Fábulas clásicas: Enseñanzas morales a través de historias de animales

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La cerda y la perra
Una cerda y una perra discutían sobre la fecundidad y la perra dijo ser la más fecunda de todos los animales que viven en la tierra. La cerda, contestando a esto, dijo: “Pero cuando dices esto, reconoce que también pares tus cachorros ciegos”. La fábula demuestra que las cosas no se juzgan en lo rápido, sino en la percepción.

La perdiz y el cazador
Uno, tras haber cazado una perdiz, quería matarla. Pero ella le rogaba que la dejara y le traería muchas perdices al cazador. Y el cazador dijo: “Por esto precisamente te mataré, porque quieres tender trampas a tus parientes”. La fábula demuestra que los que traicionan a sus amigos, ellos mismos caen en las emboscadas.

El pavo real y el grajo
Queriendo las aves elegir un rey, un pavo real consideraba digno elegirse a sí mismo a causa de su belleza. Y eligiendo todos a este, un grajo, tras tomar la palabra, dijo: “Pero si, reinando tú, un águila intentara atacarnos, ¿cómo nos ayudarás?”. La fábula demuestra que es necesario que los gobernantes sean elegidos no solo por la belleza, sino también por la fuerza y la inteligencia.

La gallina que ponía huevos de oro
Uno tenía una gallina que ponía huevos de oro; y habiendo pensado que dentro de ella había un montón de oro, tras haberla matado, la descubrió igual que el resto de las gallinas. Y él, habiendo esperado encontrar un tesoro reunido, incluso fue privado de aquel poco. La fábula demuestra que es necesario contentarse con las cosas presentes y rechazar el deseo insaciable.

El toro y la cabra
Un toro, perseguido por un león, huyó a una cueva en la que había más cabras montesas. Y, golpeado y corneado por ellas, dijo: “Aguanto, no porque os tenga miedo a vosotras, sino al que está delante de la boca de la cueva”. Así, muchos, por miedo a los más fuertes, soportan incluso los ultrajes de los débiles.

La golondrina y la coneja
Una golondrina y una coneja discutían sobre la belleza. Y la coneja, replicando, dijo a esta: “Pero tu belleza florece en la estación de la primavera, y mi cuerpo resiste también al universo”. La fábula demuestra que la resistencia del cuerpo es mejor que la belleza.

La comadreja y la lima
Una comadreja, que había entrado al taller de un herrero, lamía alrededor una lima que estaba allí. Y sucedió que, siendo arrancada la lengua, caía mucha sangre y ella se alegraba presumiendo que había quitado algo de hierro, hasta que perdió completamente la lengua. La fábula se ha dirigido a los que se dañan a sí mismos en las envidias.

El homicida
Uno que había matado a un hombre era perseguido por los parientes de aquel. Y, habiendo llegado al río Nilo, tras habérsele salido al encuentro un lobo, habiéndose asustado, subió a un árbol situado junto al río y allí se escondía. Pero tras haber visto allí una serpiente que subía hacia él, se lanzaba al río. Y habiéndose refugiado en él, un cocodrilo lo devoró. La fábula demuestra que para los malditos de los hombres, ningún elemento de la tierra ni del aire ni del agua es seguro.

El anciano y la muerte
Una vez un anciano, habiendo cortado leña y llevándola, avanzaba mucho camino. Habiéndose desprendido de la carga, a causa de la fatiga del camino, llamaba a la muerte. Pero, habiendo aparecido la muerte y preguntando por qué causa la llamaba, el anciano dijo: “Para que lleves la carga”. La fábula demuestra que todo hombre ama a la vida, aunque sea demasiado desdichado.

El labrador y sus hijas
Un labrador, a punto de morir, y queriendo que sus hijos fueran conocedores del cultivo de la tierra, tras haberlos vuelto a llamar, les dijo: “Hijitos, en una de mis viñas está guardado un tesoro”. Y ellos, después de su muerte, habiendo cogido arados y azadas, cavaron toda su tierra. Y no encontraron el tesoro, pero la viña les producía una cosecha muchas veces mayor. La fábula demuestra que el fruto del esfuerzo es un tesoro para los hombres.

El abeto y la zarza
Un abeto y una zarza discutían sobre la fuerza. Y habiéndose producido un viento fuerte, la zarza, que era agitada y estaba echada, evitó su descuido por los vientos, pero el abeto, que se había opuesto totalmente, fue arrancado de las raíces. La fábula demuestra que para los mejores no es necesario discutir ni oponerse.

Zeus y la serpiente
Haciendo Zeus sus bodas, todos los animales llevaron regalos, cada uno según su propia capacidad. Y una serpiente, habiendo cogido una rosa en la boca, subió arrastrándose. Y, tras haberla visto, Zeus dijo: “Cojo los regalos de todos los otros, pero de tu boca no los cojo”. La fábula demuestra que los favores de los malvados son terribles y temibles.

El labrador y la serpiente
Un labrador, en la época de invierno, habiéndose encontrado una serpiente helada por el frío, tras haberse compadecido de ella, y habiéndola cogido, la colocó debajo de su pecho. Pero aquella, calentándose, y habiendo recobrado su propia naturaleza, golpeó a su bienhechor y lo mató. Y este, muriéndose, decía: “Sufro lo justo por haberme compadecido del malvado”. La fábula demuestra que los malvados son inmutables, aunque sean tratados con humanidad en gran manera.

El cuervo enfermo
Un cuervo que estaba enfermo le dijo a su madre: “Madre, suplica a la divinidad y no te lamentes”. Y ella, tras tomar la palabra, dijo: “¿Quién de los dioses, oh hijo, se compadecerá de ti? ¿Pues la carne de quién no ha sido robada por ti?”. La fábula demuestra que los que tienen muchos enemigos en la vida no encontrarán ningún amigo en la necesidad.

Las liebres y las zorras
Una vez las liebres, que luchaban con las águilas, llamaban a las zorras para una alianza. Y estas dijeron: “Os habríamos ayudado si no hubiéramos sabido quiénes sois y contra quiénes lucháis”. La fábula muestra que los que luchan con los más fuertes muestran desprecio por su salvación.

El sol y las ranas
Las bodas del sol se hacían en verano; y todos los animales se alegraban por él, e incluso las ranas se regocijaban. Pero una de ellas dijo: “Oh, insensatos, ¿por qué os regocijáis? Pues si el sol, siendo uno, seca todo el pantano, si habiéndose casado naciera un hijo igual a él, ¿qué mal no sufriremos?”. La fábula demuestra que muchos de los que tienen la inteligencia más vacía se alegran por los hechos que no tienen un motivo de alegría.

La leona y la zorra
Una leona que sufría los reproches de una zorra por parir, siempre, uno solo, dijo: “Doy a luz yo solo, pero un león”. La fábula demuestra que lo bueno no está en la cantidad, sino en la virtud.

El lobo y el cabrito
Un cabrito que estaba en una casa, cuando vio a un lobo que pasaba por delante, lo injuriaba y se burlaba de él. Y el lobo le dijo: “No me injurias tú, sino el lugar”. La fábula demuestra que a menudo el lugar y la circunstancia dan valor contra los más fuertes.

La mosca
Una mosca que había caído a una olla de carne, cuando estaba a punto de ahogarse en el caldo, se dijo a sí misma: “Pero yo al menos he comido y he bebido y me he bañado. Aunque muera, nada me preocupa”. La fábula demuestra que los hombres soportan fácilmente la muerte cuando sobreviven sin dolor.

La zorra y la máscara

Una zorra, habiendo entrado a la casa de un citaredo y habiendo buscado cada uno de los utensilios de este, encontró la cabeza de una máscara bellamente arreglada. Y habiéndola cogido con sus propias manos, dijo: “Oh, qué cabeza, pero no tiene cerebro”. La fábula se dirige a los hombres magníficos de cuerpo, pero insensatos.

El oso y la zorra

Un oso se ufanaba mucho en la idea de que era amigo de los hombres, ya que no se come un cuerpo; la zorra le dijo a este: “Ojalá arrastraras a los muertos, pero no a los vivos”. Esta fábula muestra a los arrogantes que pasan la vida en la hipocresía y la ambición.

Los pescadores y el atún

Unos pescadores, tras haber salido a pescar, cuando no cogieron nada después de fatigarse durante mucho tiempo, se desanimaban mucho y se preparaban para regresar. Y al punto un atún, perseguido por los peces más grandes, saltó al barco. Ellos, habiendo capturado a este, regresaron con placer. La fábula muestra que a veces lo que no proporciona la técnica lo ha regalado la suerte.

La rana y la zorra

Estando una vez una rana en un estanque y habiendo gritado a todos los animales: “Yo soy médico y conozco todos los remedios”. La zorra, que lo había oído, dijo: “¿Cómo salvarás a los otros si no te curas a ti misma, que eres coja?”. La fábula demuestra que el que es profano de la educación, ¿cómo será capaz de educar a los demás?

La víbora y la zorra

Una víbora era llevada sobre un manojo de espinas hacia un río y una zorra, habiéndola visto, dijo: “Digno capitán de la nave”. Al hombre malvado lo atacan los hechos miserables.

La zorra y las uvas

Una zorra hambrienta vio unos racimos colgando de una vid trepadora, quiso apoderarse de ellos y no podía. Y alejándose se dijo a sí misma: “Eran verdes”. Así también algunos hombres, no pudiendo conseguir las cosas a causa de su debilidad, le echan la culpa a las circunstancias.

Los bueyes y el eje

Unos bueyes tiraban de un carro y rechinando el eje, tras haberse dado la vuelta, así le decían a este: “Eh, tú, llevando nosotros todo el peso, has gritado tú”. Así también algunos de los hombres, trabajando, fingen cansarse ellos mismos.

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