Fábula, Sátira y Epigrama: Evolución y Características en la Literatura Romana

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Fábula

La fábula designa una narración en la que intervienen animales que se equiparan a los hombres. Tiene raíz popular y parte de la contemplación de un mundo ingenuo con fin moralizante. Estas narraciones eran muy antiguas y anónimas. Nacieron en Oriente y Egipto, y fueron difundidas por comerciantes y esclavos. Esopo fue el primero que les dio forma literaria.

Fedro

Fedro nació en Macedonia en 15 a.C. y murió en la época de Claudio en el 50 d.C. Se conservan 100 fábulas contenidas en 5 libros. Sus personajes son animales que representan las costumbres, las virtudes y los vicios de los hombres. Se acusa al poderoso que abusa del débil, al astuto y al mentiroso, al malvado. Esta crítica le acarreó problemas judiciales porque algunos se vieron reflejados.

Sus narraciones son sencillas, amenas y divertidas, y terminan con una moraleja. Su estilo es sencillo y conciso, al que no le falta colorismo en las imágenes de personajes y situaciones. Se trata de una poesía de raíz popular que refleja un mundo sencillo y natural. El carácter de esta obra despertó el interés de autores como La Fontaine, Iriarte y Samaniego.

Sátira

La sátira es un género literario típicamente romano que trata de corregir conductas burlandose de los defectos de las personas. Hay influjo de los griegos, que improvisaban epigramas, fábulas, parodias de poesía y las llamaban diatribas. Lucilio y Horacio llamaron sermones a las diatribas. Lucilio propugnaba una moral patriótica, orgullosa y optimista. El metro utilizado es el hexámetro dactílico.

Horacio

Horacio llama a sus sátiras sermones. Habla en ellas con humor y fina observación, a los que añade el descontento de los humanos con su suerte, la secuela de normas de conducta, la avaricia de los captadores de herencias. Se puede distinguir: la autobiográfica, la moralizadora y la crítica literaria. Da preferencia al monólogo y satiriza los defectos y debilidades ajenas.

La sátira florece en el siglo I d.C. bajo el estímulo de la proliferación de nuevos ricos y la corrupción de costumbres. Autores destacados son Persio y Juvenal.

Juvenal

El género satírico entra con Juvenal en el más crudo y pintoresco realismo. Escribió 16 sátiras. Denuncia los vicios de los romanos, el envilecimiento de los poderosos, la incomodidad de Roma, la miseria del pueblo bajo y de intelectuales, la locura de los deseos humanos y contrapone la piedad de los antiguos romanos y la probidad de estos. Juvenal es un observador que capta el menudo rasgo inadvertido.

Epigrama

Marcial

Marcial nació en Bilbilis. Después de permanecer 34 años en Roma, regresa a Bilbilis aceptando una finca donde pasó los últimos años de su vida. Transformó el epigrama, convirtiéndolo en un arma de ironía y sarcasmo. No todos los epigramas son poesías satíricas; hay entre ellos libros de dísticos destinados a acompañar los regalos a los amigos (xenia), o a servir de etiqueta divertida para los objetos que se sorteaban (apophoreta).

Es un observador, la realidad existe y toma valor artístico. Esa realidad es la vida romana. Pero en su sátira permanece un fondo espiritual. En el fondo, Marcial es un hombre sensible que llega a confiar en sus versos, sus confidencias. Es un escritor de primera calidad. Su genio se amoldaba perfecto al poema breve y satírico. Su obra es de una sobriedad clásica. Le faltaba esa fuerza moral, mérito que se le debe atribuir a Juvenal.

Influencia en la Literatura

La Edad Media y el Renacimiento prestaron atención a las sátiras. En el Renacimiento tuvo gran tradición. A partir del siglo XX se revalorizó la lírica, dejando las sátiras a un lado. La sátira moderna se escribió en prosa. A Juvenal le llegó tarde el éxito. Fue modelo en Quevedo. Marcial tuvo éxito inmediato. El Renacimiento lo relanzó e influyó en Quevedo, Góngora y Gracián.

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