Explorando el Reino de Dios: Mensaje y Significado

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El Mensaje de Jesús: El Reino de Dios

El tema del Reino de Dios es el centro de la predicación de Jesús. Jesús no vino a hablar de sí mismo, sino a predicar el Reino a través de palabras y de obras. Su forma de actuar, a veces simbólica, repite de otra forma lo mismo que su mensaje. Por ejemplo, sentarse a comer con los pecadores está en la línea del mensaje de que hay más alegría en el cielo por salvar un pecador que se convierte que por 99 justos que no necesitan convertirse.

De este modo hay que entender los milagros, ya que son acciones simbólicas que expresan el compromiso de Dios por liberar al ser humano de todo lo que le atormenta. En el evangelio de San Mateo, se utiliza la expresión Reino de los Cielos porque era costumbre entre los judíos de no pronunciar el nombre de Dios.

La expresión Reino de Dios no aparece en el Antiguo Testamento pero sí la idea de que Dios nos reina. Un reinado que toma forma con una actitud de protección, cuidado, acogida y liberación frente al pueblo. El Reino de Dios no se reduce solo al pueblo de Israel, sino que se hace extensible al resto de naciones. Dios cuida, anima, perdona… a todos los seres humanos.

En la segunda parte del libro de Isaías, se nos habla de cómo va a reinar Dios, lo hará escondido, sin alardes, entre los pobres, dando libertad a los que no la tienen y siendo su Padre que los necesita. Todo este tema se desarrolla muy bien en el evangelio de San Marcos.

En el Nuevo Testamento no hay ninguna definición de Reino de Dios pero a través de las parábolas de Jesús y su actuación permite ir descubriendo elementos claves. El Reino de Dios YA está aquí pero todavía NO. Este binomio del YA-NO, es común dentro de la teología en general. El reino de Dios está dentro de cada uno de nosotros, se manifiesta en el perdón de los pecados. Es un don de Dios. Él ser humano no puede merecerlo pero puede acogerlo. Dios se ofrece al ser humano, se manifiesta como amor y como perdón, que está incondicionalmente al lado del humano. Pedir que venga el Reino de Dios es pedir que venga Dios entre nosotros. El ser humano debe acoger a aquel que quiere entrar en comunicación amorosa con él.

El Reino lleva consigo una nueva forma de comportamiento, lo vemos a través de parábolas como la del hijo pródigo o la de las horas, donde Dios se presenta como Padre. O en otras parábolas como la de los invitados a la boda o el sembrador donde se nos llama a VIVIR LA FILIACIÓN.

Este tema tiene implicaciones políticas. El reino de Dios aunque no sea de este mundo, sí está en este mundo. No se puede comparar con otro reino, Dios no entra en competencia ni se identifica con ningún otro reino.

El carácter político del Reino de Dios queda de manifiesto a través del posicionamiento de Jesús de Nazaret. Nada puede ocupar el lugar de Dios.

Dios está de nuestra parte y es momento de gozo y celebración.

El ser humano puede rechazar a Jesús y con ello se juega su destino pero Dios seguirá mostrándose como un Dios enamorado que se hace encontradizo y que quiere que los hombres se salven.

El proyecto del Reino de Dios se encarnó en Jesús de Nazaret. Él fue ejemplo de una vida cerca de los pobres y los marginados. Su palabra es la de amar a Dios y dejarse amar por Él. Hacer a los demás partícipes de la alegría de la Salvación, dejándonos amar porque en eso consiste el plan de Dios con nosotros.

La Cercanía con Dios y con los Marginados

Jesús no predicó sobre sí mismo, su única preocupación fue la llegada del reino de Dios. Lo único que importa son Dios y los hombres. No quiso nada para sí, pero quiso todo para Dios y los demás.

Jesús actuó falto de planificación y organización y orientado sólo por la voluntad de Dios.

Jesús aparecía como falso profeta que debía ser castigado con la pena de muerte. Jesús mostró cercanía con las clases sociales menos favorecidas. Se juntaba con leprosos, prostitutas, enfermos… Este convivir con pecadores era lo que verificaba su doctrina.

Para Jesús la pobreza y la enfermedad no son castigo de Dios. Dios ama a los pobres y los enfermos y va detrás de los perdidos.

Respecto a los ricos en ninguna parte aparece que les tuviera odio o envidia. Jesús y el amor a Dios es también para ellos.

Su mensaje sobre el amor busca curar heridas y no abrir otras. Siempre siguió el camino de la no violencia y el sí la del servicio a los demás.

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