Fernando VII: Entre el Absolutismo y el Liberalismo en la España del Siglo XIX
El Reinado de Fernando VII (1814-1833): Absolutismo, Liberalismo y Crisis
Restauración Absolutista (1814-1820)
En 1814, Fernando VII y Napoleón firman el Tratado de Valençay, por el cual Napoleón devolvía al rey español el trono de España y América. Fernando, sin embargo, no estaba dispuesto a integrarse en el sistema político de las Cortes de Cádiz. Un grupo de diputados manifiesta su apoyo al rey mediante el Manifiesto de los Persas, abogando por la vuelta al Antiguo Régimen. Fernando VII contaba con el apoyo de la jerarquía eclesiástica, el ejército y los sectores más conservadores.
Fernando VII restablece el absolutismo con el Decreto de mayo de 1814, dado en Valencia, anulando las leyes de Cádiz y suprimiendo la Constitución de 1812. Estos años se caracterizaron por el inmovilismo y la ineficacia. En el exterior, España se alinea con la Santa Alianza (1816). En el interior, se produce una fuerte represión política contra los liberales, que acaban en la cárcel.
Estos seis años (1814-1820) estuvieron marcados por graves problemas económicos, que provocaron la bancarrota en 1818. El rápido aumento del déficit estatal y la pérdida de las colonias americanas fueron los factores económicos más importantes. Los liberales intentan volver al poder, y desde 1814 se producen una serie de levantamientos armados con el objetivo de arrebatarle el poder absoluto a Fernando. Estas sublevaciones se conocen como pronunciamientos, pero fracasaron (Espoz y Mina, Díaz Porlier, Luis de Lacy, Van Halen).
El Trienio Liberal (1820-1823)
En enero de 1820, Rafael Riego intenta un pronunciamiento. Los hombres que debían salir con destino a América para frenar los procesos de independencia se rebelan. A la rebelión se suman otros militares y el rey es sorprendido por un éxito inesperado de los liberales, que recuperan el poder, dando origen al Trienio Liberal (1820-1823). La primera medida es obligar al rey a restablecer la Constitución de 1812 y convocar elecciones a Cortes.
Durante estos tres años, los liberales impulsan medidas legislativas revolucionarias para desmantelar el Antiguo Régimen: abolición de la Inquisición, reducción del diezmo, disolución de los jesuitas. Todas estas medidas provocan una fuerte tensión entre liberales y Fernando VII, derivando en una mutua desconfianza. El rey intenta bloquear las reformas y mantuvo contactos con la Santa Alianza para solicitar ayuda. Pero no fue suficiente y la situación económica no mejoró.
Los liberales se dividieron en dos grupos: doceañistas (moderados) y exaltados (que buscaban culminar la revolución con grupos sociales más modestos). El nuevo régimen contó con la oposición del clero y los partidarios del absolutismo, que protagonizaron intentos de recuperar el poder: conspiraciones secretas, sublevaciones militares y guerrillas contrarrevolucionarias.
Pero fue una intervención extranjera la que puso fin al Trienio Liberal en 1823. La Santa Alianza manda una expedición a España (los Cien Mil Hijos de San Luis) desde Francia, lo que devolvió el poder absoluto a Fernando VII.
Década Ominosa (1823-1833)
La vuelta de Fernando VII al poder absoluto supuso la destrucción de todo lo hecho por los liberales. Se creó un cuerpo paramilitar para proteger el absolutismo. El rey forma un nuevo gobierno integrado por burócratas experimentados como Cea Bermúdez o López Ballesteros para intentar mejorar la economía. López Ballesteros estuvo al frente de Hacienda hasta 1833. También creó el Tribunal de Cuentas y la Bolsa de Madrid, con un éxito modesto.
Estas reformas molestan a los absolutistas, que presionan al rey para que los cambie. Incluso crean grupos armados en Cataluña en 1828 en torno a Carlos María Isidro. Los liberales intentan volver al poder, pero fracasan en Torrijos en 1831.