la Historia

La Iglesia camina en medio de los pueblos, en la historia de los hombres y de las mujeres, de los padres y las madres, de los hijos y las hijas: esta es la historia que cuenta para el Señor.

Hoy se nos invita a reunirnos de la forma como las primeras comunidades cristianas: “Se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hechos 2, 42).

Esta unión fraterna fue consecuencia de la fe en Cristo Jesús y del deseo de imitarlo, de querer transmitir el mismo amor que los hermanos habían recibido de Él, de ahí que tuvieran: “un solo corazón y una sola alma” (Hechos 4, 32).

Esta comunión fundada en el amor se expresa, en primer lugar y de manera privilegiada, en la Eucaristía, en la cual todos participan del mismo Pan de Vida y del mismo Cáliz de Salvación, y esto hace posible que seamos miembros del mismo Cuerpo.

Unidad en la Evangelización

Por tanto, para alcanzar una mayor eficacia en la evangelización y convertirse en un auténtico testimonio ante el mundo, es perentorio que todos los bautizados vivamos como hermanos, revelando la voluntad del corazón de Cristo: “que todos sean uno”.

Ante la tentación muy presente en la cultura actual de ser cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas espirituales caracterizadas por el individualismo, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial y ella “nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia Católica.

Sembrar Amor en la Comunidad

En definitiva, como lo hemos reflexionado, la Iglesia, como “comunidad de amor”, se hace presente en las familias, en la parroquia, en el lugar de trabajo, en las comunidades del barrio o vereda, en la universidad y en cada uno de los ambientes donde se encuentre un bautizado.

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