Fábulas de Esopo: Enseñanzas Morales y Reflexiones sobre la Naturaleza Humana
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1. La Vaca, la Cabra, la Oveja y el León
La asociación con el poderoso nunca es fiable: esta fabulilla confirma mi proposición. Una vaca, una cabra y una paciente oveja fueron socios de la injuria con un león en los bosques. Habiendo cogido estos un ciervo de gran cuerpo y realizadas las particiones, el león habló así: "Yo tomo la primera porque me llamo león; la segunda me la daréis a mí, porque soy valiente; luego, la tercera me seguirá porque valgo más; de mala manera terminará si alguien tocara la cuarta". Así, la perversidad sola se llevó la presa entera.
2. La Zorra y la Máscara Trágica
Por casualidad, una zorra había visto una máscara de teatro, a la cual, después que la había volteado de acá para allá una y otra vez, dijo: "¡Oh, cuánta apariencia! ¡No tiene cerebro!". Esto fue dicho para aquellos a quienes la Fortuna dio honor y gloria, pero les quitó el sentido común.
3. El Gorrión y la Liebre
Mostremos en pocos versos que es necedad no mirar por sí y dar consejos a otros. Un gorrión insultaba a una liebre que, sorprendida por un águila, lloraba amargamente. "¿Dónde está", le decía, "aquella tu conocida ligereza? ¿Por qué no corres?". Mientras hablaba así, le coge bien descuidado un gavilán y le mata, por más que chilla en vano. La liebre, moribunda, para su consuelo en su muerte, dijo: "Tú, que poco ha, tan seguro, reías de mis males, mira cuán presto lloras con semejantes lamentos tu desdicha".
4. El Lobo, la Zorra y el Juicio del Simio
Todo el que una vez se dio a conocer por un fraude torpe, aun si dice la verdad, pierde la fe; esto atestigua la breve fábula de Esopo. El lobo acusaba a la zorra de crimen de hurto, y ella negaba estar próxima a la culpa. Entonces, un simio juez se sentó entre ellos. Como uno y otro habían expuesto sus motivos, se dice que el simio dio a conocer su juicio/sentencia: "Tú no pareces haber perdido lo que pides; creo que tú hurtaste lo que hermosamente reclamas".
5. Los Dos Mulos y los Ladrones
Dos mulos iban cargados de fardos; uno llevaba cestas con dinero; el otro, sacos hinchados con mucha cebada. Aquel, como rico por la carga, se alza con su cuello altivo y menea su brillante cencerro con el cuello; el compañero le sigue con pacífico y sosegado paso. De repente, unos ladrones se acercan en emboscada e hieren al rico con la espada, roban las monedas y desprecian la vil cebada. Así pues, despojado, como se quejase a los suyos, "Ciertamente", dijo el otro, "me alegro de que haya sido despreciado; pues nada perdí, ni fui dañado con herida alguna". Con este argumento, la debilidad humana está a salvo, porque las grandes riquezas están sometidas al peligro.
6. Los Árboles y la Protección de los Dioses
En tiempos antiguos, los dioses eligieron árboles que querían que estuviesen bajo su protección. La encina a Júpiter, y el mirto le gustó a Venus, el laurel a Febo, el pino a Cibeles, al altivo chopo a Hércules. Minerva, sorprendida, preguntó por qué escogen árboles sin fruto. Júpiter le dice el motivo: "Para que no parezca que vendemos el honor por su fruto". "Pero, por Hércules, se dirá lo que se quiera, el olivo para nosotros es un fruto provechoso". Entonces, así el padre de los dioses y creador de los hombres dice: "¡Oh, hija, que sabes hablar con más razón que todos! Si no es provechoso lo que hacemos, la fama es inútil". La fábula aconseja no hacer nada que no sea de provecho.
7. El Burro y los Sacerdotes de Cibeles
El que nace desgraciado no solo pasa una vida triste, sino que también después de su muerte es perseguido por la cruel desgracia del destino. Los sacerdotes de Cibeles solían llevar un burro dando vueltas con los fondos de sus cuestiones. Al morir este por el trabajo y los golpes, lo despellejaron y se hicieron unos tambores. Cuando después alguien les preguntó qué habían hecho con su querido animal, aquellos respondieron así: "Creía que después de morir estaría a salvo, he aquí como otros golpes se le acumulan después de muerto".
8. La Zorra y las Uvas
Con hambre acumulada, una zorra en los viñedos altos trata de alcanzar con todas sus fuerzas una uva saliente. Como no pudo tocarla, al irse, dijo: "Todavía no está madura, no quiero tomar una amarga". Quienes con palabras elevan lo que no pueden hacer deberán aplicar este ejemplo para sí mismos.
9. Los Vicios de los Hombres
Júpiter nos impuso dos alforjas: una llena de nuestros vicios nos la puso en la espalda; otra, cargada de los ajenos, nos la colgó en el pecho. Por este motivo, no podemos ver nuestros defectos; pero apenas los otros yerran, los criticamos.
10. Las Riquezas, un Mal
Las riquezas son con razón odiosas para el hombre valeroso, porque un arca rica impide una gloria verdadera. Cuando Hércules, admitido en el cielo por su valor, saludó a los dioses que le felicitaban, al venir Pluto, que es hijo de la Fortuna, apartó los ojos. Su padre le preguntó el motivo. "Le odio", dijo, "porque es amigo de los malos y porque, al mismo tiempo, corrompe todas las cosas con el lucro ofrecido".
11. La Serpiente y la Misericordia Nociva
El que lleva los males de la ayuda, después del tiempo de su locura. Hielo que congela a una serpiente levantada. La bahía de la difusión de uno contra otro: es misericordioso; por recién reparado, la persona puede inmediatamente. Cuando le pregunté por otro motivo de criminalidad, respondió: "No aprenda el beneficio QIS sin escrúpulos".
12. El Monte que Parió un Ratón
Un monte, mientras paría, lanzaba unos enormes gemidos, y en la tierra había una enorme expectación. Pero el monte parió un ratón. Esto ha sido escrito para ti, que, aunque amenazas con grandes males, no haces nada.
13. El Calvo y el Hallazgo del Peine
Encontró un calvo por casualidad un peine en una encrucijada. Se acercó otro hombre igualmente falto de pelo. "¡Ea!", dijo, "tenemos algo de provecho en común". Enseñó él la ganancia y, al mismo tiempo, añadió: "La voluntad de los dioses me fue favorable; pero, por un destino envidioso, hemos encontrado, como dicen, carbón en lugar de un tesoro".
14. El Asno y la Lira
Un asno vio una lira tirada en un prado. Se acercó y con su pezuña tocó repetidamente las cuerdas; estas, tocadas, sonaron. "Bella cosa es; pero, por Hércules, me salió mal", dijo, "porque soy ignorante del arte. Si alguien más hábil la hubiese hallado, hubiera deleitado los oídos con cantos divinos". Así los ingenios se pierden a menudo por la desgracia.
15. El Perro que Llevaba un Trozo de Carne
Pierde con justicia lo suyo quien intenta coger lo ajeno. Un perro, llevando un trozo de carne a través del río, mientras nadaba, vio su imagen en el espejo de las claras aguas y, deseando la otra presa, llevada por otro, quiso arrebatársela. Pero fue engañada su avaricia, y no solo perdió la comida que tenía en la boca, sino que tampoco pudo alcanzar la que quería.
16. El Lobo y el Cordero
Un lobo y un cordero, acosados por la sed, habían venido a un mismo arroyo; el lobo estaba más arriba, y el cordero, mucho más abajo. Entonces, el ladrón, excitado por su perversa voracidad, encontró un pretexto de riña. "¿Por qué", dijo, "me has enturbiado el agua que estoy bebiendo?". A su vez, el cordero, tembloroso, le dijo: "¿Cómo puedo, te pregunto, oh lobo, hacer eso de lo que te quejas? El agua discurre desde ti hasta mis sorbos". Aquel, rechazado por la fuerza de la verdad, dice: "Hace seis meses hablaste mal de mí". El cordero respondió: "Ciertamente, yo no había nacido". "Entonces, por Hércules, tu padre habló mal de mí", dijo. Y así, con una muerte injusta, lo despedaza tras haberlo arrebatado. Esta fábula ha sido escrita a causa de aquellos hombres que oprimen a los inocentes con causas fingidas.