Federico García Lorca y la Casa de Bernarda Alba: Opresión y Libertad

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Federico García Lorca: Vida y Obra

Federico García Lorca nació en 1898 en Fuente Vaqueros, Granada. Muy sensible a su posición privilegiada, tuvo una visión crítica de la sociedad y reivindicó una mejora de las condiciones de los trabajadores. Comenzó los estudios de Letras y Derecho, aunque solo acabó los segundos, y después ingresó en la Residencia de Estudiantes en Madrid, donde conoció a Dalí, Buñuel y otros artistas. En 1931 se fundó la Barraca, una compañía teatral con la que se intentaron llevar las obras clásicas del teatro español al pueblo. Lorca manifestó públicamente su apoyo al Frente Popular y cuando se produjo la sublevación, que triunfó en Granada, fue detenido y posteriormente fusilado. Entre las obras de Lorca destacan su libro de poesía Poeta en Nueva York y las obras de teatro Yerma y Bodas de sangre.

Temas en la Casa de Bernarda Alba

El tema central de la obra es el enfrentamiento entre una moral autoritaria, rígida y convencional (representada por Bernarda) y el deseo de libertad (encarnado por Adela y María Josefa). Además de este, que puede considerarse el principal, hay otros motivos y temas secundarios.

La Oposición entre la Moral Autoritaria y el Deseo de Libertad

La oposición entre la moral autoritaria y el deseo de libertad es el tema central, que se plantea desde el comienzo de la obra. Bernarda intenta imponer sus normas opresivas, entre ellas el luto de ocho años, basándose en la autoridad que le concede su posición de “cabeza de familia”, en tanto que María Josefa y Adela intentan rebelarse y hacer frente a su dominio. El resto de sus hijas y las criadas la temen y le obedecen. Sin embargo, el deseo de libertad y el impulso amoroso de Adela son más fuertes que su temor a la autoridad materna. Desde el comienzo, Adela muestra su desafío con un abanico de flores rojas y un vestido verde, hasta que al final se produce el enfrentamiento directo con su madre, arrebatándole el bastón y partiéndolo en dos.

El Amor Sensual y la Búsqueda del Amor

El drama de estas mujeres encerradas se concreta en la ausencia de amor en sus vidas y en el temor a permanecer solteras. El dominio tiránico de Bernarda impide cualquier posibilidad de que estas entablen una relación amorosa. La irrupción de Pepe el Romano desencadenará las pasiones de estas mujeres solteras que desean casarse para liberarse de la tiranía de Bernarda. La presencia del hombre y la pasión amorosa se concretan por dos caminos diferentes: por medio de referencias y alusiones a historias amorosas sucedidas fuera de escena, como lo ocurrido a Paca la Roseta, y por medio de vivencias auténticas de los personajes, como los enfrentamientos de Adela y Martirio.

La Hipocresía y el Mundo de las Falsas Apariencias

La preocupación por la opinión ajena, el temor a la murmuración, el deseo de aparentar lo que no se es y la hipocresía que enmascara la realidad constituyen uno de los motivos recurrentes de La casa de Bernarda Alba. La obsesión por la limpieza es símbolo de esa preocupación por las apariencias. El temor a la murmuración es una constante en la vida del pueblo que amarga la vida de las jóvenes y marca la conducta de Bernarda, que oculta a su madre y no deja entrar visitas, ya que no quiere que los demás sepan sus cosas. La hipocresía y la necesidad de aparentar afectan fundamentalmente a Bernarda y a Martirio. Tras el suicidio de Adela, quiere ocultar la realidad y aparentar que nada extraño ha sucedido.

El Odio y la Envidia

La obra está repleta de pasajes en los que se manifiestan el odio y la envidia: en las acotaciones, por medio de insultos, insinuaciones más o menos veladas y expresiones directas. Las mujeres viven encerradas en un medio inhóspito y salvaje. Los deseos de amar, de ser libres y la imposibilidad de alcanzarlos impulsan a las hijas de Bernarda a insultarse y odiarse. También la desigualdad y la injusticia social provocan el odio de las criadas hacia Bernarda, y su rigidez y su orgullo clasista e hipócrita atraen el odio del resto de mujeres del pueblo.

La Injusticia Social

Lorca denuncia la injusticia y las desigualdades sociales. Plantea una jerarquía social bien definida: en el estrato más elevado, Bernarda y su familia; a continuación, Poncia; después, la Criada, y finalmente, la Mendiga. La desigualdad económica afecta incluso a las hijas de Bernarda, lo que provocará el drama, puesto que Pepe elige a Angustias por su fortuna. Esta jerarquía se rige por la crueldad y mezquindad de quien ocupa el estrato inmediatamente superior.

La Marginación de la Mujer

Para denunciar la marginación de la mujer en la sociedad de su tiempo, Lorca enfrenta dos modelos de comportamiento femenino: uno basado en una moral relajada, como Paca la Roseta, que viven en aparente libertad pero condenadas por el pueblo, y otro basado en una determinada concepción de la decencia a la que Bernarda somete a sus hijas. Este comportamiento implica una sumisión a las normas sociales y convencionales, que discriminan a la mujer en beneficio del hombre. Las primeras cuidarán de la casa, mientras los segundos trabajarán en el campo. Además, al hombre le están permitidas las relaciones extramatrimoniales, mientras a la mujer le están vetadas las inclinaciones amorosas.

La Honra

Ligado al tema de las apariencias y vinculado al tema del amor, se desarrolla la problemática de la honra. Bernarda se mueve guiada por unos principios convencionales rígidos que exigen un comportamiento público inmaculado, es decir, una imagen social u honra limpia e intachable, que lleva a Poncia a aconsejar a Adela que deje a Pepe. Este sentido de la honra que guía a Bernarda y a Poncia es el mismo que impera en el pueblo y que posibilita el linchamiento de la Librada.

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