Felicidad y Virtud en Aristóteles: Claves para una Vida Plena y una Polis Ideal
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La Búsqueda de la Felicidad y la Mejor Polis en Aristóteles
Aristóteles, en su filosofía ético-política, se propone, por una parte, dilucidar cuál es la mejor forma de gobierno, partiendo de la premisa de que la felicidad individual y la colectiva están intrínsecamente ligadas. Sin embargo, la cuestión principal que se plantea en este fragmento es si el ciudadano debe involucrarse activamente en la vida de la polis para alcanzar la máxima felicidad o si, por el contrario, le basta con la vida contemplativa, propia del filósofo.
Felicidad, Virtud y Vida Contemplativa
Para Aristóteles, la felicidad, o eudaimonía, se alcanza a través de una vida virtuosa, tanto en el ámbito individual como en el colectivo. El mejor régimen político, por ende, debe promover una vida próspera y feliz. No obstante, surge la interrogante de si esta virtud debe orientarse hacia la participación activa en la vida pública, a través de la prudencia, o hacia la vida contemplativa del filósofo, a través de la sabiduría. Aunque Aristóteles no resuelve de manera definitiva esta cuestión, sugiere que ambas virtudes son necesarias para la consecución de la felicidad, y que sin una polis próspera, la vida buena es inalcanzable. La filosofía política, en este sentido, se configura como una ciencia práctica cuyo fin es hacer a los ciudadanos más virtuosos y felices, contribuyendo así a la realización del bien supremo.
Aunque no ofrece una solución definitiva, parece que ambas formas de vida podrían contribuir a la felicidad máxima. La discusión sobre la eudaimonía y, en particular, sobre las distintas formas de vida que permiten alcanzarla, constituye el tema central del pensamiento ético-político de Aristóteles. El filósofo se propone encontrar el fin último del ser humano, la felicidad, equiparando la ética con la política, y exponiendo una serie de virtudes individuales y comunitarias necesarias para tal fin.
La Mejor Ciudad Posible y la Jerarquía de Bienes
Nos encontramos ante la cuestión de cuál es la mejor ciudad posible. A partir de la identificación aristotélica entre el individuo y la polis, se procede a la búsqueda de cuáles son los mejores bienes para su consecución.
Tras la búsqueda de la felicidad como una vida de actividad virtuosa según la razón, Aristóteles afirma que existen bienes vinculados al bienestar exterior y corporal, y otros bienes interiores, relacionados con el bienestar del alma. Aunque reconoce la necesidad de unas condiciones materiales básicas, entiende que aquellos bienes que producen la mayor satisfacción son los bienes del alma. En este sentido, el conocimiento y la puesta en práctica de lo que determina el juicio prudente serían, para Aristóteles, el ejercicio más acorde con la naturaleza humana, lo que implicaría su mayor realización y el logro de su felicidad.
La prudencia sería, para Aristóteles, una virtud no ética, sino intelectual, pero indispensable para el ejercicio de la ética. Esta consiste en el conocimiento práctico, en saber qué debe hacerse en cada circunstancia.
Para Aristóteles, los bienes del alma son los más importantes, pero no por ello hay que subestimar los bienes del cuerpo (salud, belleza) o los exteriores (riqueza, honor), e incluso la buena suerte. Sin embargo, a diferencia de estos bienes, en los del alma no interviene la suerte o el azar, sino que se consiguen mediante el ejercicio de la virtud.
Como consecuencia de esta relación entre bienes internos y externos, resulta que el Estado más perfecto es aquel que es, al mismo tiempo, más dichoso y más próspero. Aristóteles afirma la unidad de las virtudes en el hombre y en la polis, necesarias para alcanzar el mejor Estado posible. Aristóteles nos expone su concepción política como una ciencia práctica, afirmando que es a través del desarrollo de las virtudes como el hombre alcanza la vida buena, tanto a nivel personal como en comunidad.
Ética, Política y la Búsqueda del Estado Ideal
Aristóteles busca la mejor de las polis, y considera que es, en primer lugar, a través de la ética como se puede alcanzar ese estado ideal. La cuestión es cuáles son los bienes más necesarios e importantes para alcanzar ese fin. Ante la variedad de bienes que se nos presentan, Aristóteles plantea cuál de ellos es el más adecuado para alcanzar la felicidad, con la finalidad de alcanzar el mejor régimen posible para la polis.
La cuestión que intenta esclarecer Aristóteles es en qué se tiene que fundamentar el mejor régimen político. Para el Estagirita, la base de cualquier sistema político viene dada por la mejor vida posible. Así, la ciencia que trata de encontrar esa vida buena es la política unida a la ética, entendidas no como ciencias puramente teóricas, sino eminentemente prácticas.
Uniendo política y ética, propone para esa vida preferible una serie de fines propios del hombre. Desde esta perspectiva teleológica, afirma una división de bienes para alcanzar la eudaimonía. Aristóteles estructura los bienes en aquellos más prácticos, apegados a lo mundano, y otros más elevados, propios del alma.
Tipos de Ciencia según Aristóteles
En la búsqueda del fin mejor para el ser humano, el filósofo diferencia varios tipos de ciencia (episteme, en cuanto trata sobre lo que no varía) atendiendo al tipo de fin en cuestión. Así, tipifica las ciencias en:
- Ciencias teoréticas: Forman parte del conocimiento puro, como las matemáticas o la filosofía primera (metafísica).
- Ciencias poiéticas: Forman parte de la producción de un objeto; son todas las artes y técnicas. Es un tipo de actividad que busca un fin externo a la acción.
- Ciencias prácticas: Forman parte de la acción. La política y la ética corresponden a estas ciencias prácticas, en donde el fin perseguido está en la acción misma, haciendo así al hombre mejor o peor.
Conclusión: Virtudes, Felicidad y Vida Buena
Es, en última instancia, a través de las virtudes morales, propias del carácter, y de las virtudes intelectuales, que nos llevan al conocimiento, como el hombre alcanza la auténtica felicidad. Aristóteles es consciente de la necesidad de los bienes materiales y corporales, pero más allá de estos bienes mundanos, necesarios en cuanto prácticos para la vida, es imprescindible para alcanzar la eudaimonía el desarrollo de las virtudes, por las cuales el hombre alcanza este fin último.
La discusión sobre la eudaimonía y, en particular, sobre las distintas formas de vida que permiten alcanzarla, constituye el tema central del pensamiento ético-político de Aristóteles.
Aristóteles nos expone su concepción política como una ciencia práctica, afirmando que es a través del desarrollo de las virtudes como el hombre alcanza la vida buena, tanto a nivel personal como en comunidad.